martes, 1 de septiembre de 2015

LA ASTROLOGIA III

LA ASTROLOGIA
 
 “Un sistema de representación de la realidad” Por  Thorwald Dethlefsen
 
 Este material no es para reproducirlo o fijar en otros blogs o websites, o en documentos PDFS, como ha sucedido con otros artículos nuestros sin autorización previa de parte de La Escuela Internacional de Astrología.
 
La astrología no es la creencia en la influencia de los astros sobre el hombre. Sí, es un sistema de representación de la realidad. La física también trata de representar la realidad a través de símbolos (números y letras), sin querer hacer creer que sus fórmulas tienen alguna influencia sobre la fuerza de la gravedad.
 
Un horóscopo es un instrumento de medición, calibrado para captar la calidad del tiempo; trabaja con la precisión que se le quiera dar. Esta precisión depende de variables técnicas, pero no tiene su límite en la capacidad de medición en sí. Así como la cantidad de tiempo es medible con la precisión que se desee, esto depende en la práctica de las posibilidades técnicas. Cuando se conocía solamente el reloj de sol, no se podía medir con tanta exactitud como con un reloj mecánico. Hoy ya podemos medir 1/1.000 y 1/1.000.000 de segundo.
 
Exactamente lo mismo pasa con la astrología. En la aplicación práctica, la precisión astrológica es a menudo bastante tosca y deja que desear. Pero el mejoramiento de la precisión depende del conocimiento técnico del astrólogo y del desarrollo ulterior de los instrumentos de medición. Sus límites los encuentra en la capacidad del hombre.
 
Una absoluta tontería son algunos aforismos astrológicos que encontramos fielmente citados en todos los libros de enseñanza de la astrología. Por ejemplo, "los astros inclinan pero no obligan". Una frase así, que la mayoría de los autores todavía quieren presentar como prueba de su propia humildad y seriedad, contiene varios errores de razonamiento. Para empezar: los astros no hacen ni una cosa ni la otra. Tampoco se puede decir de un termómetro, que cuando la columna de mercurio indica 30 grados, eso predispone la temperatura atmosférica a un cierto calor, que sin embargo no debe producirse necesariamente. Los astros no obligan, sino que señalan la composición de la realidad en un momento determinado. Pero eso sí, con exactitud obligatoria. Si la frase antes citada fuera cierta, en ese caso cinco minutos de ocupación con la astrología serían tiempo perdido. Sobre esta base, toda afirmación astrológica tendría una probabilidad del 50 %, o sea que sería cierta, o no. Para obtener semejantes resultados es más sencillo tirar una moneda al aire.
 
Otra aserción de similar calidad es: "el destino del hombre se compone de los factores hereditarios, la educación, las influencias del mundo externo y los factores cósmicos". En esta frase no se mezclan solamente manzanas y peras. La primera pregunta atañe a la composición de esos factores cósmicos. ¿Qué es eso y dónde se puede experimentar un tal factor cósmico? ¿Cuáles serían las partes del destino bajo su influencia? Ya tendría que tratarse aquí de acontecimientos del destino en los que el mundo externo no participe en absoluto, porque en tal caso ya sería pertinente la categoría de las influencias del medio ambiente.
 
Tras una frase así hay menos reflexión que un deseo de aceptar las teorías de las ciencias naturales y al mismo tiempo introducir de contrabando también la astrología. La educación y el medio ambiente no son más que un nivel concreto en el que se manifiestan los principios primordiales. El medio ambiente es el órgano ejecutor. Pues ¿cómo habría de vivenciar una persona un "factor cósmico (es decir principio primordial) sino a través del medio ambiente? ¿Cómo se puede ser atropellado sin un automóvil, cómo puede uno enfermarse sin un virus, cómo se puede ser asesinado sin un asesino? Pero todos estos factores del medio ambiente no son nunca la causa, sino que siempre son únicamente los "ejecutores" del destino".
 
