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APRECIADOS LECTORES (AS) Y SEGUIDORES (AS) . A continuación una peqeña pausa para rendirle homenaje a un escritor español de alto calibre IBN ASAD, extraordinario. La lectura se este material nos dejó atónitos y sin palabras con un sabor de impotencia ante lo que está pasando hoy en día y que nosotros pasamos desapercibidos... Lea, analice y confronte con la realidad...
Ibn Asad es el heterónimo como escritor del profesor, músico y viajero, Lomas Cendón, con el que firmó la trilogía La Danza Final de Kali en 2010. Tras una meteórica difusión en la red y una autoedición en una gran plataforma editorial, la obra fue oficialmente censurada y descatalogada en marzo de 2020. A través de la presente edición, Aliste ediciones quiere hacer justicia con este libro y su autor, el cual nos consta que no tiene otro deseo que el que se le permita desarrollar su trabajo, su música y su vida sencilla e itinerante, en paz.
Aliste ediciones
"MUJER": Actualmente cualquier portal de Internet, tiene una sección entre "Noticias" y "Deportes" con el siguiente título: "Mujer". De la misma manera, los periódicos de gran tirada europeos tienen siempre una amplia sección con el mismo título, si no un suplemento dominical ad hoc. En las librerías de los centros comerciales brasileños se puede encontrar una estantería con la palabra "Mujer" entre las secciones de "Suspense" y "Jardinería". Existe una literatura "para mujeres" en los Estados Unidos, existen revistas para mujeres en todo el mundo (Cosmopolitan, Elle, MarieClaire...). El hecho de que esto sea cotidiano dificulta ver que se esconde detrás. ¿Por qué esa necesidad de definir la palabra "mujer"? ¿Por qué esa insistencia en hacer de la "mujer" un "tema", un "género", una "sección periodística"? ¿Qué entiende la ingeniería social del Novus Ordo Seclorum por la palabra "mujer" y qué se quiere hacer entender con ella a través del massmedia, la publicidad y la cultura pop? Recientemente, una lectora muy querida nos planteaba la siguiente cuestión: "¿Como la civilización occidental (tan machista y patriarcal) ha podido dar pie a un movimiento global como el de la liberación de la mujer?”.
Esta pregunta puede resultar ingenua a simple vista, pero resulta sumamente interesante profundizar en ella. En una ordenación mundial que dependa de culminar la esclavitud del ser humano en un paradigma en donde el mismo esclavo escoja, defienda y ame su sometimiento, ¿Qué lugar tendrá la mujer común? Comprobamos enseguida que la "mujer" de la “cultura pop”, la publicidad, el cine, el deporte, la moda... no es en absoluto una "mujer"; es una identidad comportamental. La "mujer moderna" no es -con rigor- una mujer: es una imagen adolescente insertada como reclamo, medio, fin y presa publicitaria; dependiente de patrones de conducta comercializados, presionada para mostrarse en continua disponibilidad sexual, obstaculizada para tener hijos, obstaculizada para criarlos aún teniéndolos. Resulta comprensible que escuchar esta refinada crueldad cause irritación: lo que el mundo moderno llama "liberación de la mujer" no es sino el estadio final y triunfal de la esclavitud total de la feminidad. La ironía terminológica resulta ser el sello de la ingeniería social del Establishment: "La esclavitud es la libertad".
El razonamiento satánico que el Novus Ordo Seclorum impone a la mujer puede expresarse de la siguiente manera: "Mujer, has estado sometida a mi poder cruel durante siglos. Lo que ahora necesito para concluir mi plan en que digas ser libre y feliz bajo ese sometimiento. Durante milenios trabajaste como mujer, ahora te obligaré a que trabajes en las mismas corporaciones, fábricas y oficinas donde se embrutecen los hombres. A esta obligación la llamarás "inserción en el mercado laboral". Estarás obligada a trabajar el doble para mí, y a esta obligación creerás elegirla libremente y la llamarás "tu derecho". De la misma manera, durante siglos te traté como una mera hembra para tener descendencia; ahora ni para eso me servirás. Si antes te usaba para el fin de tener hijos, ahora te usaré para el mero medio de concebirlos. Sólo servirás para saciar mi sexo estéril, para satisfacer mi lujuria, para saciar mi hediondo deseo.
A través de ese deseo, venderé mis productos por medios publicitarios. Te valoraré en la medida en la que me sirvas para mi placer, y te valorarás a ti misma en la medida en la que seas útil para ello: adelgaza, opérate, disfrázate, liposucciónate, silicónate, píntate, exponte, finge sonreír, finge placer, finge alegría... mientras seas apta para la fornicación, te valoraré. Después serás despreciada, y tan sólo podrás sobrevivir trabajando como un hombre, pensando como un hombre, siendo un hombre. A este final estadio de tu esclavitud le llamarás "liberación de la mujer" y llegarás a estar convencida de que es tu verdadera identidad conquistada por derecho propio..."
Así, la "mujer moderna" propia de los "países desarrollados" cree haber entrado en su libertad precisamente al haber dado su primer paso como esclava total. Ella, inconsciente de su desgracia, mira con compasión a las mujeres de los "países subdesarrollados", sometidas aún en un estadio inmediatamente anterior. La "mujer moderna" se convierte así en una "imagen" al servicio del Establishment, limitada al papel de "reclamo" de diferentes funciones: comerciales, políticas, sociales... El poder político seguirá vetado para la feminidad, e incluso éste se permitirá regodearse en su victoria, colocando en poderosos puestos ejecutivos a hombres burdamente travestidos como Margaret Thatcher, Madeleine Albright, o Angela Merkel. Mientras tanto, a la mujer común se le permitirá vivir en la medida en la que ame vivir su vida como fantasmagórica imagen.
Como arquetipo de esta imagen, los ingenieros sociales infrahumanos crearán una figura que sin ningún tipo de disimulo harán llamar "modelos", mujeres que sirven de reclamos comerciales de las "firmas" y corporaciones que visten a la "nueva mujer", a la "eterna chica", a la "material girl" que anunciaba la madre putativa del pop. La élite de esta "profesión" será referida con una nueva inversión simbólica explícita. Si la "imagen" y la "superficie" estarían tradicionalmente simbolizadas por el "abajo" (ejemplo sería la superficie de un lago en la que se refleja el sol), estas "modelos" serán llamadas de "top" (del inglés, "top", arriba, cima, elevado) Una de esas top-models (de hecho, "la mejor") es la brasileña Giselle Bündchen, llamada -de nuevo- "la reina de las pasarelas". De nuevo nos encontramos en Giselle a una millonaria filántropa amante de la naturaleza, embajadora de buena voluntad la ONU para el MedioAmbiente, y colaboradora e imagen de numerosas ONG´s (Nascentes do Brasil, ISA...) que intentan proteger la mata atlántica (Por cierto, sin mucho éxito, pues la deforestación brasileña sigue aumentando exponencialmente).
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