CAPÍTULO XVI (ULTIMO)
Los cuerpos celestes como causas en la naturaleza que representa la
acción de Dios en el mundo
La acción y
el poder del caelum y las estrellas
y las cosas maravillosas que se describen en este libro se han demostrado por
la experiencia. En este capítulo, como resumen final, vamos a demostrar que no
hay causas en la naturaleza que no provengan de acción de Dios en su universo
creado tan perfectamente que se manifiestan en los cuerpos celestes a través de
su poder e influencia.
Cabe
señalar que, además de los cuerpos celestes hay sólo cuatro elementos
encontrados en la naturaleza de las cuáles le corresponden las tres principales
sustancias química sal, azufre y mercurio, y que todos los objetos sublunares están compuestos
de ellas, ya sean meteoritos, minerales, vegetales o animales. Pero en ninguna
de estas sustancias o compuestos se ha encontrado un poder que se pueda
comparada con la influencia de los cuerpos celestes. De hecho, el intelecto del
hombre queda absorto de la admiración de su poder, especialmente en este siglo
cuando se ha vuelto más ampliamente entendido; ya que no nada hay conocido en el
mundo sublunar más maravilloso que el poder de su acción. Y así es que el
Omnisciente y Omnipotente Dios ha impreso su naturaleza de una manera tan excelente
en los cuerpos celestes
Sus representantes
en el mundo de la naturaleza, a través de la cual Él gobierna y se instala en el
destino de todos los efectos naturales, y permite que podamos entender la
manera de su acción.
1.
Como el poder de la acción de Dios es algo muy
simple e inefable que llamamos la voluntad de Dios, el poder del primum caelum y los planetas es algo muy simple
y, por lo menos para nosotros, que es inefable; es conocido por nosotros a
partir de su influencia.
2.
Como el poder de la acción de Dios es
omnipotente, por lo que también el poder del primum caelum y de los
planetas es omnipotente, y no hay un efecto natural en el que el Caelum primum
y los planetas no están de acuerdo.
3.
Como ninguna criatura es capaz de resistir el
poder de Dios, no hay nada en el mundo sublunar que tenga el poder para
resistir la influencia de los cuerpos celestes; pero la cualidad de la
configuración celeste está continuamente impresa en estas cosas sublunares, que
siempre están sujetos a ella, ya que este poder penetra a cada parte de la tierra.
4.
Como de Dios, por el mismo acto de su voluntad,
efectos de forma instantánea surgen independientemente de las cosas, el poder del
primum caelum y del Sol efectúan instantáneamente
lo que sea capaz de efectuar a través de esa influencia o poder. Y lo mismo es
cierto para la Luna, Saturno, Júpiter, Marte, etc. Sin embargo, el Sol no
afecta a lo que es propio de la Luna o de Saturno porque las naturalezas
específicas de los planetas son diferentes, y cada uno actúa de acuerdo a su
naturaleza en cada una y todas las cosas sublunares que vienen a la existencia.
5.
Como Dios hace cualquiera cosa, el primum caelum, permite que cada cosa esté de acuerdo con cada una de ellas como primera
causa absoluta ya sea el Sol, la Luna, Saturno, Júpiter, etc., Por lo tanto,
entre las causas naturales del primum caelum es que es lo más similar a Dios,
como corresponde a una primera causa natural.
6.
El poder de Dios o la voluntad efectúa al mismo
tiempo cosas diversas en tipo, clase y número, no sólo en las distintas
materias, sino también en el mismo tema, como en el hombre. Por ejemplo, en el
hombre la salud, posición, matrimonio, etc., son cuestiones diferentes la una de la otra a través de la naturaleza de las
casas. Pero Dios afecta simultáneamente todas estas cosas, en manera diferente en
los hombres, así como en el individuo, es decir, Él concurre al mismo tiempo tanto con la causa
natural como en sus efectos. Por lo tanto,
en diferentes hombres, así como en el individuo, puede ocurrir cosas diferentes
en especie y el número y Dios está de acuerdo con las causas secundarias que
afectan esas cosas. Y de la misma manera el Sol imita a Dios a través de su
ubicación en las diferentes casas para todos los habitantes de la tierra, y por
lo tanto, afecta simultáneamente a todas las personas cosas diversas en especie
y en número. No sólo lo hace afecta estas cosas por la ubicación, sino también
por la regencia y aspectos, y puede efectuar una cosa por ubicación, algo
diferente por la regencia, y otra cosa muy diferente a sus aspectos con otros
planetas; y la mismo es cierto para la Luna, Saturno, Júpiter, etc. Pero el primum caelum, no se refiere a lo que
regenta o aspecta ya que está más allá de estas cosas, afecta en su simplicidad
y en la eminencia de todas las cosas, así como a las cosas individuales a
través de su presencia universal. Pero para cosas individuales sus efectos son
diferentes de acuerdo con sus posiciones variables. Sin embargo, cada efecto
separado del caelum en el mismo individuo no procede de todo el caelum, sino a
partir de sus diversas partes ocupando las diferentes casas del horóscopo.
7.
A medida que Dios actúa en la naturaleza como
una causa universal y, a veces como una causa en particular, esto mismo también
hará el Caelum y los planetas. Pero cuando Dios actúa a través de su
participación en causas naturales, Él siempre actúa como una causa universal,
pero cuando durante el tiempo del faraón Él hizo que el sol no brillara sobre
Egipto, pero brillara en la tierra de Goshen, y del fuego que causó el calentamiento
de los hebreos en el horno de Babilonia, cuando consumió a todos los demás presentes,
Él efectuó esto como un causa particular; por ninguna causa natural a lado de
Dios, o subordinada a Él, se pudo encontrar que sería capaz de efectuar eso.
Del mismo modo, cuando el hombre nace el Sol es una causa universal del nacimiento;
pero un carácter solar producido por ubicación o regencia del Sol en la primera
casa es un motivo especial efectuado por el Sol.
8.
Como todo lo que Dios hace está sujeto a su
gobierno, sea cual sea lo que hagan el caelum
y planetas, permanece sujeto al control
de su influencia, incluyendo la fijación de la hora de los acontecimientos. Y
esta armonía entre Dios y los cuerpos celestes es de todas las cosas es lo más
maravilloso que hay. Por lo tanto, de todo lo que se ha demostrado en este
libro, es evidente que los cuerpos celestes imitan manera de actuar de Dios en su creación perfecta más de lo que sería
capaz cualquier otra causa natural.
Morín |
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