lunes, 1 de junio de 2009

Saturno II parte


SATURNO SEGUNDA PARTE II por Jaime Chica Londoño
En la vida solo existen dos posibilidades:
  1. Se es amigo de Saturno.
  2. Se es enemigo de Saturno

    En el primer caso uno se involucraría con asuntos que implican deberes y responsabilidades, sacrificio, lucha, paciencia, perseverancia y trabajo. Por muy duras que sean las condiciones, por lo menos Saturno garantiza que podamos sobrevivir. El Esclavo no puede gozar de su libertad, pero tiene su subsistencia asegurada. De acá se deduce que la Libertad es una idea, no un hecho, ya que como hecho es irrealizable.

    La libertad no se puede considerar dentro del mundo externo o de la impermanencia, no es algo que está allá afuera, más bien, es algo muy subjetivo, que está adentro. Llegar a ese estado es cuando el ser humano se libera de su identificación con las cosas externas, de los apegos, de los vicios y pasiones. Es entrar a un estado de dependencia absoluta con la Conciencia Cósmica, pero eso no quiere decir que se acabaron las responsabilidades y que podamos hacer lo que se nos venga en gana, al contrario, cuando se alcanza ese estado se llega a coadministrar, a colaborar concientemente con la causa de todas las causas, pero el estado interior es de gozo y armonía, de realización y libertad.

    Ser enemigo de Saturno es renunciar a todo lo que representa el planeta. Es el pájaro que aunque en su jaula tiene protección contra los depredadores y su sustento, preferiría abandonar su prisión con tal de recuperar su libertad. Pero una vez se alcanza esta supuesta libertad, ¿Qué o a quien le importa, o quien nos garantizará que podamos desenvolvernos en lo económico, lo social, cultural o político?

    ¿Que se gana una persona con ser libre si no tiene un empleo (Saturno) que le permita ganarse la vida honestamente?. ¿Cuantas personas que dicen gozar de su libertad no renunciarían a la misma con tal de conseguir ocuparse en una actividad laboral?

    Cuando una persona, o una nación, o una sociedad caen en la trampa del liberalismo, solo persistirá el caos y la anarquía, ya que los valores, la ética, la disciplina, el civismo, el orden y la ley quedan deslazados y en desuso. (Principios asociados con Saturno) Observe como se desenvuelven los países que han abrazado este sistema de gobierno: prostitución y pornografía, drogas, competitividad que arrasa con todos los pequeños negocios (El pez grande se come al pez más pequeño, como lo descubrió Darwin cuando se refirió a la supervivencia de los más aptos), inseguridad, revolución, terrorismo, monopolios, pobreza y la degradación del ser humano hasta convertirlo en una mercancía, como si fuera algo que se pudiera vender o comprar de acuerdo con las fluctuaciones del Mercado.

    La polaridad del aprendizaje por Thorwald Dethlefsen
    Hace mucho que se plantea la pregunta de hasta qué punto está determinado el destino, respectivamente el cumplimiento de estos deberes, y dónde está la libertad del hombre para cambiar esto en algún respecto. Esta es y será una de las cuestiones más difíciles, pero podemos acercarnos a su eventual solución paso a paso. Respecto al programa de aprendizaje, éste con seguridad está determinado y tiene que ser cumplido. Pero también dentro del determinismo la ley de polaridad sigue totalmente en vigencia. Esta ley nos pone ante la elección de cómo cumplir el programa de aprendizaje, por qué camino queremos realizar nuestros pasos de aprendizaje y cómo queremos resolver los problemas. Por eso es necesario distinguir entre los problemas a resolver, ellos sí totalmente determinados, y el "cómo" de la vía de solución. Para ello la ley de polaridad ofrece dos posibilidades:

    l. Aprender de manera consciente. Esta posibilidad requiere del hombre que esté siempre dispuesto a afrontar las exigencias del destino y a resolver cada problema que se presenta, voluntariamente mediante la actividad.

