LA ASTROLOGIA
“Un sistema de representación de la realidad” Por Thorwald Dethlefsen
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La astrología en base a la reencarnación
Volvamos a nuestro horóscopo natal. Hemos visto que
representa el plan de estudios de una vida y como tal muestra el destino del hombre.
El camino de la vida de un hombre ya está fijado en el día de su nacimiento. El
hombre, a lo largo del camino de su vida, sólo transforma esta latencia en
realidad. En la vida del hombre no existe la casualidad.
Se plantea la pregunta de si una persona no podría tener
otro plan de estudios y como consecuencia otro destino, si "por
casualidad" hubiese nacido algunas horas más tarde o más temprano. Esto
es efectivamente así; porque otro momento tiene otra calidad y por eso indica
otra trayectoria de vida.
Ahora se podría llegar a creer que, después de haber
eliminado con bastante trabajo el concepto de casualidad de la vida del
hombre, lo volvemos a encontrar empaquetado en el momento del nacimiento; ¿la
casualidad de la hora de nacimiento decide sobre el destino? Si nos seguimos
ateniendo al conocimiento de que en este mundo no puede haber nunca una
casualidad, entonces también el nacimiento como acontecimiento tiene que estar
determinado por ley.
Todo acontecimiento es siempre sólo la expresión formal de
un contenido. Contenido y forma deben corresponderse. A partir de la forma se
puede reconocer el contenido y viceversa (es un error típico de la juventud
creer que puede descuidar la forma en su búsqueda de contenidos valiosos). El
nacimiento es un acontecimiento formal que se manifiesta en una cierta calidad
de tiempo y que representa un contenido. ¿Cuál es este contenido?
Aquí estamos obligados a adelantarnos al tema introduciendo
la reencarnación. En el nacimiento no se presenta al mundo ningún "papel
en blanco", es decir, un alma pura y virginal, como nos imaginamos a los
niños, que sólo dependen del favor de su minuto de nacimiento. Si nos
remontamos a lo largo de la biografía de un alma, esta tiene tras de sí una
cadena muy larga de vidas en esta tierra (ya volveremos sobre esto). En cada
vida se vio confrontada con un plan de estudios determinado, que cumplió más o
menos bien y totalmente o no.
Al morir una persona, rara vez ha comprendido y resuelto
totalmente las exigencias y deberes de su destino. Casi siempre queda algo que
no está totalmente comprendido ni resuelto, de modo parecido a un balance
comercial, en el que también queda al final alguna suma sin saldar. Para usar
una imagen, esta cifra por debajo de la raya del balance representa un número
de código del alma. Este número de código es el símbolo de la madurez
cualitativa de este alma que sólo puede encarnar nuevamente cuando la calidad
del tiempo corresponde a la calidad propia.
Antes hemos señalado la calidad del tiempo como condición
para hacer posible la manifestación de un acontecimiento de contenido adecuado.
También en este caso la calidad del tiempo es la puerta hacia la realidad
material, que solamente se abre cuando la "calidad inherente" del
alma se corresponde con la calidad del tiempo ( ¡Ley de la resonancia!). Este
momento de encarnación sería la concepción, pero según la leyes antes
consideradas, la concepción se correlaciona con el nacimiento, así que podemos
decir: la calidad temporal del nacimiento dice algo sobre la "constitución"
del alma encarnada.
El horóscopo es solamente el resultado intermedio, según una
ley, del camino recorrido hasta ahora a través de las vidas terrestres. Es por
eso que no es ni casual ni injusto. El horóscopo nos muestra el Karma del
hombre, el plan de aprendizaje necesario para esta encarnación.
Aquí se ve claramente el lazo fundamental que hay entre la
astrolagía y la enseñanza de la reencarnación. Sin referencia a la reencarnación
la astrología es un sin sentido indefendible, porque ningún astrólogo puede dar
una respuesta satisfactoria a la pregunta de por qué una persona tiene este y
otra aquel horóscopo, si niega la reencarnación. El horóscopo se transformaría
en un producto de la casualidad o del capricho del destino. Pero si trabajo con
la casualidad y con un destino caprichoso, se vuelve sin sentido ocuparse de la
astrología. Entonces lo único para lo que se la podría utilizar sería para
calcular la ley del capricho.
El horóscopo es algo que cada uno se ha ganado, no tiene
sentido quejarse de él. No hay horóscopos ni buenos ni malos, pero sin duda hay
problemas que son más o menos fáciles o difíciles de resolver.
Desgraciadamente se difunden más y más errores de razonamiento
de los astrólogos, debido a la mezcla de la técnica astrológica con el estilo
de pensar funcional de nuestra época. Esto torna cada vez más grande el peligro
de que quien busca el consejo de la astrología, se vea expuesto a más daño que
provecho. Ante todo cuando se asigna una influencia a los planetas. Así es como
los planetas se transforman en nuevos planos de proyección de la culpa. Si
hasta entonces se buscaban los culpables en el mundo circundante, en la
familia, la profesión, el estado, ahora, en la sesión de consejo astrológico,
de repente se transforma Saturno en el chivo emisario. Las víctimas de este
enfoque buscan la culpa de todas sus dificultades en la vida en su
"horóscopo malo" y envidian a la gente de éxito en su "horóscopo
bueno".
Cuando la astrología se rebaja a un nivel semejante, no
debería sorprender que no cesen los reproches de que se trata de una superstición.
De esta orientación básica equivocada resulta casi en forma automática el error
seguramente más difundido de los seguidores de la astrología: que la astrología
es un método con el cual se puede corregir el destino. Casi en todas partes se
practica astrología con la intención de ganarle un poco de mano al destino, consiguiendo
así ventajas para sí y sus clientes, en base al conocimiento de las estrellas.
A raíz de esta actitud, se originan consultas en que se recomienda
encarecidamente a alguien que tenga mucho cuidado durante los próximos meses,
que no emprenda nada, y que dentro de lo posible guarde cama durante tres días
determinados, porque se manifestará una constelación mala y peligrosa durante
ese período. Pero parece que no hay que desesperar del todo, porque dentro de
medio año las cosas mejorarán, porque entonces se encontrará Júpiter en trígono
con el Sol; y ahora sí que se puede emprender de todo. Porque entonces
sucederán acontecimientos felices, habrá grandes ganancias, etc.
¡Mejor no practicar astrología que desorientar así a la
humanidad! Así se llega a los adictos a la astrología, que no pueden tomar
ninguna decisión sin consultar antes a su astrólogo, para saber si las
estrellas se disponen bien o mal, que no suben a su automóvil sin mirar primero
su horóscopo, etc. Ruego no medir la astrología por los de los desvaríos de sus
usuarios, si no pronto habría que catalogarla entre las drogadicciones.
La humanidad está fascinada por la idea de estafar al
destino, cada uno trata de hacerlo a su manera: los médicos en las estaciones
de terapia intensiva, los astrólogos con el horóscopo. El mismo abismo que se
abre entre nuestra medicina y el verdadero arte de curar, separa la astrología
de nuestra época de la verdadera sabiduría de las estrellas.
William Lilly, Master Astrologer
ESCUELA DE ASTROLOGÍA - WILLIAM LILLY - POWERED BY GOOGLE
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