LA ASTROLOGIA
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El cumplimiento del destino
La astrología no es un medio para estafar al destino, sino
que debe ayudar a cumplirlo. Aún en tiempos de los griegos y los romanos
volvemos a encontrar nuestros principios planetarios en forma de dioses. Se personificaron
los principios primordiales y se describieron las definiciones de los
principios como propiedades de los dioses. Así el Olimpo antiguo era un sistema
de representación de la realidad parecido al de la astrología. También la
Biblia está construida estrictamente según estos 7 principios planetarios. Sea
mencionado esto aquí de paso y reservado para un estudio especial.
Los griegos conocían
una fórmula sencilla para tratar sin roces con los dioses; mientras se sacrifica a los dioses,
éstos no hacen ningún daño, si no se sacrifica nada, los dioses cobran su
"sacrificio" por la fuerza. Esta fórmula continúa teniendo
vigencia y es la verdadera clave de la astrología. También nos acercamos más a
la realidad si nos imaginamos los principios primordiales como
"dioses" y no como cuerpos celestes muertos.
El concepto "sacrificar" significa hacer lugar
para un principio primordial en la esfera de vida propia, integrarlo en la
conciencia. Los distintos principios exigen al hombre en diversos momentos sus derechos,
lo exhortan a que justamente ahora se ocupe especialmente de ellos. El que
acepta esta convocación y le hace lugar en su vida a esta deidad, para
conocerla, le está sacrificando y ya no tiene nada que temerle. Pero el que al
oír "golpear" a esa deidad a la puerta, la cierra y no la deja
entrar, no la quiere conocer, puede estar seguro que se verá obligado a
presentar la ofrenda antes negada.
El camino de la vida del hombre debe llevarlo a la perfección,
cada paso de aprendizaje, por más mínimo que sea, hace del hombre un ser más
perfecto. Se es cada vez más perfecto agregando lo que aún falta, integrando lo
desconocido. Por eso el hombre es confrontado siempre por una ley del destino
con aquellos principios que todavía no ha realizado, que le son ajenos, que aún
le faltan.
Este es el punto peligroso donde tanta gente comete el error
de cerrarse, de reprimir o presentar resistencia, negándose a ofrecer su
sacrificio necesario. Y ahí empieza la lucha entre el destino y el hombre,
siendo segura de antemano la victoria del destino. Como perdedor, el hombre, se
queja de su destino maligno que lo arruina y pasa por alto el hecho que es él
mismo quien no aceptó la invitación.
Aquí es donde la astrología adquiere su sentido. La consulta
astrológica debería mostrarle a la persona cuál es el plan de estudios que hay
que cumplir durante esta encarnación y hacerle saber los distintos principios
que le toca conocer de cerca. El astrólogo no debe predecir el futuro a quien
le pregunta si no le quiere robar su propio desarrollo. Pero sí le puede
informar en qué momento "golpeará a la puerta y cuál de las
deidades", cómo manejarse más o menos en ese encuentro, cómo llegar a
conocerla y amarla. Es una gran pena que frecuentemente se olvida que todo lo
que se llega a conocer realmente, también se aprende a amarlo automáticamente.
El odio significa siempre el desconocimiento del objeto.
El pensamiento vertical permite al astrólogo mencionar a
quien lo consulte, las posibilidades de realizar en distintos niveles el nuevo
principio y de redimir una constelación. Una auténtica consulta astrológica no
puede contener nunca una prevención contra un principio (constelación) sino
siempre sólo consejos y estímulos para entrar justamente en una confrontación
con él.
Aquí está la posibilidad
de una verdadera "astroterapia". Esta "astroterapia",
tal como la hemos desarrollado y perfeccionado en los últimos años, tiene como
base una "matriz de la realidad" según el modelo esbozado al
principio de este capítulo. De allí resulta una asignación de la mayor cantidad
posible de niveles a los diez principios primordiales y sus distintas
constelaciones. Los problemas y síntomas de enfermedad son siempre la redención
de una constelación en un nivel determinado (por ejemplo, la enfermedad en el
cuerpo o en la psique).
La misión de la enfermedad es hacerle conocer al hombre
un determinado principio, que por lo visto no quiso redimir por propia
voluntad. Con ayuda de una "matriz de la realidad" es posible
hacer que una enfermedad se torne superflua, al indicar la posible realización
del mismo principio en otros niveles intercambiando los niveles en sentido
vertical. Un método así concebido no lucha contra el síntoma, sino que lo hace
superfluo en sí, porque la confrontación con el principio a ser aprendido, ha
cambiado de nivel, un desplazamiento consciente del síntoma en dirección
vertical.
Veremos lo dicho en un sencillo ejemplo: podemos
calcular que, por ejemplo, una persona entra en los próximos meses en una
"fase de Saturno", es decir, que se produce una constelación de
Saturno. Seguimos utilizando nuevamente el principio de Saturno porque en
primer lugar se lo considera especialmente "malo" y por eso es
especialmente temido y, en segundo lugar, porque ya sabemos algo de este principio
y conocemos las asignaciones por analogía en algunos niveles.
