domingo, 13 de diciembre de 2015

Marte el Planeta de la Guerra I

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Marte

"Monsieur Paroles, nacisteis bajo una estrena benéfica."
"Bajo la influencia de Marte."
"Fue lo que pensé, bajo Marte."
"Y, por qué bajo Marte?"
"Las guerras os mantienen tan ocupados que debéis haber
nacido bajo Marte."
"Cuando estaba predominante."
"Pienso que estuviera retrógrado."
"Por qué pensáis así? "
"'Reculáis

 

Los astrólogos de los periodos medieval y renacentista observaban el progreso del Planeta Rojo con perturbación, pues él presagiaba guerra, fiebre y peste. Los griegos veían con igual reserva al dios Ares, cuya dominio era la guerra. Él era hijo legítimo de Zeus (Júpiter) y Hera (Juno), aunque se diga que ambos lo odiaban.

Se deleitaba en la batalla y en la violencia gratuita; y, aunque los héroes lo adoraran o buscaban desarrollar algunas de sus cualidades "marciales", también lo temían. Incluso Homero, cuya Ilíada glorifica los artes de la guerra, no habla muy bien del dios que regía esas artes mortales: es llamado "asesino Ares", "violento Ares", y "Ares, asesino manchado de sangre y arrasador de ciudades". Su propia hermana Atenea lo llama "una criatura de la ira, hecha del mal, un mentiroso de dos caras". Y cuando el dios de la guerra es herido en batalla por el héroe Diomedes, vuela enfadado de vuelta al monte Olimpo para quejarse a su padre.

Pero Zeus le dice: "No te lamentes ante mí,  mentiroso de dos caras. Para mí, eres el más odioso de entre todos los dioses del Olimpo. Guerras, peleas y luchas son caras de tu corazón." Ares tenía una hermana gemela llamada Éris (discordia), que lo acompañaba en el campo de batalla y que le gustaba fomentar el ánimo esparciendo falsos rumores y celos.  Sus dos ayudantes eran el Terror y el Miedo.

Su animal era el perro, su pájaro el buitre, y estaba asociado a la región de la Tracia, en el norte de Grecia, normalmente  era vista como "bárbara" (a pesar del hecho de que Orfeo, el poeta, también era tracio). No había templos para el dios de la guerra, ni lugares sagrados, aunque se pueda decir que sus lugares sagrados eran los campos de batalla. Es raramente mencionado en la mitología. Exceptuando Afrodita, que adoraba su amor fogoso, y Hades, que le gustaba reclutar los muertos en la guerra para su dominio subterráneo, Ares gozaba de poco favor o admiración en el monte Olimpo. Su padre, Zeus, tenía poco respeto por sus modos guerreros y pendencieros, prefiriendo el camino sensato y racional de Atenea.


En la batalla, Ares no era un estratega frío como Atenea Perdía frecuentemente la tranquilidad, partía para la batalla de cabeza caliente y en el momento errado. No sólo sus pasiones lo llevaban a la batalla, también daban la motivación para todas sus acciones. Él puede así estar relacionado fácilmente con el planeta "rojo", ya que el rojo es el color que surge cuando el temperamento alcanza el punto de fervor — y es también el color de la sangre.

Pero, si Ares era raramente honrado en Grecia, en su encarnación como el romano Marte sólo quedaba atrás de Júpiter en escalón. Era considerado patriarca de Roma, siendo padre de Rómulo y Remo, los fundadores de la ciudad. Para los romanos, que glorificaban los héroes de guerra y los artes "marciales", Marte era un dios heroico; su nombre era invocado en los campos de batalla. El mes de marzo recibía su nombre, pues era la época en que el clima de la primavera permitía que las tropas volvieran a movilizarse. En el mapa astrológico, Marte es el guerrero.

