jueves, 13 de septiembre de 2018

La Miseria Humana

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Respetados Lectores(as) y o Seguidores(as), si Ud. está pasando por un tránsito de Saturno o un retorno (28 años, 56 años), ríndale culto a Saturno para que no  se sienta tan afectado, vaya a un cementerio, vestido de negro, lea y medite lo que a continuación viene.
Poesía Latinoamericana (https://poesialatinoamericana.wordpress.com/2012/03/23/breve-resena-sobre-gabriel-escorcia-gravini/


LA MISERIA HUMANA

 
Gabriel Escorcia Gravini nació en Soledad, Atlántico, Colombia, el 14 de marzo de 1892. Desde la  aurora de su existencia fue atacado por el mal de Hansen. Por tal razón lo aislaron en su  propia casa y las autoridades de aquella época lo persiguieron con la intención de  confinarlo en las afueras de la ciudad. Es una acción aterradora, que recuerda las leyes  de policía sobre el discernimiento de la lepra en los remotos siglos, cuando el leproso  era declarado inmundo por el sacerdote, y obligado a vivir solo, fuera del poblado, según el relato contenido en el capítulo 13 del Levítico, uno de los Libros de Moisés.
Gabriel Escorcia Gravini sufrió el dolor físico y el tormento psíquico. Y a los 28 años murió (Retorno de Saturno). Nuestro joven aeda apareció como un meteorito en el cielo de la poesía colombiana. Su pasó por este mundo fue fugaz. Llegó, pulsó la lira y se fue. Pero dejó una estela luminosa. Hombre de una curiosidad enigmática. Sus visitas nocturnas al cementerio de su pueblo natal, se traducen pronto en un bello poema titulado: La Gran Miseria Humana.

ES DE ANOTAR QUE EL TEMA DE LA GRAN MISERIA HUMANA ES EL AMOR. Y a través del Amor, el poeta aborda el asunto de la muerte, para llegar a conclusiones axiológicas. Es una obra de gran belleza, cargada de imágenes y metáforas. De principio a fin campea un fino trabajo de filigrana poética, y la evocación de un mundo mágico y misterioso, poblado de fantasmas que rodean al hombre de un modo inexorable.

Allí, en La Gran Miseria Humana, el poeta expone consideraciones generales sobre el amor y la mujer, sus atractivos y sus delicias, para llegar a reflexiones generales sobre la vanidad y sus engaños. La Gran Miseria Humana no es el poema de un hombre sin esperanzas. Es el tema de un predicador de verdades. En el fondo, La Gran Miseria Humana es un poema al servicio de la ética, con un ideal moral impresionante.

Aunque no conocemos la hora exacta de su nacimiento, creemos que la carta que aparece arriba es la más diciente con relación a este gran Poeta. Observe la importancia de la oposición Júpiter / Saturno. De acuerdo con Liz Greene:

 Este es un contacto entre el desenfreno de Júpiter y la maldad de Saturno. Simboliza una elección entre la fe, el fruto de in conocimiento intuitivo (Júpiter en Piscis) del propósito de la vida y el miedo que surge de la identificación y el consiguiente control de las fuerzas que surgen del medio ambiente. Este contacto está relacionado con un temperamento de vaivén que oscila entre la esperanza y la desesperación, después de los contactos Venus /Saturno estos dos son los aspectos más frecuentes en los suicidios.

 
 Una noche de misterio
 estando el mundo dormido
 buscando un amor perdido
 pasé por el cementerio....
 Desde el azul hemisferio
 la luna su luz ponía
 sobre la muralla fría
 de la necrópolis santa,
 en donde a los muertos canta
 el búho su triste elegía.


 La luna sus limpideces
 a las tumbas ofrecía.
 y pulsaba el aura umbría
 el arpa de los cipreses,
 y en aquellas lobregueces,
 de mi corazón hermanas
 me inspiraron y con ganas
 de interrogar a la Parca
 entré a la glacial comarca
 de las miserias humanas.


 Acompañado del cierzo
 Los difuntos visité,
 y en cada tumba dejé
 una lágrima y un verso...
 ¿Estaba allí de perverso
 entre seres no ofensivos;
 fui a perturbar los cautivos
 en sus sepulcros desiertos?


