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5 'EL GRAN DESTINO'
Orfeo llamó a este aliento [divino] Moira. . . Porque antes de que Zeus recibiera su nombre, Moira era la sabiduría del dios siempre y a través de todo. HEIMARMENE abarca el hilo de la herencia genética que pasa de generación en generación y proporciona el modelo subyacente para cada especie de ser vivo. Pero la herencia genética determina el aspecto fisiológico de la plantilla. Jung parece haber estado más preocupado por el aspecto psicológico –los arquetipos– y por la naturaleza a-causal o sincrónica de la HEIMARMENE astral como reflejo de la SUMPATHEIA (*). Los estoicos entendían a Dios como la fuerza vital ardiente y animadora detrás de toda la creación. HEIMARMENE en este contexto no es la "compulsión maligna de la estrella", sino que es indistinguible de PRONOIA o Providencia: voluntad o intención divina. El filósofo estoico POSEIDONIO, analizado anteriormente en el capítulo 3, se refirió a esta fuerza vital como el "aliento ardiente intelectual del cosmos". Haciéndose eco de la antigua idea órfica de Moira como el aliento divino de Zeus, POSEIDONIO declaró: "Dios es el aliento intelectual difundido por toda la materia'.
(*) La simpatía (que deriva del griego [SYMPATHEIA], palabra compuesta de συνπάθος y συμπαθος, literalmente, «sufrir juntos», «tratar con emociones»)
En Tipos psicológicos, Jung comparó este aliento divino estoico de fuego con el concepto hindú de RTA, la fuente de toda energía cósmica. Luego equiparó a RTA con HEIMARMENE. El destino, la compulsión astral, la voluntad divina y la ardiente libido cósmica son formas diferentes de describir la misma matriz de la vida: [RTA] es, por lo tanto, una especie de símbolo de la libido filosófica que puede compararse directamente con el concepto estoico de HEIMARMENE. . Para los estoicos, HEIMARMENE tenía el significado de calor primario y creativo y, al mismo tiempo, era un proceso regular y predeterminado (de ahí su otro significado: "compulsión de las estrellas"). Jung sugirió que este "proceso regular y predeterminado" se experimenta en la psique humana a través de la generación espontánea de imágenes arquetípicas, simbolizadas por los "dioses planetarios". Estas imágenes son los autorretratos de la libido en su movimiento cíclico. El proceso de transformación de la “libido bruta” (CONCUPISCENTIA, que Jung equiparó con HEIMARMENE) en imágenes simbólicas no se debe a ningún esfuerzo deliberado por parte de la conciencia, sino que es inherente a la libido misma y “deriva de una fuente espiritual: en otras palabras, el factor determinante son las imágenes NUMINOSAS primordiales”. Así, el inconsciente mismo busca la conciencia a través del símbolo, que es el único que puede proporcionar el puente entre lo individual y lo universal: una idea que JÁMBLICO articuló un milenio y medio antes. Jung lo hizo.
Según Jung, las "imágenes primordiales" también son destino: estas fantasías son principalmente auto-representaciones de procesos de transformación energética, que siguen sus leyes específicas y se mantienen en un "camino" definido. . . Este camino es también destino, en la medida en que el destino de un hombre depende de su psicología. Es el camino de nuestro destino y de la ley de nuestro ser. Además, la experiencia del destino como compulsión interna puede entenderse como mágica: la magia ejerce una compulsión que prevalece sobre la mente consciente y la voluntad de la víctima: una voluntad ajena se levanta en el hechizado y se muestra más fuerte que su ego. El único efecto comparable capaz de verificación psicológica es el ejercido por contenidos inconscientes, que por su poder apremiante demuestran su afinidad o dependencia de la totalidad del hombre, es decir, el yo y sus funciones "KÁRMICAS".
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