LA ASTROLOGIA
“Un sistema de representación de la realidad” Por Thorwald Dethlefsen
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La astrología no es la creencia en la influencia de los
astros sobre el hombre. Sí, es un sistema de representación de la realidad. La
física también trata de representar la realidad a través de símbolos (números y
letras), sin querer hacer creer que sus fórmulas tienen alguna influencia sobre
la fuerza de la gravedad.
Un horóscopo es un instrumento de medición, calibrado para
captar la calidad del tiempo; trabaja con la precisión que se le quiera dar.
Esta precisión depende de variables técnicas, pero no tiene su límite en la
capacidad de medición en sí. Así como la cantidad de tiempo es medible con la
precisión que se desee, esto depende en la práctica de las posibilidades técnicas.
Cuando se conocía solamente el reloj de sol, no se podía medir con tanta
exactitud como con un reloj mecánico. Hoy ya podemos medir 1/1.000 y
1/1.000.000 de segundo.
Exactamente lo mismo pasa con la astrología. En la
aplicación práctica, la precisión astrológica es a menudo bastante tosca y deja
que desear. Pero el mejoramiento de la precisión depende del conocimiento
técnico del astrólogo y del desarrollo ulterior de los instrumentos de
medición. Sus límites los encuentra en la capacidad del hombre.
Una absoluta tontería son algunos aforismos astrológicos que
encontramos fielmente citados en todos los libros de enseñanza de la
astrología. Por ejemplo, "los astros inclinan pero no obligan".
Una frase así, que la mayoría de los autores todavía quieren presentar como
prueba de su propia humildad y seriedad, contiene varios errores de
razonamiento. Para empezar: los astros no hacen ni una cosa ni la otra. Tampoco
se puede decir de un termómetro, que cuando la columna de mercurio indica 30
grados, eso predispone la temperatura atmosférica a un cierto calor, que sin
embargo no debe producirse necesariamente. Los astros no obligan, sino que
señalan la composición de la realidad en un momento determinado. Pero eso sí,
con exactitud obligatoria. Si la frase antes citada fuera cierta, en ese caso
cinco minutos de ocupación con la astrología serían tiempo perdido. Sobre esta
base, toda afirmación astrológica tendría una probabilidad del 50 %, o sea que
sería cierta, o no. Para obtener semejantes resultados es más sencillo tirar
una moneda al aire.
Otra aserción de similar calidad es: "el destino del
hombre se compone de los factores hereditarios, la educación, las influencias
del mundo externo y los factores cósmicos". En esta frase no se mezclan
solamente manzanas y peras. La primera pregunta atañe a la composición de esos
factores cósmicos. ¿Qué es eso y dónde se puede experimentar un tal factor
cósmico? ¿Cuáles serían las partes del destino bajo su influencia? Ya tendría
que tratarse aquí de acontecimientos del destino en los que el mundo externo no
participe en absoluto, porque en tal caso ya sería pertinente la categoría de
las influencias del medio ambiente.
Tras una frase así hay menos reflexión que un deseo de
aceptar las teorías de las ciencias naturales y al mismo tiempo introducir de
contrabando también la astrología. La educación y el medio ambiente no son más
que un nivel concreto en el que se manifiestan los principios primordiales. El medio
ambiente es el órgano ejecutor. Pues ¿cómo habría de vivenciar una persona un
"factor cósmico (es decir principio primordial) sino a través del medio ambiente?
¿Cómo se puede ser atropellado sin un automóvil, cómo puede uno enfermarse sin
un virus, cómo se puede ser asesinado sin un asesino? Pero todos estos factores
del medio ambiente no son nunca la causa, sino que siempre son únicamente los
"ejecutores" del destino".
Los factores hereditarios son otro nivel de la realidad, en
la que también se encuentran los representantes de todos los principios
primordiales. En el nivel de la información celular podemos leer la realidad,
de la misma manera que en el cielo. Por eso los genetistas humanos se
manifiestan como colegas de los astrólogos. Si hasta los astrólogos pueden
creer en un efecto causal de los astros, quién tomaría a mal que los genetistas
humanos están firmemente convencidos de que la estructura genética sea la
"causa" de los así llamados caracteres hereditarios. El hombre lleva
su "horóscopo" en cada célula individual, porque el todo siempre se
halla en cada detalle, tal como la planta está en la semilla.
