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3 IMAGINACIÓN ACTIVA Y TEURGIA
Esta interconexión de los diferentes niveles y dimensiones del cosmos también proporcionó un modo de comprender el destino astral. La interacción de cada parte (o "causa") con todas las demás da como resultado la cadena de causalidad llamada HEIMARMENE, el término estoico para designar el destino, descrito elocuentemente por el erudito clásico Gilbert Murray en 1912: HEIMARMENE, en el sorprendente símil de Zenón [el fundador del estoicismo], es como un fino hilo que recorre toda la existencia (el mundo, debemos recordar, era para los estoicos una cosa viva), como el hilo invisible de la vida que, en herencia, pasa de generación en generación, generación de especies vivas y mantiene vivo el tipo; corre causando para siempre, tanto lo infinitesimal como lo infinito.
Las causas, en el pensamiento estoico, no son causas en el sentido moderno de "causalidad instrumental", en la que el Evento A hace que suceda el Evento B, y conducir a 60 mph en una zona de 30 mph 'provoca' el flash de los radares y el destino inevitable de pagar una fuerte multa. Una "causa" estoica es un "cuerpo", no un evento, y las causas operan unas sobre otras. La HEIMARMENE estoica no es una secuencia de acontecimientos que causan otros acontecimientos, sino más bien "una interacción simultánea y mutua" entre los diferentes componentes y niveles de la realidad. En otras palabras, una causa es una relación dinámica que genera relaciones dinámicas adicionales. Jung parece haber utilizado esta antigua idea cuando comparó la naturaleza de una relación humana con el trabajo alquímico: "Que dos personalidades se encuentren es como mezclar dos personalidades diferentes", sustancias químicas: si hay alguna combinación, ambas se transforman'.
POSEIDONIO describió las almas individuales como las 'piezas' (αποσπασμα) o 'semillas' (σπερματα) del 'aliento de fuego intelectual' del cosmos (πνευμα νοερον και πυρωδεσ), similar al Alma del Mundo de Platón. Según POSEIDONIO, existen simpatías entre todas las partes de esta divinidad material o materia divina, y Jung usaría más tarde el término "PSICOIDE", refiriéndose a la "psique objetiva" o "psique colectiva" inconsciente' como físico y psíquico. El alma humana está hecha, pues, de la misma materia que la divina, y es a través de esta sustancia compartida que la TEURGIA adquiere su eficacia. Las almas humanas no sólo son 'piezas' o 'chispas' del Alma del Mundo; los dioses han incrustado sus fichas o 'contraseñas' (συνθεματα = sunthemata) a lo largo de la existencia, y esto resume la comprensión neoplatónica de un símbolo (συμβολον = sumbolon).
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