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SATURNO EN EL ERMITAÑO
PRIMERA PARTE
Como Elías, el erudito vive aislado con su hija, lejos del mundo con su vida extravertida y banal. A diferencia de Elijah, no es ni profeta ni mago; él es un recluso afligido por el dolor, haciéndose eco de la asociación de FICINO de Saturno con el dolor y la soledad. En el 'pequeño y viejo castillo', el vestíbulo está revestido con 'cofres y armarios negros', un color que Jung asoció directamente con Saturno, mientras que el estudio del “Old Scholar” (Viejo erudito) revela estanterías en las cuatro paredes y un gran escritorio, en el que un anciano se sienta vestido con una túnica larga y negra».
Las sábanas de la diminuta habitación en la que se le ofrece una cama a Jung son «extraordinariamente ásperas», y la almohada es dura. Las asociaciones del color negro con Saturno abundan en la antigüedad, así como en los períodos medieval y moderno reciente, y hoy en día la asociación aún persiste en la atribución actual de piedras preciosas negras como el azabache, la obsidiana y el ónix negro a este dios planetario.
El aire en la habitación es pesado, y el Viejo Erudito parece 'agobiado por las preocupaciones'. Se ha entregado incansablemente "AL MATERIAL DE LA CIENCIA Y LA INVESTIGACIÓN, EVALUANDO ANSIOSAMENTE Y CON ECUANIMIDAD, COMO SI PERSONALMENTE TUVIERA QUE REPRESENTAR LA ELABORACIÓN DE LA VERDAD CIENTÍFICA". En esta descripción, Jung parece estar recreando la representación de Saturno dada por una larga lista de autores astrológicos durante muchos siglos, pero de una forma extrema y altamente personalizada. Jung al principio cree que el viejo erudito lleva "una existencia ideal aunque solitaria". Aunque no aparece ninguna imagen de él en el LIBER NOVUS, solo su castillo de piedra, su descripción refleja la imagen de WAITE DEL ERMITAÑO EN LOS ARCANOS MAYORES DEL TAROT, SOLO EN UN PAISAJE ÁRIDO Y MONTAÑOSO con una linterna y un bastón.
Pero el Erudito, aunque pertenece a la misma cadena de imágenes SENEX que Elías, es una figura triste y autodestructiva. Su personalidad es torcida y parece personificar lo que Jung experimentó como su propia rigidez de intelecto, la misma rigidez que 'envenenó' al gigante IZDUBAR. El erudito está 'petrificado en sus libros, protegiendo un tesoro costoso y escondiéndolo con envidia de todo el mundo'. EL ANCIANO MANTIENE PRISIONERA A SU HIJA, TEMEROSO DE PERMITIRLE ENFRENTAR LOS PELIGROS DE LA VIDA MUNDANA. EN ESTE PUNTO DE LA NARRACIÓN, JUNG EVIDENTEMENTE HA COMENZADO A DARSE CUENTA DE QUE EL INTELECTO, IMPULSADO POR LA AMBICIÓN ACADÉMICA Y SIN EL APOYO DE NINGÚN COMPROMISO EMOCIONAL DEL ALMA CON LA VIDA, DA COMO RESULTADO UNA EXISTENCIA SECA Y ESTÉRIL:
Tal vez pienses que un hombre que consagra su vida a la investigación lleva una vida espiritual y que su alma vive en mayor medida que la de cualquier otra persona. Pero tal vida también es externa, tan externa como la vida de un hombre que vive para las cosas externas. . . Vaya a las reuniones de los eruditos y los verá, estos viejos lamentables con sus grandes méritos y sus almas hambrientas hambrientas de reconocimiento y su sed que nunca puede ser saciada.
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