1. En una revolución, nada debería predecirse - al
menos nada importante - a menos que esté significado por el rádix o por sus
direcciones en el momento de la revolución. Porque si el Sol en la casa 10ª del
radix se dirige a un trígono a Júpiter bien dispuesto (que es una dirección
distinguida y afortunada per se), pero en el transcurso del año indicado por la
dirección, el Sol se encuentra en la 12ª cuadratura Saturno o Marte sin ningún
aspecto afortunado de Júpiter, que también está gravemente afectado, la
dirección no producirá nada, y sólo se producirá intentos ineficaces de honores
junto con impedimentos, y quizás también la desgracia en relación con todos los
honores; y así con el resto. Pero en general, uno debe mirar en cada
revolución, tanto del Sol y la Luna, cómo los planetas que en ese día esténn
relacionados con los lugares de la genitura. Porque, si están favorablemente
relacionados [indican] bien, si están desfavorablemente relacionados, mal qu
afectará como accidente de la vida, la riqueza, honores, etc., después de haber
tenido en cuenta la determinación de los propios planetas, tanto radicales y
por revolución.
2. La similitud de significación de una revolución
con la genitura trae las cosas significadas en el genitura. Pero la disimilitud
suprime o las retrasa, o las cumple de manera mínima o las corrompe. Y por lo
tanto todo lo que se realiza por una revolución sin duda debe pre-significado en
la natividad. Pero todo lo que se pre-significa en el nacimiento de un año
determinado, no se lleva a cabo por la revolución de ese año, a falta de
similitud con lo previsto, que acciona el potencial de la genitura y sus
direcciones en las cosas significadas. Por lo tanto Cardan advierte con razón
de que nada debe pronunciarse sobre las direcciones radicales sin haber
inspeccionado la revolución del año indicado por la dirección - pero en
realidad también el año inmediatamente anterior o posterior; de lo contrario, incluso
el mejor astrólogo será engañado.
3. Cuanto más la figura de la revolución, ya sea
solar o lunar, sea similar a la posición
radical de los signos y los planetas, más eficazmente traerá las
significaciones de la genitura, ya sea buenas o malas, y en especial aquellas
que están significado por una dirección similar. Pero para esa similitud no es
siempre favorable y una promesa de algún gran bien, como Origanus y muchos
otros suponen, sino que sólo significa lo mismo que la figura del genitura, ya
sea bueno o malo. De lo contrario, los planetas no actuarían de acuerdo con sus
determinaciones; y una afluencia maléfica en un nacimiento sería corregida por
un maléfico similar, o sería cambiado por completo, lo cual es incompatible con
la experiencia y la naturaleza. Pero
esta mayor similitud (por lo menos en la posición de los signos) se puede
adquirir o adolece de los nativos a los lugares apropiados de la tierra para la
época de la revolución, y especialmente para la del Sol, como ya se dijo en el
capítulo 4. Y esto es un secreto de la ciencia que de ninguna manera debe ser
despreciado. Y, en particular aquellas revoluciones deben ser observadas en ese
el mismo grado de la eclíptica el que se encuentra en el Ascendente como estaba
en el Ascendente del rádix; porque entonces cada planeta rige las mismas casas
en la revolución, como es regida en el raíz, que no suele suceder sin [producir]
algún efecto notable significado por el nacimiento, ya que la fuerza de la
significación de los signos también se duplica, al menos en el lugar de la
Natividad y sus alrededores.
Morín |
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