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Tanto El Rojo como Amonio, respectivamente figuras marcial y saturnina, se ven huyendo justo antes de la transformación del gigante, como si la revelación solar hubiera llegado ahora que reemplazó y absorbió todos los demás procesos planetarios. Las experiencias de Jung con IZDUBAR enfatizan la importancia y la necesidad que atribuía a la apoteosis del gigante, que él parece haber entendido como la única forma de curar la intolerable grieta en su propia naturaleza: LA 'LLAMA DE ALTO RESPLANDOR DEL SOL ES EL CAMINO INTERMEDIO' que puede conectar lo humano y lo divino, permitiendo que tanto la ciencia como la visión intuitiva cohabiten en un mundo donde cada uno es valorado porque ambos son expresiones del Yo central.
EL CONFLICTO ENTRE LA VERDAD DE LA CIENCIA Y LA VERDAD DE LA IMAGINACIÓN FORMA EL MOTIVO DOMINANTE DE LOS DIÁLOGOS DE JUNG CON EL GIGANTE. EL 'YO' DE JUNG FINALMENTE LE RECONOCE A IZDUBAR QUE LA 'SABIDURÍA DE LOS ASTRÓLOGOS. . . ES LO QUE LE LLEGA DE LAS COSAS INTERNAS'.
Cuando Jung y el gigante llegan a la diminuta casa apartada donde puede ocurrir la curación, Jung permite que IZDUBAR se encoja y el gigante queda encapsulado dentro de un huevo. Emerge transformado en el mismo Sol (ver Lámina 3). Jung facilita la apoteosis del gigante a través de una serie de 'encantamientos' rituales que cualquier practicante de la magia ceremonial, desde la antigüedad hasta el presente, reconocería inmediatamente como un rito de conjuración.
Antes de que comiencen los conjuros, Jung declara:
No hables y no hables, muestra al Dios, pero siéntate en un lugar solitario y canta encantamientos a la manera antigua:
Pon el huevo delante de ti, el Dios en su comienzo.
Y míralo, E incúbalo con el calor mágico de tu mirada.
El rito tiene éxito: 'Ha llegado la Navidad'. Asombrado por los resultados, Jung declara asombrado:
'¡Oh, Izdubar! ¡Divino!
¡Qué maravilloso! ¡Estás curado!
El gigante responde:
'¿Curado?
¿Alguna vez estuve enfermo?
¿Quién habla de enfermedad? Yo era sol, completamente sol. Yo soy el sol'.
El motivo mítico del dios solar que emerge del huevo cósmico se encuentra tanto en la cosmología órfica como en la mitraica en la que Jung estaba inmerso en ese momento, Fanes, la deidad primordial órfica, surgió de un huevo lleno de fuego; Mitra también salió de un huevo, rodeado, como Fanes, por el círculo del zodíaco.
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