Los factores hereditarios son otro nivel de la realidad, en la que también se encuentran los representantes de todos los principios primordiales. En el nivel de la información celular podemos leer la realidad, de la misma manera que en el cielo. Por eso los genetistas humanos se manifiestan como colegas de los astrólogos. Si hasta los astrólogos pueden creer en un efecto causal de los astros, quién tomaría a mal que los genetistas humanos están firmemente convencidos de que la estructura genética sea la "causa" de los así llamados caracteres hereditarios. El hombre lleva su "horóscopo" en cada célula individual, porque el todo siempre se halla en cada detalle, tal como la planta está en la semilla.
 
Esto nos lo enseña de manera muy gráfica la acupuntura, que en sus principios se refería al cuerpo entero, después descubrió al hombre completo en la oreja, luego en la nariz, en la mano, en pie, en cada una de sus células. El idioma simbólico difiere, lo que dice es siempre lo mismo. Porque todo representa una sola realidad.
 
No sin razón se llamaba en tiempos antiguos a la astrología la "ciencia regia", porque abarca toda la realidad; puede ser aplicada en todos los niveles con igual éxito, es universal. No sin razón Kepler escribió un libro con el título significativo: "Advertencia a los adversarios de la astrología." No sin razón Paracelso señalaba como charlatán y curandero a un no versado en astrología. Pero todos estos elogios son totalmente válidos cuando van dirigidos a una astrología que todavía tiene sus raíces en una imagen esotérica del mundo, que todavía es una verdadera sabiduría de los astros, pero no va dirigida a las caricaturas demasiado frecuentes que siguen existiendo bajo este nombre.
 
La verdadera astrología era y sigue siendo un camino de iniciación, que lleva a través del autoconocimiento y el conocimiento de la naturaleza hacia el conocimiento de Dios. Por ello, la verdadera astrología se hace al fin superfluo a sí misma. La verdadera astrología es filosófica (por esto Schult habla de la "astrosofía") y no andar revolviendo en el futuro de los congéneres. La astrología hay que aprenderla uno mismo para conocerla. La verdadera astrología enseña al hombre a comprender al mundo y a sus semejantes desde su propia situación y con ello reconciliarse interiormente con ellos. ¿Cómo molestarse con alguien cuando se le comprende? La verdadera astrología enseña a ver una nueva dimensión de la realidad. La astrología natal realiza el horóscopo para el momento del nacimiento, mejor dicho, de la primera respiración. De modo simi­lar a lo que ocurre con cualquier acontecimiento o empresa, aquí empieza algo que llamamos la trayectoria vital del hombre. El ho­róscopo mide la calidad del tiempo reinante cuando comienza esa trayectoria vital y por eso sabe cómo es ese camino de vida. Un horóscopo natal de este tipo, también llamado horóscopo básico 0 "radix", tiene tres áreas distintas de validez:
  1. Indica lo que los psicólogos llamarían la estructura del carácter o de la personalidad.     
  2. Cuando se agrega a esa estructura del carácter que es en sí algo estático, el factor tiempo, resulta necesariamente el camino del destino. El factor tiempo informa sobre el campo de problemas que pueden ser vivenciados y cuándo pueden manifestarse.
  3. El horóscopo básico es a la vez el horóscopo del acontecimiento mismo del nacimiento.
 
Esta tercera incumbencia ha sido ignorada hasta ahora a pesar de que justamente tiene vastas consecuencias teóricas. La vida de una persona y el acontecimiento mismo del nacimiento tienen el mismo horóscopo único. En otras palabras: la vida de una persona no es más que la amplificación de su propio nacimiento. Todo lo que acontece como destino en su vida, con seguridad se tiene que haber manifestado en forma analógica ya en el mismo nacimiento, como acontecimiento considerablemente sintetizado.
 
Ya hemos hablado al comienzo del problema de la dimensión y dijimos que el hombre está siempre atado a un orden dimensional mediano para poder reconocer aún la "forma". Si alguien silba en el tiempo normal la melodía del "Arroz con leche", la podemos reconocer. Si espaciamos los períodos entre los diferentes sonidos hasta escuchar un solo sonido por día, ya no podremos reconocer la canción en su unidad (forma) ("Gestalt"). Lo mismo sucede si dejamos pasar la melodía en un reproductor de cinta a una velocidad excesiva. Esta pasada rápida sería en la astrología el nacimiento, cuya estructura interna se reconocerá en la apertura en abanico temporal como la "vida". Mirándolo al revés, esto quiere decir, que nunca se puede manifestar algo en la vida de una persona (sea lo que sea, enfermedad, acontecimientos positivos y negativos del destino, etc.), sin que ya haya estado presente en el nacimiento en una dimensión empequeñecida. Pero esta consideración contradice todas las teorías que buscan las "causas" de la enfermedad y de los acontecimientos en la biografía del hombre. En efecto, se puede comprobar con métodos apropiados (terapia de reencarnación), que todo problema de una persona se puede remontar hasta el proceso del nacimiento mismo. Porque en todo comienzo ya está deci­dido el fin.
 