Es también considerado la fuerza de motivación o nivel energético por medio del cual la persona es impelida a actuar. Considerando su mitología, podemos deducir que Marte actúa independiente y rápidamente — cuando surge la urgencia, nada puede detenerlo. Ese es el peligro de un Marte descontrolado en la carta. Claro, cualquier planeta que opere independientemente y de forma descontrolada es peligroso, pero Marte lo es aún más. La forma como esas urgencias se manifiestan en uno individuo pueden ser determinadas examinándose el Marte astrológico.

Los babilonios lo llamaban al planeta Marte Nergal y, así como entre los griegos, él simbolizaba el dios de la guerra. Pero Nergal era más del que sólo un dios de la batalla: era el Sol del medio-día que castigaba la tierra y quemaba la piel; era el dios de la plaga y de la epidemia y de todos los desastres concebidos. Está escrito que Nergal irrumpió en la tierra de los muertos, depuso la reina sombría que allí reinaba y se declaró rey del mundo subterráneo. Otras fuentes, sin embargo, afirman que ellos llegaron a alguna especie de acuerdo y Nergal gobernó al lado de Ereshkigal; así, la tierra de los muertos tenía un rey y una reina, como los griegos Hades y Perséfone En todo caso, podemos ver que Nergal estaba asociada tanto al Sol (el calor del medio-día) cuánto a la oscuridad (el mundo subterráneo).

Eso es significativo, pues muestra que Marte está simbólicamente conectado al Sol y Plutón, y que estuvo conectado a esos dos arquetipos desde el periodo babilonio, tal vez incluso desde el inicio de la civilización de la antigua Sumeria. Esa conexión está claramente representada en la mandala astrológica, pues el Sol está exaltado en Aries, un signo regido por Marte, y Plutón, descubierto en 1930, recibió la regencia sobre Escorpión, uno signo anteriormente regido por Marte.

Si pensáramos en Marte como una acción vigorosa, podemos ver que tiene afinidades con el Sol. Y, si pensáramos en Marte como dios de la guerra y de la destrucción, podemos comprender sus afinidades con Plutón. Pero, cual es el proceso psicológico exacto simbolizado por Marte y como difiere de los procesos de Plutón y del Sol? En ese contexto, es útil considerar un mito hindú. En India, Marte está asociado al dios Kartikeya.

Esa divinidad nació de la necesidad; los dioses estaban amenazados por un demonio que, de acuerdo con una profecía, sólo podría ser muerto por un "hijo de Shiva con siete días de edad". Los dioses crearon una bella ilusión, en la forma de una mujer tan tentadora que aún Shiva, el grande asceta, fue forzado a eyacular al verla. Su esperma ardiente cayó en el océano y fue nutrido por las Pléyades, viudas de los siete rishis (que son, en la verdad, las estrellas de la Osa Mayor). Ellas hicieron un útero de tierra y agua para a niño no nacido y en siete días Kartikeya, el dios de la guerra, surgió para matar el demonio.

Marte, consecuentemente, trata del poder y de la determinación de que necesitamos para matar nuestros demonios interiores. Así como Nergal descendió al mundo subterráneo, las fuerzas de Marte emergen de nuestro propio subterráneo personal (Plutón). El poder diáfano de nuestros complejos psicológicos, temores y fobias se agita en nuestra oscuridad  interior hasta que finalmente explota (Marte rige las explosiones) y surge en la superficie.

No es de espantarse que Marte sea una fuerza tan destructiva! Él emerge en la conciencia trayendo consigo toda la energía negativa de nuestros demonios interiores. Naturalmente, eso puede causar peleas, discusiones, un estado de guerra inminente entre nosotros y otras personas. Pero, la misma energía que explota con tanta violencia en nuestra conciencia puede también ser transformada en una cosa buena, pues es la misma energía poderosa que puede ser usada para combatir el nuestros demonios interiores, para declararles guerra.
 
 
William Lilly,  Master Astrologer
 
ESCUELA DE ASTROLOGÍA - WILLIAM LILLY - POWERED BY GOOGLE 

 

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