domingo, 6 de abril de 2014

Astrología Gallica 21,1

A todos nuestros lectores(as) y seguidores(as). Un fraternal y caluroso saludo. Damos inicio al monumental trabajo de Jean Baptiste Morin de Villefranche, Libro 21, traducido al idioma español por la Escuela Internacional de Astrología. Una vez que hayamos terminado con Urano, seguiremos con esta traducción de manera continuada.
 
Este material no es para reproducirlo o fijar en otros blogs o websites, o en documentos PDFS, como ha sucedido con otros artículos nuestros sin autorización previa de parte de La Escuela Internacional de Astrología.

CAPÍTULO I

La determinación formal o esencial del Primum Caelum (1)
 
 

Todos los filósofos admiten que los cuerpos celestes son causas universales y tienen razón para hacerlo, porque junto con los principales agentes inferiores a ellos, las causas universales producen todos los efectos naturales,  de acuerdo con nuestra definición de una causa universal dada anteriormente. De hecho, estos efectos son accidentales a esos cuerpos, ya que es bastante accidental  al Caelum o al Sol que deberían producir un hombre, un caballo, o un árbol, etc., sobre la cual brota el efecto formal de esos órganos. Pero cuando el Sol derrama su influencia específica, esta acción no es accidental al Sol, pero es contenida en su esencia - como el hombre mismo puede observar - y si el Sol se coloca en un espacio imaginario fuera del Caelum seguiría siendo incapaz de no derramar su influencia específica o su calor, aunque éstos no sean recibidos por cualquier objeto. Por lo tanto, el Sol no es una causa universal de ese efecto, sino una causa en particular, ya que sin la cooperación de los agentes inferiores que produce, no obstante, produce ese efecto – ya sea que el calor o la influencia específica sean o no recibidas por cualquier objeto.

Por lo tanto, es claro que cada causa universal es en sí misma indiferente a sus efectos accidentales propios, y es capaz de determinar los efectos, pero no tiene su propio efecto formal, para este último ha sido determinado esencialmente por el Autor de la naturaleza, y la naturaleza es una entidad dotada de un Poder activo. Por lo tanto, vamos a considerar en primer lugar la determinación del Primum Caelum y después los planetas y las estrellas fijas. El Primum Caelum tiene la mayor capacidad de producir cualquier efecto dado en la naturaleza, en cooperación con cualquiera de las otras causas naturales en las diversas regiones del mundo - celeste  etéreo, o  elemental porque comprende claramente todos los demás poderes naturales, al igual que se ha demostrado anteriormente; Por lo tanto, el propio Caelum es una primera causa natural.
 
(1). Primum Caelum - la esfera de las estrellas fijas. El lector está probablemente familiarizado con la idea del universo pre - copernicano según la cual el Primum Caelum de la más distante de aquellas esferas gira alrededor de una Tierra inmóvil. El Primum móvil o la fuerza que causó que el Caelum girara alrededor de la tierra se inventó para explicar la ilusión que ahora sabemos que es causada por la propia rotación de la Tierra.

Se puede objetar que si el Primum Caelum y los otros cuerpos celestes fueron aniquilados excepto el Sol y la Tierra, el Sol todavía  estuviera emitiendo su luz, calor y su influencia específica, e iluminara y  calentara la tierra, todavía tendría una influencia en él mismo, o sobre cualquier animal nacido  en él - independientemente del Primum Caelum. Por lo tanto, el Sol debe  efectuar estas cosas independientemente del Primum Caelum, el Caelum  no podría conferir a través de su presencia o existencia lo que no habría de  ser quitado por su ausencia o aniquilación; Por lo tanto, el Primum  Caelum no es una primera causa natural.

Pero yo respondo que no es menos cierto que, admitiendo tal hipótesis - el Sol todavía emiten estas cualidades mencionadas, porque son formales y activas con el Sol, incluso a una gran distancia, causando la calefacción y la iluminación de la tierra; Sin embargo, estos efectos no son celestiales, pero si elementales, y de conformidad con la naturaleza del fuego. Pero el Sol no tiene una influencia en la tierra, o cualquier animal nacido en ella, sino de manera muy general, pero no específicamente - como en la salud, profesión, etc. - porque no existe tal influencia específica, salvo lo que se lleva acerca por la casa de ubicación en el horóscopo; y la influencia de las estrellas siempre viene a través de estas casas.

Se podría argumentar que las casas principales que condicionan esta influencia son otra cosa que una división de la totalidad del espacio que rodea la tierra, y en la tierra son - o puede ser concebidas como polos, ejes, y el ecuador por lo que ese espacio se divide; y de esta manera ha de ser admitido la influencia del Sol o de un planeta.
 
 
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