martes, 29 de agosto de 2017

EL SEÑOR DE LA OSCURIDAD II

EL SEÑOR DE LA OSCURIDAD Y EL ESCUADRON  DE LA ESTRELLA DE LA MUERTE por el Rabino Philip S. Berg
 
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        Trascender el modelo básico de la sociedad solamente será posible si también estamos dispuestos a cambiar otras cosas. Se requiere una completa transformación social y cultural. ¿Cómo y dónde se puede dar esta revolución educativa?. ¿De quién será la responsabilidad de impulsarla y llevarla a una conclusión exitosa?.
Los propios habitantes del planeta Tierra son los únicos participantes en esta revolución, a la que me he referido como popular y necesaria. En la Era de Acuario no podemos seguir dependiendo de las intervenciones del gobierno o de cuerpos de autoridad para liberarnos de nuestra condición presente y de las múltiples afecciones que nos aquejan.
El individuo es el único que puede liberar a la humanidad del desorden en que nos encontramos. El fracaso de los gobiernos para refrenar la ola de autodestrucción del hombre por el consumo de drogas es más que evidente. El problema del abuso de las drogas es una tarea más que monumental para que m gobierno la emprenda solo. La carga financiera y los recursos humanos necesarios son superlativos como para que un o un grupo de gobiernos se responsabilicen de ello.
El presente marco de referencia de las ciencias sociales es inadecuado. A la luz de las recientes revelaciones en torno a la plaga del SIDA, es evidente que el enfoque médico es cada vez más irreal. El azote de las enfermedades a nivel mundial no ha sido abatido, a pesar de la enorme acumulación de nueva información. Por lo tanto, aún cuando se ha progresado en el esclarecimiento de los factores biológicos implícitos en enfermedades específicas y en el desarrollo de tecnologías para combatirlas, el mero hecho de identificar y clasificar la enfermedad no necesariamente significa progreso en la atención de la salud.
Esto no quiere decir que en las áreas de medicina de emergencia no ha habido un considerable avance en el tratamiento de infecciones agudas, nacimientos prematuros, etc. Los espectaculares procedimientos médicos en el trasplante de órganos y en la cirugía de corazón abierto no nos resuelven la interrogante de por qué aparecen estas condiciones en primer lugar, ni de cuáles medidas se podrían haber tomado para prevenir que se dieran estas enfermedades.
Las investigaciones médicas contemporáneas se han atribuido el crédito por el significativo abatimiento en los últimos cien años en la incidencia de enfermedades infecciosas tales como el cólera, la poliomielitis y la tuberculosis. Hoy en día ya no existe casi ninguna de estas enfermedades. Sin embargo, Thomas McKeown, un especialista líder en el campo de la salud pública y la medicina social, proporciona pruebas suficientes de que el sorprendente abatimiento de la mortalidad no fue resultado de la intervención médica exclusivamente. Hubo otros factores que también contribuyeron, incluyendo las mejorías en la higiene, la salubridad y la nutrición.
Su estudio demostró que todas las principales enfermedades infecciosas habían llegado a su climax y comenzado a declinar mucho antes de que se introdujeran los primeros medicamentos efectivos para combatirlas y las técnicas de inmunización. Muchos otros experimentos en la investigación parecen indicar que la intervención médica por sí misma es incapaz de producir cambios significativos en los patrones básicos de enfermedad.
 
No se pretende condenar a las prácticas médicas, a la investigación o a los facultativos, cuyos ideales los llevaron a preocuparse por el prójimo y mejorar su bienestar físico. La responsabilidad que tenemos por el bienestar de cada individuo quedó expresada en el código universal de la Biblia: “Si dos forcejean, y uno hiere al otro... le pagará su tiempo perdido y hará que lo curen por completo”. Sin embargo, según varios comentarios sobre la Biblia, parece que la comprensión principal por parte del médico debe ser que él es únicamente un canal para los efectos curativos. La capacidad de curar depende del nivel de espiritualidad del médico, y de si practica o no la profesión con un profundo respeto por la dignidad y el sufrimiento humanos.
¿Por qué da la Biblia tanta importancia a la espiritualidad y humanidad del médico?. ¿Por qué enfatiza la percepción consciente como un prerrequisito para el médico?. Desde la perspectiva del Cabalista, necesariamente se debe considerar la capacidad del médico. Sin embargo, en tanto que su habilidad limitada generalmente por el nivel actual del potencial humano (del 5 al 12 %), el Cabalista le exige al médico cualidades adicionales para que se incremente su capacidad de curar.
El Cabalista jala energía de los campos ilimitados, de los agotables manantiales de información disponible, gracias a su atada percepción de la conciencia cósmica. La conciencia cósmica es un derecho divino que todo ser humano tiene por el lo hecho de nacer. El Cabalista explica esta universalidad en términos de la capacidad intrínseca de la mente humana para establecer contacto con dicha conciencia. El término “cósmico” indica e incluye la necesaria información de energía-inteligencia unible para un individuo en un momento determinado.
 
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