“Un sistema de representación de la realidad” Por Thorwald Dethlefsen
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Los astros como
representantes
El sistema que enseña los 7 principios primordiales y sus
efectos sobre los distintos niveles de la realidad, se llama Astrología, que
cuando habla de Saturno, lo que en realidad quiere significar es el principio
primordial Saturno. En la tarea puramente práctica, la astrología usa para la
observación a su representante, el cuerpo celeste Saturno. La astrología es y
será la doctrina de los principios primordiales, no de las estrellas. Los
planetas son un nivel practicable, pero reemplazable. El que sabe realmente
astrología, con el tiempo casi no necesita más ese nivel, porque ha aprendido a
conocer los principios en todos los niveles.
Con esto se deberían poder aclarar casi todas las malas
interpretaciones y errores sobre la astrología. Los adversarios de la
astrología niegan generalmente la posibilidad de una influencia concreta de
los astros sobre el hombre. Se ha aclarado ahora que este reproche no es válido
para la astrología, pues ella misma no presume ninguna influencia de los
astros sobre el hombre.
Pero la confusión se produce porque todavía hay astrólogos
que creen ellos mismos en una influencia de este tipo. Algunos de ellos hasta
se consideran especialmente progresistas y científicos y se refieren a
resultados de investigación que constatan correlaciones entre los cambios de
posición de los astros, erupciones de las manchas solares y los campos
electromagnéticos de una célula viviente. Nadie duda de esta correlación, pero
la misma no dice nada sobre un efecto de los factores cósmicos sobre las
células en la tierra. Esto confirma solamente el fenómeno arriba descrito del
comportamiento análogo en los distintos niveles. Uno puede correlacionar todo,
pero esto no significa en absoluto demostrar efectos causales.
No hay que dejarse forzar a creer, a raíz de semejantes
resultados de investigación, que la astrología examina los efectos de los
cuerpos celestes sobre nuestra vida. Todos los astrólogos sobre la fundación de
un estado, la concertación de contratos, la colocación de piedras
fundamentales, etc. ¿Qué tiene que ver con todo esto la cháchara sabihonda de
la influencia electromagnética sobre nuestras células? En la mayoría de los
horóscopos todo astrólogo calcula con posiciones de los astros que en el
momento de su interpretación ni siquiera se encuentran en el firmamento
(tránsitos, direcciones, revoluciones solares, etc.). Resumiendo:
La astrología se ocupa de los principios primordiales
arquetípicos, que representan en el nivel de las ideas, las piedras originales
de construcción con las que se ha compuesto la realidad en todas sus formas
fenoménicas.
Estos principios primordiales atraviesan verticalmente
todos los niveles de las formas fenoménicas. Así es como surgen cadenas de
analogías, cuyos eslabones individuales, si bien pertenecen a distintos
niveles, también representan todos un principio común.
La observación de un nivél cualquiera se puede
transportar con ayuda de la analogía a cualquier otro nivel. El nivel de
referencia de la astrología es el cielo.
Los principios primordiales de la astrología se llaman
Sol, Luna, Mercurio, Marte, Venus, Júpiter y Saturno. Los cuerpos celestes del
mismo nombre no son más que los representantes de estos principios. En los tiempos modernos se trabaja con tres principios
adicionales, a saber Neptuno, Urano y Plutón.
No hay relaciones causales efectivas entre los astros y
los distintos niveles de la realidad.
La astrología resulta ser entonces un instrumento para
medir la realidad, que indica algo con la precisión que se desee, pero sin
producirlo. También un termómetro mide la temperatura, sin producir
temperatura.
La astrología piensa fundamentalmente de manera vertical,
según el axioma esotérico: así como es arriba, así es abajo. Este pensamiento
vertical es típico para todos los sistemas esotéricos. También es la razón
principal por la cual esta manera de pensar les parece tan sin sentido a los
que les es ajena. Fuera del esoterismo, se conocen solamente sistemas de
pensamiento horizontal. Pero solamente con las cadenas de analogías verticales
se pueden comprender de pronto muchas interrelaciones, que de otra manera
serían incomprensibles.
Algunos ejemplos al respecto:
Una diversión de los arquitectos de interiores es decorar
ambientes totalmente en negro, combinado con cromados. Basta hojear algunas
revistas de decoración y mirar algunas de estas propuestas. También se
constatará que en todos estos ambientes, 'sin excepción, se ha elegido una
planta de yuca. La razón de esto está en el seguro instinto estilístico de los
arquitectos de interiores. Empero, de manera inconsciente siguen la cadena
simbólica del principio saturnino. Un ambiente negro representa el principio de
Saturno, para el que solamente se siente como adecuada una planta que también
representa este principio.
