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LOS PRINCIPIOS GENERALES DE ASTROLOGÍA
Aleister Crowley y Evangeline Adams
Ahora bien, la astrología no tiene nada que ver con las teorías de la naturaleza. Como toda ciencia cuerda se contenta con el verdadero método científico. Supongamos que estamos en un campo de tiro; vemos una bocanada de humo y escuchamos un informe. En otra parte del la tierra, casi inmediatamente después, oímos sonar una campana o vemos ondear una bandera. Allí no hay razón alguna para suponer alguna conexión entre estos eventos. Pueden ser puras coincidencias. Sin embargo, supongamos que vemos que sucede lo mismo cien veces corriendo (o incluso supongamos que vemos el fogonazo y oímos el disparo cien veces, y que en setenta u ochenta ocasiones siguió el ondear la bandera), la situación se vuelve completamente diferente.
Entonces tenemos derecho a decir que hay, con toda probabilidad, alguna conexión causal. Sin embargo, seguiría siendo incomprensible para nosotros por qué un fogonazo en una parte de la Tierra debería provocar el ondear una bandera en otra parte. Allí no habría nada que nos dijera que hubo un arreglo pre-concertado entre los tirador y el marcador; incluso si se nos informó posteriormente que tal era el caso, todavía deberíamos estar en un punto bajo. Pero sería bastante justo que el observador hiciera ciertas deducciones prácticas. Si notó que la bandera fue ondeada inmediatamente después de que se disparó el tiro a mil ocasiones consecutivas, estaría perfectamente justificado al predecir la próxima vez que llegara el destello o fogonazo, seguiría el ondear de la bandera. Esta predicción, como cualquier otra, no sería una certeza. Solo sería una probabilidad muy fuerte, pero la humanidad actúa habitualmente sobre probabilidades de este tipo. Si y transito por la Quinta Avenida, al automóvil se le puede pinchar una rueda o patinar o de alguna otra manera salir mal e interferir con mi tranquilo paseo por la acera, pero seré un gran tonto si evito la acera por cualquier motivo. En otras palabras, predigo habitualmente que ocurrirá un accidente.
Hasta ahora las cosas han salido de acuerdo con mis expectativas. Ahora, cuando un astrólogo predice que una persona con Marte en la séptima casa afligido hará un matrimonio infeliz, si es que se casa, está empleando precisamente las mismas cualidades de razonamiento y juicio sólidos basados en la observación científica y comparación de innumerables hechos. Ha observado, anotado y tabulado; entre sus papeles hay cientos de horóscopos en los que se produce esta posición, y en todos los casos, la persona nacida en esta posición ha sido desafortunada en el matrimonio. Por lo tanto, él está absolutamente justificado, cuando ve otra figura semejante, al predecir que este no será un matrimonio feliz, por los motivos de tal configuración, no se debe esperar que cualquier astrólogo responsable pretenda tener toda la razón
Existen complejidades extremas en el estudio de la astrología. Parece que hay
ciertas fuerzas desconocidas que pueden interferir incluso con el juicio más probable. Hay momentos, por ejemplo, en los que una persona puede pasar por muy malas aspectos sin sentir ningún efecto nocivo. Por alguna razón u otra, esos aspectos nos se han activado por la acción. Hay una docena de teorías para explicar esta aparente irregularidad. En esta breve introducción no es posible profundizar en ellos, pero hay tantas fuerzas y tan sutiles para tener en cuenta que ocasionalmente es imposible adivinar astrológicamente por qué un evento dado debe tener lugar, incluso cuando el asunto se considera después de que ha sucedido.
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