Día del Padre - SATURNO X

DIA DEL PADRE AÑO 2020: 13 ENERO 2020: 10:15 am (EST = -5)

INVITAMOS A TODOS NUESTROS LECTORES(AS) Y SEGUIDORES(AS) A ESTAR MUY ATENTOS PARA QUE PODAMOS RENDIRLE CULTO A NUESTRO PADRE CELESTIAL SATURNO EN SU DÍA 13 DE ENERO DE 2020. HAY DOS CAZIMIS PARA ESTE DÍA: SOL/PLUTÓN 08:20 AM /EST (-5) y SOL SATURNO 10:15 AM/EST (-5). ESTAREMOS COMPARTIENDO CON UDS. UN MATERIAL DE ESTUDIO Y QUÉ HACER PARA ESTE DÍA. RECUERDE: ESTE CAZIMI NO SE VOLVERÁ A DAR HASTA DENTRO DE 28 AÑOS APROXIMADAMENTE.

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LECCIONES DE SATURNO - LA ALQUIMIA DEL ALMA

POR GURU RATTANA, PH.D. - NÚMERO 29, 21 DE DICIEMBRE DE 2000

Satisfacción profunda.

Podemos lograr un sentido muy profundo de satisfacción y felicidad cuando nos abrimos al proceso y las lecciones de Saturno. Descubrí que experimento una profunda satisfacción emocional al aprender mis lecciones de Saturno. El impacto en la psique por la sensación de logro es casi abrumador. También hay una satisfacción acogedora en el logro paso a paso, construyendo una base sólida interna y externa, y haciendo metódicamente lo que se debe hacer para alcanzar nuestros objetivos.

Una de las claves para experimentar esta satisfacción es mantenerse emocionalmente equilibrado y estar en el cuerpo en lugar de la cabeza, sentir la energía de la Tierra de Saturno y nuestra propia presencia física. Porque la satisfacción no está solo en el pensamiento, sino también en las sensaciones que produce la integración físico-química. Por lo general, no nos profundizamos o presentamos lo suficiente en nuestros propios cuerpos para sentirnos a este nivel. Tenemos que reducir la velocidad para penetrar en este nivel de existencia. No podemos estar corriendo en la línea rápida de ideas y pensamientos. A medida que desarrollamos nuestro yo instintivo, podemos sintonizarnos mejor y disfrutar de un nivel más complejo y completo de paz y satisfacción en el cuerpo humano.

Una noche, cuando me iba a dormir, experimenté la terquedad e implacabilidad de Saturno como un apoyo indiscutible. Me sentí sólido y presente en una base profunda que nunca me fallaría. Sabía que había una parte de mí en la que siempre podía confiar para estar allí para las otras partes de mí. Esta experiencia no es lo que normalmente pensamos que es feliz, pero la paz que logré a través de esa experiencia me hizo sentir acogedor y cálido. Es en el hogar de la propia chimenea interior donde nos hacemos amigos de esas partes de nosotros mismos que pensamos que eran nuestros enemigos. En el proceso, encendemos la llama de nuestra Alma. Esta es la verdadera felicidad.

La alquimia de Saturno.

Saturno es nuestro enemigo solo cuando no sabemos cómo hacer amistad con él o relacionarnos con Dios como nuestro Padre. Saturno no se enfrenta a nosotros. Nos enfrentamos a nosotros mismos. Saturno no quiere atraparnos. Tenemos que dejar de luchar contra nosotros mismos. Saturno no nos declara la guerra. Fabricamos nuestras propias guerras en nuestras propias mentes, con nuestro propio dolor y emociones no amadas. ES NUESTRA IGNORANCIA LO QUE NOS IMPIDE ABRIR LAS PUERTAS A LOS REGALOS DE SATURNO. Las llaves de la puerta nunca nos son entregadas en bandeja de plata. Se entregan en el humilde plato de nuestros esfuerzos honestos y sinceros.

Saturno es la sustancia de la cual tiene lugar la alquimia del alma. "En muchos sentidos, el antiguo arte de la alquimia se dedicó" a hacerse amigo de Saturno. "Para el material base de la alquimia, en el que se encontraba la posibilidad del oro, se llamaba Saturno, y este material base, además de tener una existencia concreta, también se consideraba el alquimista mismo". Como sea que llamemos el principio y la energía de Saturno, en la vida humana representa el proceso alquímico por el cual obtenemos la iluminación.

Como todos los procesos alquímicos, hacer amigos con Saturno no es rápido ni fácil. Las pociones mágicas son disciplina, perseverancia y determinación, ya que son las herramientas que hacen que el carbón se convierta en el diamante. Nunca tendríamos la oportunidad de pulir nuestro diamante, o producir el oro en el que fijar nuestro resplandor, sin Saturno. Y la verdad es que vale la pena. Lo sabemos. No lo tendríamos de otra manera.