EL SEÑOR DE LA OSCURIDAD Y EL ESCUADRON DE LA ESTRELLA DE LA MUERTE por el Rabino Philip S. Berg
Trascender el modelo básico de la sociedad solamente será
posible si también estamos dispuestos a cambiar otras cosas. Se requiere una completa
transformación social y cultural. ¿Cómo y dónde se puede dar esta revolución
educativa?. ¿De quién será la responsabilidad de impulsarla y llevarla a una
conclusión exitosa?.
Los propios habitantes del
planeta Tierra son los únicos participantes en esta revolución, a la que me he
referido como popular y necesaria. En la Era de Acuario no podemos seguir
dependiendo de las intervenciones del gobierno o de cuerpos de autoridad para
liberarnos de nuestra condición presente y de las múltiples afecciones que nos
aquejan.
El individuo es el único que
puede liberar a la humanidad del desorden en que nos encontramos. El fracaso de
los gobiernos para refrenar la ola de autodestrucción del hombre por el consumo
de drogas es más que evidente. El problema del abuso de las drogas es una tarea
más que monumental para que m gobierno la emprenda solo. La carga financiera y los
recursos humanos necesarios son superlativos como para que un o un grupo de
gobiernos se responsabilicen de ello.
El presente marco de referencia
de las ciencias sociales es inadecuado. A la luz de las recientes revelaciones
en torno a la plaga del SIDA, es evidente que el enfoque médico es cada vez más
irreal. El azote de las enfermedades a nivel mundial no ha sido abatido, a
pesar de la enorme acumulación de nueva información. Por lo tanto, aún cuando
se ha progresado en el esclarecimiento de los factores biológicos implícitos en
enfermedades específicas y en el desarrollo de tecnologías para combatirlas, el
mero hecho de identificar y clasificar la enfermedad no necesariamente
significa progreso en la atención de la salud.
Esto no quiere decir que en las
áreas de medicina de emergencia no ha habido un considerable avance en el
tratamiento de infecciones agudas, nacimientos prematuros, etc. Los
espectaculares procedimientos médicos en el trasplante de órganos y en la
cirugía de corazón abierto no nos resuelven la interrogante de por qué aparecen
estas condiciones en primer lugar, ni de cuáles medidas se podrían haber tomado
para prevenir que se dieran estas enfermedades.
Las investigaciones médicas
contemporáneas se han atribuido el crédito por el significativo abatimiento en
los últimos cien años en la incidencia de enfermedades infecciosas tales como
el cólera, la poliomielitis y la tuberculosis. Hoy en día ya no existe casi
ninguna de estas enfermedades. Sin embargo, Thomas McKeown, un especialista
líder en el campo de la salud pública y la medicina social, proporciona pruebas
suficientes de que el sorprendente abatimiento de la mortalidad no fue resultado
de la intervención médica exclusivamente. Hubo otros factores que también
contribuyeron, incluyendo las mejorías en la higiene, la salubridad y la
nutrición.
Su estudio demostró que todas las
principales enfermedades infecciosas habían llegado a su climax y comenzado a declinar
mucho antes de que se introdujeran los primeros medicamentos efectivos para combatirlas
y las técnicas de inmunización. Muchos otros experimentos en la investigación
parecen indicar que la intervención médica por sí misma es incapaz de producir
cambios significativos en los patrones básicos de enfermedad.
No se pretende condenar a las
prácticas médicas, a la investigación o a los facultativos, cuyos ideales los
llevaron a preocuparse por el prójimo y mejorar su bienestar físico. La responsabilidad
que tenemos por el bienestar de cada individuo quedó expresada en el código universal
de la Biblia: “Si dos forcejean, y uno hiere al otro... le pagará su tiempo
perdido y hará que lo curen por completo”. Sin embargo, según varios
comentarios sobre la Biblia, parece que la comprensión principal por parte del
médico debe ser que él es únicamente un canal para los efectos curativos. La
capacidad de curar depende del nivel de espiritualidad del médico, y de si
practica o no la profesión con un profundo respeto por la dignidad y el
sufrimiento humanos.
¿Por qué da la Biblia tanta
importancia a la espiritualidad y humanidad del médico?. ¿Por qué enfatiza la
percepción consciente como un prerrequisito para el médico?. Desde la
perspectiva del Cabalista, necesariamente se debe considerar la capacidad del
médico. Sin embargo, en tanto que su habilidad limitada generalmente por el
nivel actual del potencial humano (del 5 al 12 %), el Cabalista le exige al
médico cualidades adicionales para que se incremente su capacidad de curar.
El Cabalista jala energía de los
campos ilimitados, de los agotables manantiales de información disponible,
gracias a su atada percepción de la conciencia cósmica. La conciencia cósmica
es un derecho divino que todo ser humano tiene por el lo hecho de nacer. El
Cabalista explica esta universalidad en términos de la capacidad intrínseca de
la mente humana para establecer contacto con dicha conciencia. El término “cósmico”
indica e incluye la necesaria información de energía-inteligencia unible para
un individuo en un momento determinado.
William Lilly - Master Astrologer |