De esta
discusión, debe quedar claro que el mal siempre es causado ya sea por la naturaleza
maléfica de un planeta o por su estado celeste adverso, a través de que su
influencia esté bien debilitada o viciada cuando esa influencia es de todos
modos por naturaleza maléfica. Las cosas buenas, sin embargo, se producen a
través del carácter benéfico de un planeta o de su estado celeste favorable. Y
así, un planeta benéfico en buen estado celeste estará más determinado para
producir el bien y evitar el mal, o superarlo, o al menos disminuirlo. Pero por
el contrario un maléfico en un estado celestial adverso también es igual de
poderoso, porque este estado adverso trae a los planetas a ciertos males a
través de los cuales la naturaleza de los maléficos se hace peor aún y se adolece
de la naturaleza de los benéficos. Y así, un planeta benéfico en buen estado celestial
y en una casa afortunada otorgarán las cosas buenas de esa casa con facilidad y
en abundancia; en una casa desafortunada liberará al nativo de las cosas
significadas por la casa, o en última instancia, concederá el bien del que se
espera que se emita de la situación, tales como la recuperación de una
enfermedad, liberación de la cárcel, la victoria sobre los enemigos, o la
exención de una muerte violenta, ya que la muerte misma-por el pecado de
Adán-nunca puede ser evitada. Por otro lado, un maléfico en buen estado celeste
en una casa afortunada va a promover el bien de esa casa si recibe los rayos
favorables de planetas benéficos, y en las casas desafortunadas, las rescatará del
mal, o lo disminuye; pero si está sólo en su domicilio o exaltación seguirá
siendo más poderoso para el mal que cualquier otra cosa, debido al aumento en
su naturaleza maléfica. La razón detrás de esto es el hecho de que las
determinaciones de un planeta son más eficaces cuando se refieren por la determinación
de los asuntos malos de los maléficos locales, y benéficos a los asuntos
afortunados. Cuando la naturaleza del planeta y la determinación específica no
son similares los maléficos no puede lograr el bien de la casa o sólo lo hacen
acompañados de peligros, dificultades o incompletos, mientras a que los
benéficos causan poco o ningún mal, o si un gran mal se produce todavía
rescatará el nativo del mismo. Y
se dice que cada planeta en
buen estado celestial, que es benéfico si está en una casa afortunada -aún más
si su naturaleza es benéfica. En un estado adverso celestial una planeta es
maléfico, sobre todo en una casa desafortunada -aún más si su la naturaleza es
maléfica.
Y de igual
manera, un planeta maléfico por naturaleza o en mal estado celeste no puede
igualmente dar lugar al bien y al mal, de otro modo, sería falso decir que es
un maléfico o un planeta en estado celeste negativo. Para planetas benéficos
por la naturaleza o en buen estado celestial traerán favores concediendo el bien
en casas afortunadas y previenen el mal en las casas desafortunadas, mientras
que los planetas maléficos por naturaleza o en un estado
celestial negativo traerán el mal en las casas desafortunadas y previenen el
bien en las afortunadas. De lo contrario, si un planeta a través de su propia
naturaleza o estado celestial produce el bien en casas afortunadas y el mal en casas
desafortunadas no podría haber ninguna
razón para decir que era por su naturaleza más benéfica que maléfica, o por un estado
celestial más favorable que desfavorable. Sin embargo, el bien está
representado no sólo por la apariencia del bien del momento, sino también por
la prevención del mal, y el mal está también representado por la prevención de
lo bueno; y de ahí que el bien se impide
por la causa del mal y el mal se evita mediante el bien.
Morín |
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