Para quien está ajeno a estas cosas, las mismas se pueden
aclarar más, por ejemplo: con ciertas costumbres idiomáticas. Así se emplea en
alemán, en el idioma vulgar diario, en lugar de la palabra "Glueck"
(suerte) la palabra "Schwein" (cerdo), alguien tuvo
"cerdo". Sin la comprensión de la cadena vertical de analogías sería difícil comprender esta manera de expresarse. Pero para el
que tiene formación astrológica la relación es clara. El cerdo representa en el
nivel del reino animal el principio de Júpiter, que generalmente también se
denomina "la gran suerte" porque es el principio de la plenitud y de
la expansión. Se reemplaza el concepto de la suerte con otro concepto de la
misma cadena vertical.
Algo así sucede con el modismo "tiene pájaros en la
cabeza". El pájaro proviene de la cadena simbólica del principio de Urano,
que representa toda interrupción de la continuidad y también todo lo que
"se sale de lo común", "salirse de la norma"; "estar
loco".
Como último ejemplo simple quiero citar la superstición de
tocar madera tres veces, para asegurarse la suerte. La madera como material
está también bajo el principio de Júpiter. Así, al tocar madera tres veces,
uno trata de ponerse en relación con el principio de la suerte a través de este
representante material.
Estas simples indicaciones bastarán por el momento para
señalar la justificación y lá utilidad de un sistema de pensamiento vertical.
Más adelante, en conexión con la terapia astrológica, trataremos más de cerca
el uso práctico de una matriz de este tipo.
La calidad del tiempo
Para entender mejor todavía la astrología como instrumento
de medida tenemos que observar otro concepto menos familiar. Si se habla del
tiempo, generalmente se entiende como una medida cuantitativa. Uno pregunta:
¿cuánto duró?, ¿hace cuánto tiempo?, ¿cuánto tiempo ha pasado? Se considera
exclusivamente la cantidad del tiempo, pero según la ley de polaridad tiene que
haber además del aspecto cuantitativo del tiempo (en griego: chronos) un polo
opuesto, que llamaremos el aspecto cualitativo (griego: kairós).
El tiempo posee no solamente cantidad, sino también calidad.
Pero actualmente ya casi nadie puede imaginarse algo respecto de la calidad del
tiempo. Antiguamente era exactamente al revés. Entonces se consideraba
primordialmente la calidad del tiempo, y más bien se daba menos importancia a
la cantidad. La calidad del tiempo no tiene nada que ver con la duración, sino
que dice cada momento o período de tiempo (esto puede ser una hora, un segundo
o una década), tiene una cierta calidad, que sólo deja manifestarse aquellos
hechos que sean adecuados a esta calidad.
Dicho de otro modo: en un moniento dado pueden manifestarse
solamente aquellos hechos cuyos contenidos cualitativos sean adecuados a la
calidad -del tiempo que reina en ese momento. Por tanto, el tiempo tiene que
darle una abertura a una latencia, para que ésta pueda entrar en la realidad y
manifestarse. Un avión no puede precipitarse a tierra en "cualquier
momento", sino solamente cuando la calidad reinante del tiempo lo
permite. Como también el tiempo sólo es un nivel de la realidad, así las
calidades del tiempo no son otra cosa que correspondencias de nuestros
principios primordiales. Así, en cierto momento "reina" un cierto
principio o mejor dicho, una cierta mezcla de principios.
Antiguamente se conocía además otra ley, actualmente olvidada:
"cada comienzo lleva en sí su fin." Esta ley dice que en el momento
en que una cosa comienza, ya están fijados todo su transcurso y su fin.
Nosotros tenemos la idea de que es posible interferir en algo que sucede e
influenciarlo. Pero cada comíenzo ya contiene su fín, así como cada grano de
semilla contiene toda la planta y además la semilla nueva. Siempre todo está en
todo. En la semilla está el fruto, en el fruto la semilla.
Por todo ello, en los tiempos antiguos se le daba mucha
importancia a emprender ciertas acciones en la "hora justa". Porque
cada empresa se desarrolla según la calidad de tiempo reinante en su comienzo.
Por tanto, si uno quiere asegurar para una cierta empresa un desarrollo cierto
y un fin favorable, lo primero que hay que hacer es buscar antes, para el
comienzo, una calidad de tiempo correspondiente. En tiempos antiguos era misión
de los sacerdotes determinar la calidad del tiempo. Al hacerles una pregunta,
los sacerdotes miraban "la hora" para averiguar la calidad del tiempò.
