LOS ESTUDIOS DE JUNG EN ASTROLOGÍA XCIII

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6.  'EL CAMINO DE LO QUE ESTÁ POR VENIR'

La palabra griega AIONOS tiene varios significados y usos diferentes, todos los cuales son relevantes para la comprensión de Jung del inminente cambio psíquico colectivo que imaginó en el LIBER NOVUS.

HOMERO Y HERÓDOTO usaron la palabra para describir la vida de un individuo.

EURÍPIDES, Al igual que algunos tratados herméticos, personificaba a AION como un ser divino, llamándolo el "hijo del tiempo" que "hace suceder muchas cosas".

ESQUILO Y DEMÓSTENES usaron la palabra para describir tanto una época como una generación.

SÓFOCLES entendió como el destino de uno o suerte, similar a la idea de MOIRA.

HESÍODO lo usó para definir una edad o época, como la Edad de Oro o la Edad de Hierro.

PABLO lo usó para referirse al mundo actual, así como una era o época.

 

En el TIMEO de Platón, AIONOS, a diferencia de cronos, constituye la eternidad, mientras que cronos expresa AIONOS temporalmente a través de los movimientos de los cuerpos celestes: Ahora bien, la naturaleza del ser ideal era eterna, pero para otorgar esto atributo en su plenitud sobre una criatura era imposible. Por lo que resolvió tener una imagen móvil de la eternidad [AIONOS], y cuando ordenó el cielo, hizo que esta imagen fuera eterna pero móvil según el número, mientras que la eternidad misma reposa en la unidad; y a esta imagen la llamamos tiempo [CHRONOS].

Jung parece haber favorecido la idea de un AION como época astrológica (que duró aproximadamente 2.165 años, o una doceava parte de lo que él creía que era el gran "Año platónico" de 26.000 años – y una imagen divina, que surge de la imaginación religiosa humana y que encarna las cualidades específicas de esa época. Estas épocas astrológicas se reflejan en el fenómeno astronómico de la precesión de los equinoccios: el retroceso gradual del equinoccio de primavera (el momento de cada año en que el Sol entra en el signo zodiacal de Aries) a través de las estrellas de las doce constelaciones zodiacales.

PISTIS SOPHIA describe los AIONES como poderes celestiales que gobiernan regiones específicas del cosmos y las regiones mismas: constelaciones zodiacales con portales o portales a través de los cuales pasa el dios redentor mientras cumple su tarea de salvación. En contraste, la Liturgia de Mitra presenta a AION, no como una constelación zodiacal, un arconte planetario o una época del tiempo, sino como una ardiente divinidad primordial, también llamada Helios-Mitra: tal como lo entendió Jung, una imagen de la libido o fuerza vital. Una visión de este ser eterno es el objetivo del ritual, que conduce a la 'inmortalización' temporal del iniciado.

Porque debo contemplar hoy con Ojos Inmortales –yo, mortal, nacido de un útero mortal, pero [ahora] mejorado por el Poder del Gran Poder, sí, por la Mano Derecha Incorruptible – [hoy voy a ver] en virtud del Espíritu Inmortal, el Eón Inmortal [αθανατον Αιωνα], el maestro de las Diademas de Fuego. Más adelante en el ritual, las oraciones se ofrecen a los "siete destinos del cielo", las divinidades planetarias que gobiernan HEIMARMENE. Luego se dirige una invocación a AION que nombra sus atributos y funciones principales: Dador de luz [y] Sembrador de fuego; Liberador del fuego, cuya vida está en la Luz; FIREWHIRLER (torbellino de fuego), que puso la luz en movimiento; TÚ, AGITADOR DE TRUENOS; OH TÚ, LUZ-GLORIA, LUZ-AUMENTADORA; CONTROLADOR DEL EMPÍREO DE LA LUZ; ¡OH, DOMADOR DE ESTRELLAS!

AION, el 'domador de estrellas', emana y controla las esferas celestiales, y la visión concedida al iniciado en la Liturgia de Mitra permite una identificación con la divinidad  que, al menos por un tiempo, rompe el poder de Heimarmene. Como hemos visto, Jung asoció esta libertad de las ataduras de la compulsión astral con la potencia integradora de una experiencia directa del Ser; al igual que la liturgia, no estipuló ninguna garantía de la permanencia del estado. Una comparación de AION en la Liturgia con las palabras del gigante IZDUBAR en el LIBER NOVUS, que surge del huevo de fuego revelado como el dios Sol, sugiere cuán profundamente afectó la Liturgia de Mitra la comprensión de Jung del símbolo astrológico del Sol.