    2. Aprender de manera inconsciente. Esto se produce automáticamente, cuando el hombre pierde la oportunidad de resolver un problema de manera consciente. La mayoría de los hombres se limitan generalmente a la segunda posibilidad. Pero aprender inconscientemente es siempre aprender mediante el sufrimiento. Mientras el hombre esté dispuesto a cuestionar viejos puntos de vista y fijaciones, a aprender nuevos enfoques, arriesgar nuevas experiencias, a expandir su conciencia de manera de dominar todos los deberes presentados por el destino, no tiene que temer golpes demasiado tremendos del destino, ni enfermedades graves.

    Pero en el momento en que el hombre rechaza los problemas y trata de escaparles o de negarlos (los psicólogos llaman a esto "reprimir"), ahí el destino comienza a obligar al hombre a enfrentar el proceso de aprendizaje no percibido. El hombre se convierte en víctima de una situación en la cual resuelve obligatoriamente, mediante la vivencia propia, por lo menos una parte del problema. El proceso de aprendizaje en estas situaciones forzadas es generalmente incompleto porque la resistencia del que sufre es demasiado grande. Sólo cuando el hombre se ha reconciliado con una situación, puede comprender plenamente su sentido. Así, el resto no resuelto del problema queda como semilla para una nueva enseñanza forzada; veamos un ejemplo:

    Tomamos del horóscopo de una persona una constelación que en el idioma específico se llamaría "Saturno cuadratura Marte". En el sentido puramente técnico esto significa que el planeta Saturno forma un ángulo de 90° con el planeta Marte en el momento de nacer la persona en cuestión. Pero esta constelación Saturno- Marte no es más que un símbolo para un cierto deber a aprender. Ya hemos visto brevemente el principio de Saturno bajo los términos clave: resistencia, estructura, obstáculo; al principio Marte le asignamos los conceptos energía e impulso. Si estos dos principios primordiales entran en un horóscopo en una relación denominada cuadratura, esto significa que en esta persona la energía se acopla con la resistencia y no pueden ser separados. Llamamos brevemente a esta situación "problemática energía-resistencia". Siempre que una persona así quiera usar sus energías, se enfrentará al mismo tiempo con resistencias.

    Un ser en esta situación se quejará muchísimo del mundo exterior y opinará que por pura maldad le están tirando permanentemente palos entre las piernas. Cuanto más proyecta la "culpa" hacia el mundo circundante, tanto menos redimirá su problema. Es cierto que el mundo circundante es el órgano ejecutivo de estas resistencias, pero el problema en sí reside en la persona en cuestión, quien por esta afinidad entra por ley en contacto con un mundo exterior que le corresponde, también se puede decir que se lo busca de manera inconsciente. En realidad esta persona es posible que necesite dichas resistencias porque sin ellas no podría agotar sus energías. Las personas de este tipo crecen con las resistencias, cosa que fácilmente puede llevar a una "escalada de la búsqueda de resistencias".

    La constelación es un deber para el hombre, no es ni buena ni mala, ni positiva ni negativa, sino que sólo quiere ser transformada en realidad por el hombre, porque solamente así puede ser redimida.

    Supongamos además que esta persona reprime en gran medida este problema. Allí donde lo encuentra, lo proyecta sobre el mundo circundante y lo hace responsable del problema, pero él mismo no hace nada para resolverlo. Ni siquiera lo considera "su" problema.

    En astrología hay ciertos procedimientos técnicos que permiten reconocer cuando cierta constelación entra en vigencia especial para una persona la así llamada descarga. La mayoría de los astrólogos tienden a considerar una constelación tal como mala y peligrosa y en caso de que esa persona aceptara consejos, recomendarán especial prudencia para el momento calculado de la descarga. Independientemente de poder seguir tal consejo, totalmente sin sentido, la persona se verá envuelta en el momento calculado en una situación donde conocerá el problema evitado "energía-resistencia" como víctima: Una posibilidad para esto, análoga a los principios primordiales, sería estrellarse con un automóvil a 180 km. por hora contra un árbol. Ahora ha aprendido lo que es energía (180 km. por hora) y resistencia (árbol). Ha conocido estos principios primordiales.