De allí nace la palabra "horóscopo" porque "horoscopear"
quiere decir "mirar la hora" (en griego: skopein = mirar). Por
consiguiente un horóscopo no es otra cosa que una instantánea del cielo en un
momento determinado.
Un horóscopo de este tipo se hacía en otros tiempos para
acontecimientos y empresas importantes, como el comienzo de una guerra, la
concertación de convenios, etc. El así llamado horóscopo natal, la preparación
de un horóscopo para el minuto de nacimiento de una persona, es un desarrollo
relativamente nuevo y no constítuye de nínguna manera la parte más interesante
de la astrología.
Recordemos además que la mirada hacia el cielo no era de
ninguna manera el único método empleado por los sacerdotes para determinar la
calidad del tiempo. Sabemos que también observaban las entrañas y el vuelo de
los pájaros y que se interpretaba el comportamiento de las gallinas santas al
comer. En estos ejemplos que conocemos de la antigua Roma, en vez del cielo se
tomaba el nivel animal como punto de partida para la observación, con el fin de
conocer los principios reinantes en un momento determinado.
En la historia de los sistemas mánticos se han empleado ya
muchos niveles como sistemas de referencia, que obedecen todos a la misma ley
de la conclusión por analogía vertical. Por ello, 1a interpretacíón de las
cartas del Tarot para usos adivinatorios no es menos "científíca" o
más "supersticiosa" que hacer un horóscopo. En base al hecho de que
para hacer un horóscopo es necesario referirse a tablas matemáticas, algunos
astrólogos tratan de derivar la condición "científica" de la
astrología, y se distancian de todas las prácticas "poco serias" como
el Tarot, el I Ching y cosas parecidas. Dicho comportamiento es una tontería.
Todos los sistemas mánticos y adivinatorios trabajan según el mismo principio.
Pero los niveles de referencia son intercambiables a gusto.
Lo único que decide si una práctica es seria o no es la
capacidad de quien la ejerce para transferir los resultados de su nivel de
observación a otro nivel, mediante la analogía. Esta transferencia, que en la
astrología se Ilama "interpretación" es la gran dificultad en todos
los sistemas. Por eso probablemente siempre habrá más gente poco seria que
seria, no interesa si se trata de echar las cartas o de la astrologîa.
Volvamos a la astrología. El horóscopo es entonces la
representación gráfica de la situación del cielo en un momento determinado,
con referencia a un cierto lugar. Cada horóscopo es por consiguiente una
ecuación de espacio y tiempo. Un horóscopo siempre se refiere al lugar donde se
manifiesta el acontecimiento motivo del horóscopo y observa el fírmamento desde
esa perspeçtiva.
Aquí también quiero contestar al reproche muy común, de que
la astrología trabaja todavía con una imagen geocéntrica del mundo. Esto es
correcto porque para el hombre no puede haber nunca otra imagen que no sea la
geocéntrica. Para el hombre en su vivencia hasta sería falsa una imagen del
mundo heliocéntrica, porque independientemente de los cálculos de la
astronomía, el hombre experimenta día a día, por ejemplo, que el Sol sale a la
mañana y se pone a la noche. Esta vivencia es mucho más real para la psique
del hombre que el saber funcional de que la Tierra gira alrededor del Sol. El
hombre no puede vivenciar esto psíquicamente y por eso no tiene relevancia para
él.
Entonces la imagen heliocéntrica del mundo es correcta para
los científicos y los astronautas. Pero el hombre en general y el astrólogo en
especial no se imaginan sin embargo otro punto de referencia que no sea la
Tierra. Porque es aquí donde se desarrolla la vida humana. Bonn es la capital
de la República Federal de Alemania. Esto es correcto, pero no sería ninguna
razón para que yo hiciera imprimir como habitante de la ciudad de Munich,
tarjetas con una dirección en Bonn. El hombre no puede experimentarse en otro
centro que no sea él mismo, refiriendo el mundo a sí mismo. Cuando no hace
esto, pierde su "ubicación" y las raíces de su alma. Aquí se halla la
justificación más profunda de por qué la iglesia se resistió tanto tiempo a
aceptar la imagen heliocéntrica del mundo.
El horóscopo como instrumento de medición
William Lilly, Master Astrologer
ESCUELA DE ASTROLOGÍA - WILLIAM LILLY - POWERED BY GOOGLE
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