martes, 17 de junio de 2014

Urano - El Alquimista de la Era - LXXIX

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Cuando uno hace un acto de buena voluntad con expectativas, hay un gancho para ese acto de buena voluntad. Del mismo modo, hay un gancho a un acto de amabilidad y hay un gancho, y un gancho muy fuerte, en un acto de amor. Todas las virtudes a nivel de la personalidad permiten a personalidades conectar a los demás y así retenerlos. Es un juego sucio de controlar a los demás a través de virtudes tales como el servicio, la buena voluntad, la generosidad y así sucesivamente. Muchos hombres de buena voluntad, inconscientemente se meten en la energía del vampirismo. Los seres alrededor sienten la incomodidad; este es un vampirismo positivo sutil que ejerce un control latente, aunque obviamente no es visto. Consciente o inconscientemente, obvia o sutilmente, incluso los maestros y los gurús, lo hacen a pesar de la sabiduría que poseen. Estos hombres de Dios en esta edad tienen el deber de permitir que las personas se valgan por sí mismas.

Los que se apoyan en ellos, las personas a cargo, tienen que ser entrenadas para valerse por sí mismas y ser independientes e incluso de llegar a ser confiable para los demás. La indispensabilidad  y la dependencia relacionada tendrá que ser eliminados. Esto permitiría al Maestro, así como al enseñado a ser libres. Un verdadero padre no puede dejar que su hijo ya maduro alguna vez se vuelva dependiente de él. A él le gustaría que el niño dependa por sí mismo De ahí la necesidad de dejar que otras personas sean libres.

La amabilidad no es un acto sino parte de la naturaleza esencial de una persona. Cuando la amistad es un acto reduce la amabilidad a la personalidad. Ser amable con algunos es un acto así. La amabilidad como una expresión de la naturaleza es tal que se dirige hacia todo lo que lo rodea, incluidos los animales, las plantas, los elementos, etc Si la naturaleza de uno es amable, la amabilidad fluye hacia el entorno. Quien entra en el aura de un ser siente la amabilidad, ya sea de un animal o de un hombre o de cualquier otro ser. La amabilidad como naturaleza es como el magnetismo. El imán emite esencialmente energías magnéticas. No hay acto de magnetización especialmente hecho. Sucede. No se dirige a un objeto. No necesita ninguna avenida. Las personas necesitan caminos para amar y ser amables. Pero el amor impersonal y la amabilidad es naturalmente eso. Todo el mundo experimenta en torno a dicha persona.

Es por esto que se dice: "No se puede amar. El amor sucede. "La Amabilidad como una cualidad puede ser cultivada, pero la culminación de ese cultivo es la transformación de la propia naturaleza de ser amable. Todas las prácticas de las virtudes son obras; estas obras tienen que llegar hasta dicho estado donde se convierten en la esencia del ser. Hacer esto es gastar energía. Ser no es tal gasto y sin embargo tiene el mismo efecto.

 
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