    Siempre se aprende con acontecimientos de este tipo pero no de la manera completa deseada. Un hecho de esta naturaleza parece dar derecho a un astrólogo para hablar de una constelación peligrosa y negativa, pero en realidad, aquí una constelación totalmente neutral se convirtió en peligrosa para una persona en un caso muy definido, porque la misma se resistió a cumplir su deber de manera consciente.

    ¿Cómo sería una solución consciente en este caso? Se debería buscar una actividad u ocupación en la cual fuera posible realizar constantemente los principios descritos (energía-resistencia) en cualquier nivel de la realidad. En nuestro ejemplo se ofrece por ejemplo el deporte kárate. En este deporte se aprende a ejecutar golpes de una intensidad enormemente elevada y a pararlos con exactitud milimétrica antes de que lleguen a su meta, porque si no serían golpes mortales para el compañero de lucha. La potencia increíble de estos golpes de mano y pie se demuestra a menudo partiendo con la mano ladrillos o tablas.

    Las dos propiedades más sobresalientes de este deporte son por lo tanto los golpes de alta energía y la gran exactitud con la que se los controla. Es por esto que el kárate corresponde exactamente a nuestra constelación "Marte-Saturno". La energía en sí no - direccional de Marte encuentra aquí la estructura de Saturno. Si por ejemplo esta persona aprende este deporte, realiza constantemente su constelación, mediante el ejercicio diario. Aprende a conocer cada vez mejor la problemática, por experiencia propia y análisis, con lo cual este conocimiento se transfiere por sí mismo a otros niveles del ser.

    Esta persona no tiene que temer la descarga de la constelación. No necesita estrellarse con su automóvil contra un árbol, por más que circule a 180 km por hora. También para ella se va a mostrar la constelación a su debido tiempo, pero no resultará peligrosa. Así podría ser que esa persona saliera ganadora en ese preciso momento en una competencia de kárate, que recibiera un cinturón ("Dan") nuevo, etc. Este ejemplo debería aclarar hasta dónde está determinado el cumplimiento del deber y cuál es la posibilidad de elección entre el camino consciente y el inconsciente. Lo que le importa al destino es solamente el resultado final, no el camino. Lo importante es llegar a la meta de aprendizaje y no de cuanto sufrimiento se carga el hombre a sí mismo en su camino, por su constante negativa a aprender.

    De paso, este ejemplo, también debería esclarecer la cuestión de la exactitud del pronóstico astrológico. La astrología trabaja con precisión en el nivel de los principios, pero estos principios pueden realizarse en un sin fin de niveles concretos. Es bastante imposible para la astrología definir el nivel de la realización. "Bastante" significa aquí que se pueden reconocer ciertos niveles preponderantes. Eventualmente un desarrollo técnico más avanzado puede mejorar esta posibilidad. Los sistemas astrológicos modernos ya pueden captar en parte el nivel, pero la diferenciación de tales sistemas hace prácticamente imposible su uso para el pronóstico. Deberíamos tener claro que esto no es falta de exactitud, sino la consecuencia del sistema de pensamiento vertical. Como el nivel concreto de realización no tiene importancia para el destino, tampoco es para nosotros de significación fundamental.

    Veremos más adelante que justamente el hecho de poder intercambiar los niveles nos trae valiosas posibilidades de terapia. Puede ser extraño para quien sea ajeno al tema, oír que estrellarse contra un árbol y practicar kárate sean lo "mismo". Por otro lado, esta manera de pensar nos permite descubrir relaciones totalmente nuevas de la realidad.

