LOS PRINCIPIOS GENERALES DE ASTROLOGÍA - CLI

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LOS PRINCIPIOS GENERALES DE ASTROLOGÍA

Aleister Crowley y Evangeline Adams

Probablemente sea justo decir que cualquier aflicción grave de la Luna entorpece la agudeza de al menos uno de los sentidos. La ceguera de Philip Bourke Marston fue causada evidentemente por la inminente oposición de Saturno y la oposición exacta de Urano. El pie zambo de Byron puede deberse a la conjunción de la Luna [y Urano] saliendo por debajo de Marte, en cuadratura con Neptuno, y probablemente asistida por una conjunción de Saturno y Venus cerca de la cúspide de Piscis. Probablemente la conjunción de la Luna y Mart , en cuadratura con Urano, tuvo algo que ver con la sordera de Edison, aunque la aflicción de Júpiter por Saturno, cuyos planetas están en cuadratura, es una causa contribuyente. Quizás, sin embargo, será más exacto decir que la aflicción de la Luna permitió que la aflicción de Júpiter se manifestara en esta forma. Como regla general, una sola aflicción menor produce sólo consecuencias menores. Hay analogías para esta teoría en otras ramas de la ciencia. En química, por ejemplo, incluso reacciones altamente exotérmicas como la combinación de hidrógeno y cloro, o amoníaco y gas ácido carbónico, no pueden tener lugar sin la presencia de algún tercer cuerpo. Si estos gases se preparan en estado de absoluta sequedad y pureza química, se puede hacer pasar la chispa eléctrica a través de ellos indefinidamente sin que se produzca su combustión.

Parece posible por tanto que en muchos nacimientos donde vemos una amenaza que no se materializa, o un promesa que no se cumple, la causa se debe a la ausencia de un impulso inicial. El rifle puede estar cargado, pero a menos que se apriete el gatillo, no habrá explosión. AL DETERMINAR, POR LO TANTO, SI UNA DETERMINADA CONFIGURACIÓN DE LOS CIELOS PRODUCIRÁ O NO SU RESULTADO, DEBEMOS BUSCAR ALGÚN OTRO PUNTO APARENTEMENTE DESCONECTADO DE ELLA. Imagine, por ejemplo, el caso de un hombre de cuyo horóscopo deberíamos esperar la muerte por ahogamiento. La posición que nos muestra esto no nos muestra si será olvidado en su tina por su enfermera o si naufragará a los ochenta años. Es posible que la dirección fatal o el tránsito no ocurran durante mucho tiempo, mientras que en otro caso puede estar en funcionamiento a las pocas horas del nacimiento.

Muchas de estas observaciones han tenido el carácter de una digresión; correctamente considerados, se vería que tienen relación con las limitaciones y aptitudes impuestas por la posición y los aspectos de la Luna.

LA LUNA SIMBÓLICAMENTE CONSIDERADA SELENE, O DIANA, O LUNA, ES LA HERMANA GEMELA DEL SOL. ES MUJER COMPLETA, EN TODAS SUS FACETAS, INTOCADA POR LAS CARICIAS MASCULINAS.

LA LUNA EN SU AUMENTO ES LA NIÑA, INOCENTE Y RECEPTIVA, QUE SONRÍE SOBRE LA PUESTA DEL SOL; CADA NOCHE LA VEMOS CRECER, CADA VEZ MÁS CERCA DE SU TRIUNFO SOBRE LAS TINIEBLAS, ¡REINA DEL CIELO! ES ESTA LUNA LA QUE BRILLA TAN FANTÁSTICAMENTE PERO TAN CANDENTE, UN MOTIVO REPETIDO UNA Y OTRA VEZ EN LOS HIMNOS DE TODOS LOS POETAS. Keats fue un mero ninfóleptico de la Luna, como su propio Endymion. En las páginas de Swinburne, su brillo ilumina irregularmente sus versos. BAUDELAIRE, UNO DE LOS MÁS GRANDES DE TODOS LOS POETAS, PARECE MÁS DE LA LUNA QUE DE LA TIERRA. Los líricos indios cantan su belleza en innumerables canciones, y los sacerdotes de todas las naciones le han rendido culto en altares escondidos. Ha sido incorporada en todas las religiones como el símbolo de la mujer en su máxima expresión.

Sin embargo, también es cazadora como su hermano Apolo; se la ve en los bosques sombríos con sus doncellas y sus perros. ¡Ay de aquel que, sin ser del todo casto, la sorprenda! Sus flechas tienen púas de plata como las de él con oro, y si las de él están sumergidas en la muerte, las de ella están envenenadas con locura. LA INQUIETUD, EL HAMBRE POR LO INALCANZABLE, LA BÚSQUEDA DE PLACERES EXTRAÑOS, TALES SON ALGUNOS DE LOS SIGNOS MENORES DEL ENAMORAMIENTO DE LA LUNA. Es notable cuán pequeña es la parte de la atención poética que se le da a la graciosa infancia de la Luna. Porque al principio está dormida en los brazos del Sol, y casi antes de que nos demos cuenta, salta a la plenitud.