 Me fui a buscar a los muertos
 por tener miedo a los vivos.
 La noche estaba muy bella
 y el aire muy sonoro,
 e igual que dalia de oro
 semejaba cada estrella;
 y a la brisa si querella
 por ser voluble y ser vana
 en esa mansión arcana,
 corría llena de embelesos
 poniendo sus frescos besos
 en la gran miseria humana.

 
 La luna seguía brillando
 y las nubes con sus velos
 en el azul de los cielos
 si miedo la iban tapando
 y, en procesiones pasando
 por la inmensidad secreta
 iban...y la brisa inquieta
 retozaba en el saúz
 que empapaba con su luz
 Diana, la novia del poeta.

La luna que Diana es,
 en aquella hermosa noche
 se abrió como aéreo broche
 de una flor de esplendidez.
 Sentí vacilar mis pies
 tan lúgubre mansión
 con la lira en una mano
 y lleno de emoción
 como un revuelto océano
 temblaba mi corazón.

 Bajo un ciprés sombrío
 y verde cual la esperanza
 con su fúnebre asechanza
 estaba un cráneo vacío...
 y sentí pavor y frío
 al mirar la calavera
 pareciéndome en sus esfera
 que se reía de mi;
 y yo de ella me reía
 viéndola tan calva y fiera.

 
 Dime humana calavera:
 ¿Qué se hizo la carne aquella
 que te dio hermosura bella
 qué se hizo tu cabellera
 cual lirio de primavera?
 tan frágil y tan liviana
 dorada cual la mañana
 de la aurora al nacimiento?
 ¿Qué se hizo tu pensamiento?
 Responde, miseria humana.


 Calavera sin pasiones,
 di: ¿qué se hicieron tus ojos
 con que mataste de hinojos
 idílicos corazones,
 que repletos de ilusiones
 te amaron con soberana
 pasión que no era villana
 y en esas horas tranquilas
 qué se hicieron tus pupilas?
 Contesta, miseria humana.

 
 Aquí donde no hay tropel
 calavera sin resabios;
 di: ¿ qué se hicieron tus labios
 tan rojos como el clavel,
 y dulces como la miel
 de la campiña romana
 esos tus labios de grana
 llenos de pasión mentida,
 qué se hicieron en la vida?
 responde, miseria humana.


 Calavera a quien feliz
 besa la luna de plata,
 di: ¿por qué te encuentras tan chata
 si era larga tu nariz?
 Dónde está la masa gris
 de tu cerebro pensante
 donde tu bello semblante;
 y tus mejillas rosadas,
 que a besos en noches heladas
 quiso comerse un amante?

 Aquí donde todo es calma,
 contesta cráneo vacío
 ¡qué se hizo tu poderío
 qué de la áurea palma
 qué placer de tu vida
 que te dió el amor un día
 tu altivez , tu bizarría,
 tus sonrisas que mintieron
 díme, díme, ¿qué se hicieron,
 oh calavera sombría?
 
 A mis interrogantes
 el cráneo blanco callaba
 la luna alumbraba
 sarcófagos y panteones...
 y dije si aflicciones:
 Chispaisas
 si eres el cráneo de aquella
 que en la vida sin querella
 me despreció con desdén,
 despréciame ahora también!
 Eclipsa otra vez mi estrella.
 Estamos en la mansión
 de la austera realidad.

 ¡Qué se hizo la liviandad
 que tenía tu corazón?
 No respondes, mudos son
 Tus labios que pronunciaron
 Cosas que ya se tornaron
 En pálidas flores muertas
 Cosas que no fueron ciertas
 Y mi pobre alma mataron!
 Aquí en esta soledad
 que solo cruza el cocuyo,
 dime: ¡qué se hizo tu orgullo,
 tu amor y tu vanidad?

 
 ¿Qué se hizo tu potestad
 de persona soberana
 y mentirosa y galana
 que ostentó tanta belleza?
 Dime: qué se hizo tu grandeza?
 Responde: oh miseria humana!
 Vanidad de vanidades,
 solamente con tus galas
 oh, mariposas sin alas,
 llorando tus liviandades:
 las áticas realidades
 te circundan con profundo
 marasmo que bien culmina...