    Los golpes del destino y la enfermedad son casi siempre sólo el aspecto pasivo de un proceso de aprendizaje no percibido de manera voluntaria. La fórmula abreviada reza: quien no aprende, sufre. El hombre plantea en general exigencias bastante particulares a la vida y a su destino; se comporta como si tuviera derecho a que le vaya bien, a ser rico, sano y feliz. ¡Qué grotesco desconocimiento de la realidad! ¿De dónde deduce el hombre tales pretensiones? El hombre no se encarna en este mundo para gozar el calor del sol holgazaneando, sino para desarrollarse y para servir al mundo según sus capacidades. Quien hace esto de manera consciente, también encontrará la felicidad. Lo dicho, nada tiene que ver con una negación de la vida, sino que sólo quiere desplazar prioridades.

    El hombre está siempre buscando la felicidad. Esto no solamente es su derecho, sino el impulso más profundo de sus actos. Pero los caminos tomados son en gran parte muy inadecuados para asegurar el éxito de tal búsqueda. El hombre busca lo que él llama la felicidad, sin tener una visión precisa de lo que es en realidad esa felicidad. Así se identifica cualquier cosa del mundo exterior con esta sensación deseada de felicidad y se cree que, una vez que se poseen tales cosas, también se será feliz.

    Y así empieza una cacería sin fin y sin sentido. Porque, cada vez que se ha alcanzado al codiciado portador de la felicidad, éste se desenmascara como insuficiente para transmitir la felicidad ansiada. El que tiene hambre, cree que sería el hombre más feliz del mundo si tuviera alimento como para saciarse. Si se le da esa ansiada comida, creerá que alcanzará la perfección de la felicidad cuando tenga una vivienda. Si consigue alojamiento, va a querer una casa propia con jardín. Si la obtiene, todavía le falta la fama y el reconocimiento para ser feliz. Cuando también obtiene esas cosas, lamentablemente una enfermedad crónica le impide gozar su felicidad. Curada la enfermedad, se siente solitario y necesita "sólo" gente para ser "feliz". "Por suerte", la muerte lo salva entonces transitoriamente de esta cacería agotadora en pos de la felicidad.

    El error reside en la opinión de que la felicidad depende de cosas exteriores. Uno se olvida que las cosas exteriores solamente tienen encanto mientras uno no las tiene, que la felicidad no se puede cazar, no se puede poseer. Solamente se puede ser feliz. La felicidad es un estado de la conciencia del alma, razón por la cual se habla de "bienaventuranza" (condición feliz o venturosa del alma). La felicidad es totalmente independiente del mundo exterior; crece allí donde el hombre entra en armonía con el mundo, crece también donde el hombre toma conciencia de su deber y reconoce la gracia de poder servir.

    El sufrimiento es el polo opuesto de la felicidad y por ende finalmente es lo mismo. El sufrimiento se ocupa "para suerte de hombre" que no se pierda para siempre en un laberinto. El sufrimiento se encarga de que el hombre no abandone la búsqueda, hace imposible que se detenga. El sufrimiento es siempre un rodeo, y por lo tanto, aun a pesar de ello, es un camino.

    Veremos lo dicho en un sencillo ejemplo: podemos calcular que, por ejemplo, una persona entra en los próximos meses en una "fase de Saturno", es decir, que se produce una constelación de Saturno. Seguimos utilizando nuevamente el principio de Saturno porque en primer lugar se lo considera especialmente "malo" y por eso es especialmente temido y, en segundo lugar, porque ya sabemos algo de este principio y conocemos las asignaciones por analogía en algunos niveles.

    Algunos astrólogos advertirán a un cliente ante esta constelación, previniéndolo de pérdidas, limitaciones, accidentes, enfermedades, etc. Pero de nada le sirve una prevención de este tipo a nuestro cliente. Lo que pasa es que tiene miedo y se siente víctima de un planeta evidentemente malo. Empero, en realidad la constelación inminente de Saturno sólo significa que ha madurado el tiempo de conocer más de cerca el principio de Saturno, de integrarlo en la vida propia, de incorporarse al "Dios Saturno" para llegar a ser más perfecto.

