Su música
La crítica de música latina y caribeña, Daisann McLane, escribió, para la edición del periódico The New York Times del domingo 6 de mayo de 1990, un artículo sobre las nuevas generaciones de la música de este lado del continente.
Para McLane, quien escribe también en la revista especializada Rolling Stone –una de las más prestigiosas del mundo–, en The Village Voice y en otras publicaciones, el tema La lambada sirvió para atraer a oyentes hacia una música mucho más rica que estuvo siendo producida por una nueva generación de cantautores caribeños.
Según McLane, entre los que comandan esta generación, Joe Arroyo está en un lugar muy destacado. McLane comenta que estos artistas tienen en común que entienden el sonido del Caribe, que se mantienen en las raíces de los abundantes ritmos y el folclor de nuestras tierras y que se internan también en la música de otras islas y en el western pop y el jazz.
El resultado, agrega McLane, es que están creando una música popular caribeña irresistible y que se mueve más que los cuerpos. Dice que no hay mejor manera para mirar la nueva ola estética de la música tropical que Cartagena y Joe Arroyo es lo más importante que esta ciudad exporta a todo el Caribe.
Desde que Joe Arroyo formó su propio grupo, ha ampliado su música y ha incluído elementos de todas las partes del Caribe, de Colombia y de África. En su primer álbum exitoso en Estados Unidos, publicado en 1988 y que tituló Fuego en mi mente y en su siguiente lanzamiento titulado En acción, Arroyo saltó de la salsa al merengue y de ahí a la socca, al zouk y a la cumbia –la música afro indígena española de su tierra–. Ningún otro artista del Caribe cubre tanto territorio.
La lírica de sus canciones refleja la historia del Caribe. No le pegue a la negra puede situarse al lado de cualquiera de las letras escritas por Bob Marley y Mighty Sparrow sobre la esclavitud y sus consecuencias.
La sobresaliente voz de Joe Arroyo es la que mantiene cautiva a la audiencia internacional. Arroyo, poderoso tenor lleno de espíritu, podría cantar tranquilamente en cualquier iglesia de negros de Estados Unidos, al lado de Al Green. Las misas en iglesias de negros estadounidenses se caracterizan por unos coros fuertes y rítmicos.
Cuando canta a capella, como lo hace en la canción A mi Dios todo le debo, Arroyo levanta literalmente a sus oyentes. En su concierto en el Palladium, en Manhattan, los seguidores de Arroyo respondieron lanzándose al aire unos a otros.
Privilegiado en su voz, rumbero desde niño en calles y salones de baile, mantiene la esencia de la música afrolatina añadiéndole la sabrosura de los tiempos que le ha tocado vivir. Apasionado de Ismael Rivera y Benny Moré, admirador de Richie Ray y Bobby Cruz, su música es definida como tremenda, caliente y tropical.
De sus canciones expresó que son pequeños dramas que él se inventa. Dice: “No he tenido la suerte de ser escritor, para mí es una satisfacción hacer del tema de la rebelión una canción que abarca cuatro o cinco minutos y que dice mucho de lo que pasó siglos atrás con nuestro pueblo”. Joe Arroyo compone de boca, no sigue ningún patrón musical. Él dice: “Toca pum pum al tamborista y el sonido sale”.
Por último expresa que quiere explorar todo aquello relacionado con el folclor africano y retomarlo en la cultura del Caribe: “la sangre me llama...” En Discos Fuentes logró crear 20 años de música que hoy son indiscutiblemente un tesoro para el folclor nacional.
- Tema: Salud del Joe Arroyo
- Fecha: Julio 4 de 2011
- Hora: 8:03 am
- Lugar: Barranquilla – Colombia
- Longitud: 74º W 47’
- Latitud: 10º N 58’
- Diferencia con GMT: + 5:00 horas
- Sistema de casas: Placidus
- Ascendente: 14º 01’ de Leo
Giovanny Londoño Romero
1 comentario:
La interpretación de la carta deja expectativas sin colmar. Por ejemplo, hablar más de la natura leza de la enfermedad (de hecho el ascendente Leo coincide con la enfermedad del artista: problemas cardíacos; además que el Sol se separa de una cuadratura con Saturno, regente de la casa 6. También, haber señalado que la Luna iba hacia la antiscia de Júpiter, regente de la casa 8, de la muerte.
Juan Alberto.
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