 Es el amor que ilumina
 aquí es donde terminan
 las vanidades del mundo
 Aquí en este camposanto
 se terminan los amores,
 las alegrías, los dolores,
 el poderío y el encanto,
 cesa en los ojos el llanto
 y el mundo vivo suspira;
 aquí no llega la lira
 de la muchedumbre inquieta
 aquí termina el poeta
 y se enmudece la lira.

 
 En este mundo idealista,
 de egoísmo y de censura,
 tan sólo la sepultura
 es la que no es egoísta.
 Ella recibe humanista
 el santo y al condenado,
 al pobre y al acusado,
 al perverso, al bueno, al caco,
 al honrado, al gordo, al flaco,
 al bruto y al ilustrado.

 Al rodar el ataúd
 en la hueca sepultura
 se igualan en línea oscura
 el criminal y la virtud,
 y en eterna laxitud
 que todo movimiento:
 lanza gemidos el viento
 y la soledad se aterra
 y ruedan sobre la tierra
 los cráneos sin pensamiento.

 
 Aquí en este camposanto
 donde sucumbir es ley,
 el esqueleto de un rey
 al de un esclavo es igual;
 aquí el toque funeral
 de la sonora campana
 es a la cabeza cana
 como a la de negro pelo
 y ñata dando recelo
 es la calavera humana.

 
 Aquí en este entristecido
 y lúgubre camposanto
 termina del vate el canto,
 músico el sonido,
 del pintor el colorido
 y de su cerebro el foco,
 se consume con sofoco
 y solo queda el recuerdo,
 aquí tanto vale un cuerdo,
 como lo que vale un loco.
 Todo corazón se aterra
 al llegar a esta mansión
 viendo clavar el cajón
 que se comería la tierra.

 
 Cuando una tumba se cierra
 el alma gime asustada
 y esa humana bandada
 que otro hoy viene a sepultar,
 mañana en este lugar
 será polvo... será nada...
 En esta mansión glacial
 donde lo fatuo refleja,
 se pudre la carne vieja
 como la carne jovial;
 aquí el necio se hace igual
 todo se convierte en nada.
 sociedad civilizada...
 aquí la diosa riqueza
 es igual a la pobreza
 todo aquí es polvo y es nada.

Y dijo la calavera;
 Aquí en este camposanto,
 se perdió todo mi encanto
 con que vanidosa era;
 y mi mejilla rosada
 como gasa de arrebol,
 mis ojos que envidió el sol,
 aquí se volvieron nada!

 
 Tan sólo el dolor es fuerte
 la vida es vano capullo,
 yo vi acabarse mi orgullo.
 Ya todo es materia inerte
 Bajo el peso de la muerte...
 En este triste lugar
 se tiene que terminar
 el genio que esplendor tiene
 y melancólico viene
 las tumbas a visitar.


 Llorar en estos desiertos
 es una cosa muy vaga
 porque el llanto nada paga,
 ni resucita a los muertos
 y aquí en un tétrico día
 cae el que peca, el que no peca
 así, haciendo horrible mueca,
 la calavera decía:


 Aquí está la realidad,
 que sobre el orgullo pesa;
 aquí la gentil belleza
 es igual a la fealdad;
 aquí acaba la maldad
 y la bondad apreciada,
 aquí la mujer casada
 es igual a la soltera
 me decía la calavera
 con su voz apagada.


 Yo soy el cráneo de aquella
 a quien le cantaste un día
 poemas que no merecía
 porque no era así tan bella
 como la primera estrella
 del oriente, el tulipán
 a quien las auras le dan
 aquí el que de mi se ríe
 de él mañana se reirán.

 
 Yo escuchaba aquella cosa
 y lleno de horrible espanto,
 salí de aquel camposanto
 como veloz mariposa...
 la luna pura y radiosa
 vertió su lumbre fugaz
 y la calavera audaz
 dijo al mirarme correr
 nada tienes que temer,
 tú, calavera serás.

 
 Yo, ante razón tan sencilla,
 Sentí por el cuerpo mío
 un extraño escalofrío
 casi perdiendo la vida,
 con el alma entristecida
 llegué a mi celda cristiana
 meditando que mañana
 por firme ley de la parca
 debo habitar la comarca
 de las miserias humanas.

 Por....Gregorio Escorcia Gravini 


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