    Para facilitar este proceso necesario explicaríamos primero el principio para tornar comprensible su justificación como piedra de construcción de la realidad y hacer desaparecer así las resistencias. Como segundo paso le daríamos a nuestro cliente una serie de consejos, de cómo convertir en realidad activamente este principio en su vida. Estos consejos pueden parecer en un principio algo extraño, pero nuestra matriz nos ayuda a comprender velozmente su sentido. Los consejos pueden rezar como sigue:

    En el tiempo inmediato, limite sus ansias de expansión, evite encuentros sociales y fiestas y todo lo que tenga que ver con distracción, diversión y opulencia. Vista dentro de lo posible solamente ropa negra y haga frecuentemente paseos por cementerios. Si le resulta posible, instálese de alguna manera en un cuarto donde pueda retirarse para estar solo. Ese cuarto debería ser austero y limitarse a lo esencial, pintado totalmente en blanco o negro, como único adorno en la pared eventualmente la carta número 13 del Tarot (la muerte). Ponga eventualmente una calavera o un reloj de arena sobre su mesa de trabajo. Lea el Libro Tibetano de los Muertos y ciertos pasajes bíblicos. Evite la comida excesiva, practique la alimentación macrobiótica o, mejor todavía, haga ayuno. Como bebida prefiera el té de equiseto (cola de caballo); como medicamento se puede considerar plomo o cal en forma homeopática en alta potencia en una sola toma. Escuche música clásica, seria. Todo lo que haga durante este tiempo que sea muy ordenadamente, trate de reestructurar en forma nueva muchos ámbitos de su vida, aprenda a conocer y a amar las bendiciones del silencio y la soledad.

    Es fácil ver que todas estas recomendaciones provienen de la cadena vertical de analogías del principio de Saturno: estructura, plomo, equiseto, negro, cementerio, todos los símbolos de la muerte, etc. Esas posibilidades se dejan extender de manera correspondiente a muchos otros niveles, adaptándose también a la persona en cuestión. Si nuestro cliente sigue muchos de estos consejos, tiene que llegar a conocer y a comprender inexorablemente el principio de Saturno, no es posible hacer todas estas cosas sin que al mismo tiempo también ocurra algo dentro de uno mismo.

    Pero como el cliente está haciendo todo esto voluntariamente, no producirá resistencia y de esa manera aprenderá a amar en su significación al principio de la limitación, de la renuncia y de la estructura (reducción a lo necesario). Después de este tiempo constatará que esta confrontación con los problemas de la muerte, la soledad y el silencio, antes cuidadosamente evitados, lo ha hecho madurar y que ha podido conocer nuevas dimensiones de la realidad. Durante este tiempo hizo activamente lo que tenía que hacer: integrar a través del aprendizaje un aspecto de la realidad nuevo para él. Cumplió con su plan de estudios y resolvió el problema.

    Si no sigue estas recomendaciones, porque opina que renuncia, limitaciones y soledad "no son nada para él", que estas cosas no le gustan, y por eso sigue con su estilo de vida habitual, pronto se le transformará esta constelación de Saturno en "malévola" y se cobrará su "sacrificio" por la fuerza.

    Así, por ejemplo, nuestro cliente podrá tener que ir a la fuerza al hospital, debido a un accidente. Aquí sí tiene que renunciar a muchas cosas, fiestas, vida social, comida opípara, todos los placeres, ¡cosa, que nosotros le habíamos aconsejado hacer voluntariamente! Su cuarto de hospital estará reducido a lo más necesario; justamente un cuarto así le habíamos aconsejado. Todos los días ve cómo conducen a los muertos por los pasillos y él mismo se ocupa con la idea de que su accidente lo llevó muy cerca de la muerte; también le habíamos aconsejado que frecuentara la idea de morir y de la muerte. Está mucho tiempo solo y tiene tiempo para pensar.

    Es fácil ver que el efecto es el mismo. Como ya lo hemos dicho, la meta del aprendizaje está determinada. Lo que podemos elegir es solamente "Cómo" queremos aprender, de modo voluntario o forzoso.

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