El horóscopo como plan de estudios de la vida
 
El horóscopo muestra en forma simbólica la calidad del tiem­po, un ordenamiento específico según el rango y la relación de los principios primordiales que reinaban cuando una persona entró en esta existencia. Este horóscopo es su deber, respectivamente su programa de aprendizaje, que tiene que ser cumplido en esta vida. Cada así llamada constelación (los astrólogos las entienden como ciertas agrupaciones de principios) representa un cierto deber, un problema.
 
Hagamos aquí algunas observaciones respecto del concepto problema. En realidad no hay problemas. Una determinada situación sólo se convierte en problema para un ser humano cuando no puede integrarla en su conciencia. Multiplicar es un gran problema para un niño de seis años, no así para un hombre de treinta, porque mientras tanto aprendió a multiplicar. Cada proceso de aprendizaje es también una expansión de la conciencia, que torna posible resolver el problema. Con cada problema que se resuelve se redime al mismo tiempo al deber de su "problematicidad". Un proceso tal de redención tiene como consecuencia que la situación redimida generalmente nunca más puede caer al nivel de constituir un problema.
 
Es importante que el hombre no olvide nunca que un problema es solamente la diferencia individual de nivel entre una situación y un estado de conciencia y por ello debe desafiar al hombre a que redima la situación mediante un caso de aprendizaje. Pero en la vida diaria la mayoría de la gente se comporta como si los problemas existiesen "en sí", y les gusta alentar al mundo circundante a que los elimine.
 
Hemos dicho que cada constelación es la forma simbólica de un problema de este tipo y que el horóscopo es comparable a un plan de estudios para esta vida. Así, todas estas constelaciones quieren ser redimidas mediante pasos de aprendizaje, por realiza­ción activa, transformándose en vida. Las constelaciones son por cierto, aún, "problemas" en el momento del nacimiento, pero al final de la vida, deberían verse en lo posible totalmente redimidos. Porque la vida es un proceso de aprendizaje, lamentablemente esta frase para muchos no es tan natural como debería serlo en realidad.
 
Si buscamos en la naturaleza un rasgo en común, observamos que todo evoluciona. La idea de la evolución es la meta de toda la vida, tanto para la ciencia como para el esoterismo. Si la ciencia tiende a considerar la evolución como un producto "casual" de la mutación de genes, el esoterismo ve en la evolución un desarrollo final hacia una meta definida, pero todos están de acuerdo en que lo que vive, evoluciona. ¿Cómo se produce esto? Solamente me­diante procesos de aprendizaje. Esto vale tanto para la lombriz como para el hombre.
 
Pero los procesos de aprendizaje sólo pueden realizarse me­diante la solución de problemas, y como resolver problemas siem­pre cuesta un esfuerzo, lo común es que los seres vivos no se bus­quen ellos mismos los problemas, si no tienen que verse enfrentados con ellos. Los problemas se revelan como las verdaderas ruedas impulsoras de la evolución.
 
El hombre denomina destino a aquella instancia que cuida de que nunca deje de aprender y por ello constantemente lo confronta con problemas nuevos. Y como en el horóscopo de una persona está prefigurado el programa completo de aprendizaje para una encarnación, se sostiene que es posible ver el destino del hombre en el horóscopo. Si se lo considera aisladamente, esto suena como un hecho fatídico que se le impone a cada uno. Pero si hablamos del plan de aprendizaje o de la distribución de deberes, descubri­mos algo más de la significación que hay tras ello.
 
 
William Lilly,  Master Astrologer
 
ESCUELA DE ASTROLOGÍA - WILLIAM LILLY - POWERED BY GOOGLE
 
 
 

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