LOS PRINCIPIOS GENERALES DE ASTROLOGÍA - CXXV

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LOS PRINCIPIOS GENERALES DE ASTROLOGÍA

Aleister Crowley y Evangeline Adams

Acuario parece ser demasiado superficial para producir el escritor que hizo época. En general produce el comentarista de los asuntos del momento, que es el más adecuado para hacer la vida vivible, pero no crea revoluciones ni establece nuevos principios. Las mismas observaciones se aplican al habla casual y la correspondencia. La conversación del nativo de Acuario es amena, informativa, tratando temas de verdadero interés para mentes bien educadas. Es útil en materia y alegre en forma. Uno siempre se levantará de una conversación con el nativo de este signo sintiéndose mucho mejor por ello, pero aunque no se evitan los serios problemas de la vida, y siempre se tratan con sano sentido común e informados de la sabiduría que es basado en la experiencia, no hay nada de esa inquietud desesperada y la agonía aguda del pensamiento que parece preocupar siempre las mentes de los más grandes pensadores.

Debemos referirnos por un momento al asunto del escenario, pues tenemos un magnífico ejemplo de Acuario en este departamento de la vida en Ellen Terry. Uno no puede dejar de perderse en la admiración de la influencia extraordinariamente fina ejercida durante más de medio siglo por esta mujer, cuya posición en Inglaterra era única y suprema. Su influencia fue elevar el escenario a un plano completamente superior; al comienzo de su carrera, las actrices eran consideradas poco más que cortesanas, y la obra promedio era del tipo más bajo posible. Ellen Terry no hizo nada excéntrico, nada revolucionario; ella simplemente vivió una edad por delante del resto, y llevó el resto del teatro a su nivel sin esfuerzo aparente.

Este signo nos proporciona en conjunto lo mejor de los tipos domésticos. La devoción de Tauro es a veces imprudente, exagerada. Acuario desarrolla un adecuado sentimiento de independencia; no se desborda. Mantiene un alto nivel de conducta sin exigir sacrificios no deseados por un lado, u ofrecer sacrificios vergonzosos por el otro. El nativo de Acuario se respeta a sí mismo, respeta a los demás y espera que los demás se respeten tanto a sí mismos como a él. Tal base para la vida doméstica es mucho mejor que el sentimentalismo. El nativo no está ansioso por salir de su hogar, ni se aferra a él como un lagarto a una roca. Desarrolla tempranamente su independencia, pero siempre trata de mantener las relaciones más amistosas con su gente.

LA UNIVERSALIDAD DE ESPÍRITU CARACTERÍSTICA DE ESTE SIGNO NO PERMITE QUE EL NATIVO DE ACUARIO SE ENAMORE FÁCILMENTE. Le resulta difícil concentrar lo que estaba destinado a la humanidad en el individuo; es demasiado avanzado, es demasiado sensato; el romanticismo le parece bastante tonto e indigno de un alma altamente desarrollada. Es probable que se enamore mucho más de una escuela, un hospital o una ciencia de lo que jamás podrá estarlo de cualquier individuo. Esto no quiere decir que sea insensible al amor en el sentido ordinario de la palabra, pero encontraremos que su actitud a este respecto dependerá mucho de la posición de su Venus o de alguna otra influencia planetaria. Es probable que sienta un afecto tan fuerte por un sexo como por el otro. Cuando ama, su amabilidad general lo lleva a hacer todo lo que esté a su alcance para complacer los sentimientos de la otra parte, y sus esfuerzos en este sentido son mucho más sinceros y satisfactorios que en el caso de una cualidad algo similar en el nativo de Sagitario. .

Acuario es un padre totalmente admirable, aunque el signo no es excepcionalmente prolífico. Sin embargo, no hay mejor persona para estar a cargo de los niños. La influencia es suave y razonable; el nativo fomenta la independencia en el pensamiento y la acción, y respeta la individualidad del niño, mientras que al mismo tiempo corrige las fallas con dulce sensatez y la dosis justa de firmeza. Podemos volver a referirnos a Stevenson y Ruskin con respecto a las obras que escribieron, especialmente para los jóvenes. Sesame and Lilies (sésamo y lirios) y Virginibus Puerisque (Niñas y niños) deben seguir siendo siempre clásicos en su género.