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5 'EL GRAN DESTINO'
En los contextos cristianos primitivos, la idea de HEIMARMENE siguió siendo un tema importante en el discurso teológico, pero el destino astral se consideraba impotente contra aquellos que habían recibido el bautismo cristiano. En el período medieval, en gran parte debido a las enseñanzas del sacerdote dominico y filósofo aristotélico Tomás de Aquino (1225-1274), el enfoque dualista presentado en los tratados herméticos y gnósticos resurgió como un concepto cristiano aceptable. Se entendía que un destino dictado por las estrellas pertenecía a deseos y necesidades físicas, ya que el cuerpo pertenecía al reino corruptible "sublunar" en el contexto de la cosmología aristotélica (véase lámina 2, más arriba). Pero el alma pertenecía a Dios y estaba más allá del alcance de las influencias astrales. Los filósofos modernos no han llegado a un acuerdo más inclusivo que sus antiguos predecesores. El término "destino" ha sido reemplazado por "determinismo", una palabra menos propensa a términos religiosos, asociaciones y adaptables a poderes económicos, climáticos, sociales y políticos más que astrales. Naturalmente, la astrología ha sido eliminada de estos discursos filosóficos modernos. Pero Jung seguía profundamente preocupado por el problema del destino en relación con los cuerpos celestes. Recurrió a Kant, Schopenhauer y Nietzsche en busca de iluminación filosófica, pero recurrió a los neoplatónicos, estoicos, HERMETISTAS y gnósticos en busca de ideas más prácticas sobre el dilema, entre otras cosas porque, en estas corrientes más antiguas, el destino astral se encuentra en el centro de todo el discurso. La psicología y la psiquiatría modernas también se preocupan por la cuestión del destino. Sin embargo, en las escuelas de psicología cognitiva y conductual, como en la filosofía, el discurso astrológico ha desaparecido en gran medida, y el destino suele recibir otros nombres. En el campo de la psiquiatría orgánica, está cada vez más entrelazado con el estudio de la genética, y ahora se lo conoce como "MAPEO GENÉTICO DEL DESTINO".
NATURALEZA, CRIANZA Y REENCARNACIÓN
El papel de la causalidad en el sufrimiento psíquico humano invariablemente nos lleva atrás a ese misterio que rodea al destino, cualesquiera que sean los sinónimos que se adopten para reemplazar la palabra.
Por ejemplo:
- ¿LAS PERSONAS NACEN INHERENTEMENTE "MALAS" –PROGRAMADAS GENÉTICAMENTE (Y POR LO TANTO DESTINADAS) A REALIZAR "MALAS" ACCIONES- O SE VUELVEN "MALAS" (Y POR LO TANTO IGUALMENTE DESTINADOS) A TRAVÉS DE LA PRESIÓN DE CIRCUNSTANCIAS EXTERNAS QUE NO ELIGIERON?
Y SI ES LO SEGUNDO,
- ¿TIENEN ALGUNA OPCIÓN MÁS ADELANTE O, CON LOS RECURSOS SOCIALES Y CLÍNICOS ADECUADOS, LA POSIBILIDAD DE CURARSE?
Han surgido dos enfoques generales que forman la columna vertebral del llamado debate naturaleza-educación en la psicología moderna. La primera conclusión, basada en la teoría del "condicionamiento clásico" desarrollada por el fisiólogo ruso IVAN PETROVICH PAVLOV a principios del siglo XX, abarca una percepción del ser humano como una tabula rasa ("pizarra en blanco") influenciada enteramente por el condicionamiento ambiental. Los enfoques psicoterapéuticos basados en este punto de vista se conocen ahora bajo el paraguas general de las terapias "conductuales".La segunda conclusión, también causal, se basa en una visión puramente biológica, en la que la química del cerebro determina el futuro psicofísico del ser humano. Como individuo. También se puede adoptar un camino intermedio entre estos dos extremos, en el que la fisiología (naturaleza) y el entorno (crianza) están implicados, en diversos grados, en la formación de la personalidad.
En sus primeros trabajos psiquiátricos, parece que Jung intentó este tipo de compromiso, declarando:
EL INTERMINABLE DILEMA ENTRE CULTURA Y NATURALEZA ES SIEMPRE UNA CUESTIÓN DE DEMASIADO O DEMASIADO POCO, NUNCA DE UNO U OTRO.
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