domingo, 9 de noviembre de 2014

Astrología Gallica 21,54

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CAPÍTULO XVI (ULTIMO)

Los cuerpos celestes como causas en la naturaleza que representa la acción de Dios en el mundo

La acción y el poder del caelum y las estrellas y las cosas maravillosas que se describen en este libro se han demostrado por la experiencia. En este capítulo, como resumen final, vamos a demostrar que no hay causas en la naturaleza que no provengan de acción de Dios en su universo creado tan perfectamente que se manifiestan en los cuerpos celestes a través de su poder e influencia.

Cabe señalar que, además de los cuerpos celestes hay sólo cuatro elementos encontrados en la naturaleza de las cuáles le corresponden las tres principales sustancias química sal, azufre y mercurio, y que  todos los objetos sublunares están compuestos de ellas, ya sean meteoritos, minerales, vegetales o animales. Pero en ninguna de estas sustancias o compuestos se ha encontrado un poder que se pueda comparada con la influencia de los cuerpos celestes. De hecho, el intelecto del hombre queda absorto de la admiración de su poder, especialmente en este siglo cuando se ha vuelto más ampliamente entendido; ya que no nada hay conocido en el mundo sublunar más maravilloso que el poder de su acción. Y así es que el Omnisciente y Omnipotente Dios ha impreso su naturaleza de una manera tan excelente en los cuerpos celestes

Sus representantes en el mundo de la naturaleza, a través de la cual Él gobierna y se instala en el destino de todos los efectos naturales, y permite que podamos entender la manera de su acción.

1.      Como el poder de la acción de Dios es algo muy simple e inefable que llamamos la voluntad de Dios, el poder del  primum  caelum y los planetas es algo muy simple y, por lo menos para nosotros, que es inefable; es conocido por nosotros a partir de su influencia.

2.      Como el poder de la acción de Dios es omnipotente, por lo que también el poder del primum  caelum y de los planetas es omnipotente, y no hay un efecto natural en el que el Caelum primum y los planetas no están de acuerdo.

3.      Como ninguna criatura es capaz de resistir el poder de Dios, no hay nada en el mundo sublunar que tenga el poder para resistir la influencia de los cuerpos celestes; pero la cualidad de la configuración celeste está continuamente impresa en estas cosas sublunares, que siempre están sujetos a ella, ya que este poder penetra a cada parte de la tierra.

4.      Como de Dios, por el mismo acto de su voluntad, efectos de forma instantánea surgen independientemente de las cosas, el poder del primum  caelum y del Sol efectúan instantáneamente lo que sea capaz de efectuar a través de esa influencia o poder. Y lo mismo es cierto para la Luna, Saturno, Júpiter, Marte, etc. Sin embargo, el Sol no afecta a lo que es propio de la Luna o de Saturno porque las naturalezas específicas de los planetas son diferentes, y cada uno actúa de acuerdo a su naturaleza en cada una y todas las cosas sublunares que vienen  a la existencia.

5.      Como Dios hace cualquiera cosa, el primum  caelum, permite que cada cosa  esté de acuerdo con cada una de ellas como primera causa absoluta ya sea el Sol, la Luna, Saturno, Júpiter, etc., Por lo tanto, entre las causas naturales del primum  caelum es que es lo más similar a Dios, como corresponde a una primera causa natural.

6.      El poder de Dios o la voluntad efectúa al mismo tiempo cosas diversas en tipo, clase y número, no sólo en las distintas materias, sino también en el mismo tema, como en el hombre. Por ejemplo, en el hombre la salud, posición, matrimonio, etc., son cuestiones diferentes la  una de la otra a través de la naturaleza de las casas. Pero Dios afecta simultáneamente todas estas cosas, en manera diferente en los hombres, así como en el individuo, es decir,  Él concurre al mismo tiempo tanto con la causa natural como en  sus efectos. Por lo tanto, en diferentes hombres, así como en el individuo, puede ocurrir cosas diferentes en especie y el número y Dios está de acuerdo con las causas secundarias que afectan esas cosas. Y de la misma manera el Sol imita a Dios a través de su ubicación en las diferentes casas para todos los habitantes de la tierra, y por lo tanto, afecta simultáneamente a todas las personas cosas diversas en especie y en número. No sólo lo hace afecta estas cosas por la ubicación, sino también por la regencia y aspectos, y puede efectuar una cosa por ubicación, algo diferente por la regencia, y otra cosa muy diferente a sus aspectos con otros planetas; y la mismo es cierto para la Luna, Saturno, Júpiter, etc. Pero el primum caelum, no se refiere a lo que regenta o aspecta ya que está más allá de estas cosas, afecta en su simplicidad y en la eminencia de todas las cosas, así como a las cosas individuales a través de su presencia universal. Pero para cosas individuales sus efectos son diferentes de acuerdo con sus posiciones variables. Sin embargo, cada efecto separado del caelum en el mismo individuo no procede de todo el caelum, sino a partir de sus diversas partes ocupando las diferentes casas del horóscopo.

7.      A medida que Dios actúa en la naturaleza como una causa universal y, a veces como una causa en particular, esto mismo también hará el Caelum y los planetas. Pero cuando Dios actúa a través de su participación en causas naturales, Él siempre actúa como una causa universal, pero cuando durante el tiempo del faraón Él hizo que el sol no brillara sobre Egipto, pero brillara en la tierra de Goshen, y del fuego que causó el calentamiento de los hebreos en el horno de Babilonia, cuando consumió a todos los demás presentes, Él efectuó esto como un causa particular; por ninguna causa natural a lado de Dios, o subordinada a Él, se pudo encontrar que sería capaz de efectuar eso. Del mismo modo, cuando el hombre nace el Sol es una causa universal del nacimiento; pero un carácter solar producido por ubicación o regencia del Sol en la primera casa es un motivo especial efectuado por el Sol.

8.      Como todo lo que Dios hace está sujeto a su gobierno, sea cual sea lo que hagan el caelum y planetas,  permanece sujeto al control de su influencia, incluyendo la fijación de la hora de los acontecimientos. Y esta armonía entre Dios y los cuerpos celestes es de todas las cosas es lo más maravilloso que hay. Por lo tanto, de todo lo que se ha demostrado en este libro, es evidente que los cuerpos celestes imitan manera de actuar de Dios  en su creación perfecta más de lo que sería capaz cualquier otra causa natural.
 
Morín
ESCUELA DE ASTROLOGÍA WILLIAM LILLY - POWERED BY GOOGLE
 

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