Algunos astrólogos advertirán a un cliente ante esta
constelación, previniéndolo de pérdidas, limitaciones, accidentes,
enfermedades, etc. Pero de nada le sirve una prevención de este tipo a nuestro
cliente. Lo que pasa es que tiene miedo y se siente víctima de un planeta
evidentemente malo. Empero, en realidad la constelación inminente de Saturno
sólo significa que ha madurado el tiempo de conocer más de cerca el principio
de Saturno, de integrarlo en la vida propia, de incorporarse al "Dios
Saturno" para llegar a ser más perfecto.
Para facilitar este proceso necesario explicaríamos primero
el principio para tornar comprensible su justificación como piedra de
construcción de la realidad y hacer desaparecer así las resistencias. Como
segundo paso le daríamos a nuestro cliente una serie de consejos, de cómo
convertir en realidad activamente este principio en su vida. Estos consejos
pueden parecer en un principio algo extraño, pero nuestra matriz nos ayuda a
comprender velozmente su sentido. Los consejos pueden rezar como sigue:
En el tiempo inmediato:
- Limite sus ansias de expansión.
- Evite encuentros sociales y fiestas y todo lo que tenga que ver con distracción, diversión y opulencia.
- Vista dentro de lo posible solamente ropa negra y haga frecuentemente paseos por cementerios.
- Si le resulta posible, instálese de alguna manera en un cuarto donde pueda retirarse para estar solo. Ese cuarto debería ser austero y limitarse a lo esencial, pintado totalmente en blanco o negro, como único adorno en la pared eventualmente la carta número 13 del Tarot (la muerte).
- Ponga eventualmente una calavera o un reloj de arena sobre su mesa de trabajo. Lea el Libro Tibetano de los Muertos y ciertos pasajes bíblicos.
- Evite la comida excesiva, practique la alimentación macrobiótica o, mejor todavía, haga ayuno. Como bebida prefiera el té de equiseto (cola de caballo).
- Como medicamento se puede considerar plomo o cal en forma homeopática en alta potencia en una sola toma.
- Escuche música clásica, seria.
- Todo lo que haga durante este tiempo que sea muy ordenadamente, trate de reestructurar en forma nueva muchos ámbitos de su vida, aprenda a conocer y a amar las bendiciones del silencio y la soledad.
Es fácil ver que todas estas recomendaciones provienen de la
cadena vertical de analogías del principio de Saturno: estructura, plomo,
equiseto, negro, cementerio, todos los símbolos de la muerte, etc. Esas
posibilidades se dejan extender de manera correspondiente a muchos otros
niveles, adaptándose también a la persona en cuestión. Si nuestro cliente sigue
muchos de estos consejos, tiene que llegar a conocer y a comprender
inexorablemente el principio de Saturno, no es posible hacer todas estas
cosas sin que al mismo tiempo también ocurra algo dentro de uno mismo.
Pero como el cliente está haciendo todo esto
voluntariamente, no producirá resistencia y de esa manera aprenderá a amar en
su significación al principio de la limitación, de la renuncia y de la
estructura (reducción a lo necesario). Después de este tiempo constatará que
esta confrontación con los problemas de la muerte, la soledad y el silencio,
antes cuidadosamente evitados, lo ha hecho madurar y que ha podido conocer
nuevas dimensiones de la realidad. Durante este tiempo hizo activamente lo que
tenía que hacer: integrar a través del aprendizaje un aspecto de la realidad
nuevo para él. Cumplió con su plan de estudios y resolvió el problema.
Si no sigue estas recomendaciones, porque opina que renuncia,
limitaciones y soledad "no son nada para él", que estas cosas no le
gustan, y por eso sigue con su estilo de vida habitual, pronto se le
transformará esta constelación de Saturno en "malévola" y se cobrará
su "sacrificio" por la fuerza.
Así, por ejemplo, nuestro cliente podrá tener que ir a la
fuerza al hospital, debido a un accidente. Aquí sí tiene que renunciar a muchas
cosás, fiestas, vida social, comida opípara, todos los placeres, ¡cosa, que
nosotros le habíamos aconsejado hacer voluntariamente! Su cuarto de hospital
estará reducido a lo más necesario; justamente un cuarto así le habíamos
aconsejado. Todos los días ve cómo conducen a los muertos por los pasillos y él
mismo se ocupa con la idea de que su accidente lo llevó muy cerca de la muerte;
también le habíamos aconsejado que frecuentara la idea de morir y de la muerte.
Está mucho tiempo solo y tiene tiempo para pensar.
Es fácil ver que el efecto es el mismo. Como ya lo hemos
dicho, la meta del aprendizaje está determinada. Lo que podemos elegir es
solamente "Cómo" queremos aprender, de modo voluntario o forzoso.
William Lilly, Master Astrologer
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