Esto nos lo enseña de manera muy gráfica la acupuntura, que
en sus principios se refería al cuerpo entero, después descubrió al hombre
completo en la oreja, luego en la nariz, en la mano, en pie, en cada una de sus
células. El idioma simbólico difiere, lo que dice es siempre lo mismo. Porque
todo representa una sola realidad.
No sin razón se llamaba en tiempos antiguos a la astrología
la "ciencia regia", porque abarca toda la realidad; puede ser
aplicada en todos los niveles con igual éxito, es universal. No sin razón Kepler
escribió un libro con el título significativo: "Advertencia a los adversarios de
la astrología." No sin razón Paracelso señalaba como charlatán y
curandero a un no versado en astrología. Pero todos estos elogios son
totalmente válidos cuando van dirigidos a una astrología que todavía tiene sus
raíces en una imagen esotérica del mundo, que todavía es una verdadera
sabiduría de los astros, pero no va dirigida a las caricaturas demasiado
frecuentes que siguen existiendo bajo este nombre.
La verdadera astrología era y sigue siendo un camino de
iniciación, que lleva a través del autoconocimiento y el conocimiento de la
naturaleza hacia el conocimiento de Dios. Por ello, la verdadera astrología se
hace al fin superfluo a sí misma. La verdadera astrología es filosófica (por
esto Schult habla de la "astrosofía") y no andar revolviendo en el
futuro de los congéneres. La astrología hay que aprenderla uno mismo para
conocerla. La verdadera astrología enseña al hombre a comprender al mundo y a
sus semejantes desde su propia situación y con ello reconciliarse interiormente
con ellos. ¿Cómo molestarse con alguien cuando se le comprende? La verdadera
astrología enseña a ver una nueva dimensión de la realidad. La astrología natal
realiza el horóscopo para el momento del nacimiento, mejor dicho, de la primera
respiración. De modo similar a lo que ocurre con cualquier acontecimiento o
empresa, aquí empieza algo que llamamos la trayectoria vital del hombre. El
horóscopo mide la calidad del tiempo reinante cuando comienza esa trayectoria
vital y por eso sabe cómo es ese camino de vida. Un horóscopo natal de este
tipo, también llamado horóscopo básico 0 "radix", tiene tres áreas
distintas de validez:
Indica lo que los
psicólogos llamarían la estructura del carácter o de la personalidad.
Cuando se agrega a
esa estructura del carácter que es en sí algo estático, el factor tiempo,
resulta necesariamente el camino del destino. El factor tiempo informa sobre el
campo de problemas que pueden ser vivenciados y cuándo pueden manifestarse.
El horóscopo
básico es a la vez el horóscopo del acontecimiento mismo del nacimiento.
Esta tercera incumbencia ha sido ignorada hasta ahora a
pesar de que justamente tiene vastas consecuencias teóricas. La vida de una
persona y el acontecimiento mismo del nacimiento tienen el mismo horóscopo
único. En otras palabras: la vida de una persona no es más que la amplificación
de su propio nacimiento. Todo lo que acontece como destino en su vida, con
seguridad se tiene que haber manifestado en forma analógica ya en el mismo
nacimiento, como acontecimiento considerablemente sintetizado.
Ya hemos hablado al comienzo del problema de la dimensión y
dijimos que el hombre está siempre atado a un orden dimensional mediano para
poder reconocer aún la "forma". Si alguien silba en el tiempo normal
la melodía del "Arroz con leche", la podemos reconocer. Si espaciamos
los períodos entre los diferentes sonidos hasta escuchar un solo sonido por
día, ya no podremos reconocer la canción en su unidad (forma)
("Gestalt"). Lo mismo sucede si dejamos pasar la melodía en un reproductor
de cinta a una velocidad excesiva. Esta pasada rápida sería en la astrología el
nacimiento, cuya estructura interna se reconocerá en la apertura en abanico
temporal como la "vida". Mirándolo al revés, esto quiere decir, que
nunca se puede manifestar algo en la vida de una persona (sea lo que sea,
enfermedad, acontecimientos positivos y negativos del destino, etc.), sin que
ya haya estado presente en el nacimiento en una dimensión empequeñecida. Pero
esta consideración contradice todas las teorías que buscan las "causas"
de la enfermedad y de los acontecimientos en la biografía del hombre. En
efecto, se puede comprobar con métodos apropiados (terapia de reencarnación),
que todo problema de una persona se puede remontar hasta el proceso del
nacimiento mismo. Porque en todo comienzo ya está decidido el fin.
