LOS PRINCIPIOS GENERALES DE ASTROLOGÍA XLIII

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LOS PRINCIPIOS GENERALES DE ASTROLOGÍA

Aleister Crowley y Evangeline Adam

Por ejemplo, cuando 15° de Aries se elevan en Nueva York, los signos se encuentran en orden regular sin ninguna duplicación o corte. Tauro está en la cúspide de la segunda, Géminis en la tercera, y así sucesivamente; esta es una disposición ideal, pues entonces existe una correspondencia natural entre el significado de los signos y el de las casas. Por lo tanto, el signo voluble de Géminis es obviamente una buena señal para regir la casa que describe la mente; Libra, gobernado por Venus, simpatiza con el matrimonio, y su carácter judicial lo hace comprensivo con las asociaciones de todo tipo. Leo, el signo del corazón, ocupa naturalmente la cúspide de la casa del placer (la quinta); Acuario, el signo humano, corresponde naturalmente a la casa de los amigos (el 11).

Esta disposición, sin embargo, es muy rara. Debido a la diferencia de latitud en lugares muy al norte o muy al sur, nunca encontramos estos doce signos exactamente en estas doce casas; y, de nuevo, es sólo en un horóscopo de cada doce, o incluso menos (ya que Aries es el signo de ascensión corta) que encontramos a Aries en ascenso. En consecuencia, muy a menudo encontramos condiciones poco comprensivas que enfrenta el mortal promedio. Si encontramos un signo saturnino (Capricornio) en la cúspide de la casa del placer, o un signo marcial (Aries o Escorpio) en la cúspide del de los amigos, debemos concluir que el nativo se encontrará con muchas decepciones en su búsqueda de placer, y encuentra muchos enfrentamientos con sus amigos. El lento y obstinado Tauro en la cúspide de la Casa 3, que tiene que ver con la mente, o el escurridizo Géminis en la cúspide de la Casa 4, que tiene que ver tanto con el entorno temprano como con el final de la vida. Sería indeseable tanto para la mentalidad como para la bendición del reposo en el hogar.

Desafortunadamente, a menos que se conozca la hora exacta de nacimiento, es imposible dibujar una figura de los cielos lo suficientemente precisa como para permitirle al astrólogo usar las cúspides con alguna ventaja; esta falta de precisión por parte de la persona promedio con respecto a su momento de nacimiento es responsable de muchos de los errores de juicio al diagnosticar un horóscopo. El profano no comprende que una leve ausencia de armonía puede interferir con el perfecto funcionamiento de una configuración poderosa. Para tomar prestada una analogía de una ciencia de un orden diferente, considere el automóvil. La máquina puede estar en absoluto orden, el motor en marcha, las ruedas listas para girar, pero la máquina no se mueve porque no se ha soltado el embrague.

Como ejemplo, el gran Napoleón tenía a Sagitario en la cúspide de la Casa 3; el Señor, Júpiter, está en Escorpio, lo que le da un gran sentido de realidad y minuciosidad a la mente, pero la rapidez de la mente está determinada por el hecho de que es Sagitario y no Escorpio o Piscis el que ocupa la cúspide de la Casa 3. Si alguno de estos signos hubiera estado allí, deberíamos haber tenido una mente mucho más lenta, más receptiva, probablemente con algún giro místico. En otras palabras, podríamos haber tenido un gran hombre de ciencia en lugar de un gran hombre de acción.