ASTROLOGÍA ANTIGUA VIII
TEORÍA Y PRÁCTICA
Matheseos Libri VIII by
FIRMICUS MATERNUS
3. En cuanto a nosotros, a pesar de que nuestros talentos son escasos y nuestras palabras son casi ineficaces, debido a nuestra falta de habilidad retórica, todavía podemos y debemos responder. Debemos refutar con la verdad de esta ciencia, lo que dicen, respetar la naturaleza inmutable de las respuestas astrológicas, y confirmar las enseñanzas de esta habilidad dada por Dios. Te pedimos perdón, respetado Lollianus, por el hecho de que lo que se necesita para refutar estos argumentos es la confianza en la verdad, no en el brillo de la retórica.
4. En primer lugar me gustaría preguntar a este oponente violento de los astrólogos si tiene algún conocimiento de primera mano de esta ciencia. Cuando pidió un pronóstico ¿nunca recibió una respuesta verdadera? ¿O es que está reacio a escuchar, en una actitud intolerante y violenta? ¿Esperaba que sus oídos ser contaminaran por las respuestas? ¿Entró en confusión y estuvo sobre-excitado por su discurso de los principios básicos de toda la doctrina?
5. Si, cuando pidió un pronóstico, se le dieron respuestas verdaderas y más tarde se demostró que se cumplieron, ¿por qué criticar lo que él mismo preguntó? ¿Por qué ataca falsamente el arte divino?
6. Pero si, por otra parte, un practicante que afirmó conocer la ciencia de la astrología dio un pronóstico arbitrario y no fue capaz de probar sus afirmaciones, se debe culpar por la presunción de astrólogo, de su ignorancia, y de la falsedad de su pronóstico. Cualquier persona es responsable de desplegar una carta oscura en este arte, y si miente tendrá que asumir las consecuencias de su mala suerte.
7. Pero el hombre que no quiere consultar a un astrólogo, ni oír sus respuestas, que no ajusta sus oídos a las previsiones, en verdad, tendrá temores y cambiará de opinión. Él actuará injustamente si critica lo que no puede captar con sus facultades embotadas. Los juicios serán siempre injustos si pronuncia sentencia en los casos en los que de hecho son ignorantes. Nadie tiene derecho a pronunciar un juicio si está influenciado en su decisión por prejuicios o ignorancia, también quien no dictaminara una sentencia después de haber examinado el caso.
8. Por lo tanto, si el que pregunta es una persona que había escuchado a un astrólogo muy bien entrenado, y que sus respuestas son razonables, entonces es a través de la mala voluntad y de la mala fe que tomó la oposición. Pero si un practicante ignorante le dio respuestas falsas, entonces no es la ciencia la que tiene la culpa, más bien por el engaño y la falta de conocimiento del hombre implicado. En cuanto a la persona que se niega a escuchar o a juzgar, no tiene derecho a hacer alguna declaración. Él no está calificado para criticar lo que él no está dispuesto a ver sometido a prueba.
IV
[De la naturaleza Divina de los Cielos]
1. Algunas personas le gustaría amortiguar nuestro afán con el fin de describir las dificultades de nuestra ciencia. Es cierto que lidiamos con problemas complicados que no son fácilmente captados por una mente que está agobiada y atrapada en la contaminación terrestre a pesar de que está formada por el fuego inmortal.
2. Por la naturaleza divina, es que se mantiene el movimiento eterno; cuando está encerrada en el cuerpo terrenal, sufre una pérdida temporal de divinidad. Su fuerza es atenuada por su asociación con el cuerpo y por la constante amenaza de muerte. Es por eso que todo el conocimiento que tiene que ver con las habilidades divinas se nos ha transmitido en una forma difícil de entender.
3. Estamos dispuestos a estar de acuerdo con este punto de vista y estamos preparados para mostrar cómo las cosas divinas son descubiertas sólo después de laboriosas investigaciones. Mi oponente tiene que admitir que el espíritu inmortal, cuando se separa de las pasiones y de los vicios del cuerpo, mantiene la conciencia de su semilla y del origen. Reconoce su soberanía y alcanza fácilmente con su mente todas las cosas que se supone son difíciles.
4. ¿Quién en el cielo ve el camino del mar? ¿Quién que por frotar piedras, no ve las chispas del fuego oculto? ¿Quién ha aprendido el poder de las hierbas? ¿A quién revela la divinidad, que estableció el fuego, para gobernarlo y regir la fragilidad de la Tierra?
5. Esta es la mente divina, que nos ha dado la teoría y la técnica de esta ciencia. Nos ha mostrado los cursos, retrocesos, las estaciones, conjunciones, los amaneceres, ocultamientos, del Sol, la Luna y otras estrellas que llamamos "los errantes", pero que los griegos llaman planetas. Esta mente se asienta en el frágil cuerpo terrenal, gracias a su fugaz recuerdo de alma soberana, reconoce lo que enseña y nos transmite como conocimiento a todos nosotros.
6. Así es como podemos reconocer en qué signo está exaltado el planeta Saturno y ver cómo su frío se calienta por el calor de otro. Podemos seguir su movimiento todos los días y a toda hora. Podemos incluso predecir cuándo va a retrogradar y a regresar a su antigua estación, cuando está en la cercanía de las estribaciones Sol en su curso lento, y cuando por la pérdida del calor del Sol lo hace lento en su movimiento. Podemos saber cuánto tiempo pasará antes de que regrese a la misma desde que partió.
7. De la misma manera este movimiento se descubren en el caso de Júpiter que es también un planeta. Aunque en un espacio corto de tiempo pasa a través de los doce signos en un movimiento similar. Marte, también de color sangre, que favorece el miedo debido a los destellos amenazadores de su luz; cuando se acerca a Saturno, su fuego es moderado por el frío extraño de ese planeta. A pesar de que sus cursos son más veloces se puede estudiar de la misma manera.
8. Las rondas diarias de Venus y Mercurio, también se nos han mostrado a nosotros. Ellos giran alrededor del Sol a la misma velocidad con sólo un pequeño espacio intermedio, uno que precede y otro que lo sigue, o viceversa. Sabemos cuándo van a aparecer en la noche, cuando en la mañana, cuando están ocultos por el orbe del Sol y cuando, estarán libres de su resplandor, y cuándo brillarán de nuevo.
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