El horóscopo como
plan de estudios de la vida
El horóscopo muestra en forma simbólica la calidad del
tiempo, un ordenamiento específico según el rango y la relación de los
principios primordiales que reinaban cuando una persona entró en esta
existencia. Este horóscopo es su deber, respectivamente su programa de
aprendizaje, que tiene que ser cumplido en esta vida. Cada así llamada
constelación (los astrólogos las entienden como ciertas agrupaciones de
principios) representa un cierto deber, un problema.
Hagamos aquí algunas observaciones respecto del concepto
problema. En realidad no hay problemas. Una determinada situación sólo se
convierte en problema para un ser humano cuando no puede integrarla en su
conciencia. Multiplicar es un gran problema para un niño de seis años, no así
para un hombre de treinta, porque mientras tanto aprendió a multiplicar. Cada
proceso de aprendizaje es también una expansión de la conciencia, que torna
posible resolver el problema. Con cada problema que se resuelve se redime al
mismo tiempo al deber de su "problematicidad". Un proceso tal de
redención tiene como consecuencia que la situación redimida generalmente nunca
más puede caer al nivel de constituir un problema.
Es importante que el hombre no olvide nunca que un problema
es solamente la diferencia individual de nivel entre una situación y un estado
de conciencia y por ello debe desafiar al hombre a que redima la situación
mediante un caso de aprendizaje. Pero en la vida diaria la mayoría de la gente
se comporta como si los problemas existiesen "en sí", y les gusta
alentar al mundo circundante a que los elimine.
Hemos dicho que cada constelación es la forma simbólica de
un problema de este tipo y que el horóscopo es comparable a un plan de estudios
para esta vida. Así, todas estas constelaciones quieren ser redimidas mediante
pasos de aprendizaje, por realización activa, transformándose en vida. Las
constelaciones son por cierto, aún, "problemas" en el momento del
nacimiento, pero al final de la vida, deberían verse en lo posible totalmente
redimidos. Porque la vida es un proceso de aprendizaje, lamentablemente esta
frase para muchos no es tan natural como debería serlo en realidad.
Si buscamos en la naturaleza un rasgo en común, observamos
que todo evoluciona. La idea de la evolución es la meta de toda la vida, tanto
para la ciencia como para el esoterismo. Si la ciencia tiende a considerar la
evolución como un producto "casual" de la mutación de genes, el
esoterismo ve en la evolución un desarrollo final hacia una meta definida, pero
todos están de acuerdo en que lo que vive, evoluciona. ¿Cómo se produce esto?
Solamente mediante procesos de aprendizaje. Esto vale tanto para la lombriz
como para el hombre.
Pero los procesos de aprendizaje sólo pueden realizarse
mediante la solución de problemas, y como resolver problemas siempre cuesta
un esfuerzo, lo común es que los seres vivos no se busquen ellos mismos los
problemas, si no tienen que verse enfrentados con ellos. Los problemas se revelan
como las verdaderas ruedas impulsoras de la evolución.
El hombre denomina destino a aquella instancia que cuida de
que nunca deje de aprender y por ello constantemente lo confronta con problemas
nuevos. Y como en el horóscopo de una persona está prefigurado el programa
completo de aprendizaje para una encarnación, se sostiene que es posible ver el
destino del hombre en el horóscopo. Si se lo considera aisladamente, esto suena
como un hecho fatídico que se le impone a cada uno. Pero si hablamos del plan
de aprendizaje o de la distribución de deberes, descubrimos algo más de la
significación que hay tras ello.
William Lilly, Master Astrologer
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