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Según este modelo, la paciente de Jung, la señorita X, nacida con "cuatro signos de tierra", estaba inherentemente inclinada a relacionarse con la vida a través de un Función de sensación bien adaptada, centrada en lo particular más que en lo general, y en el nivel concreto de existencia más que en su significado oculto o relación con ideas más amplias. Sin "ningún signo de aire" (es decir, sin planetas ubicados en ninguno de los tres signos de aire al nacer), su función pensante, aunque capaz de exhibir un alto grado de inteligencia, era menos consciente y, por lo tanto, menos adaptada y, en consecuencia, más vulnerable al dominio de las inclinaciones críticas, testarudas y divisivas del 'ANIMUS' inconsciente, exacerbado por esa molesta configuración Luna-Mercurio que Jung describió en su enigmática nota a pie de página. La división de Jung de los tipos de funciones en polaridades (expresiones extravertidas e introvertidas de cada función – no coincide con la división tripartita de Alan Leo de cada elemento en lo que se conoce en astrología como CUADRUPLICIDADES: expresiones 'cardinales' (iniciadoras), 'fijas' (estabilizadoras) y 'mutables' (interpretadoras y adaptativas). Pero ambas Leo y Jung postularon, para cada uno de los cuatro tipos de personalidad, una variedad de modos de percepción y acción dentro de una esfera particular de experiencia. Ambos también insistieron en que el tipo de función, o elemento, debe verse en relación con otros factores de la personalidad individual para poder comprenderlo adecuadamente y, si es necesario, integrarlo más plenamente en la conciencia mediante un esfuerzo deliberado. En otras palabras, ambos hombres entendieron que sus tipologías eran dinámicas, flexibles y evolutivas, en lugar de estáticas e inamovibles.
PLANETAS Y COMPLEJOS
La segunda idea expresada en la descripción que hace Jung de la estructura astrológica de Miss X se relaciona con su comprensión de que las configuraciones planetarias (los 'dioses planetarios' en relación dinámica entre sí) simbolizan complejos inconscientes, que se expresan imaginativamente a través de las narrativas míticas que retratan en Forma simbólica la estructura y teleología del complejo. El ANIMUS, según Jung, personifica el aspecto masculino inconsciente de la psique femenina y, en el horóscopo de Miss X, está simbolizado en parte por el planeta Mercurio, que amenaza las cualidades instintivas femeninas de la Luna a través de la tensión del ángulo lo difícil entre ellos. Esta tensión, a su vez, se ve exacerbada por la cualidad poco sofisticada de la función de pensamiento de la señorita X. VISTO DE ESTA MANERA, UN COMPLEJO INCONSCIENTE NO ES PRODUCTO DE ACONTECIMIENTOS TRAUMÁTICOS DE LA INFANCIA NI DE IMPULSOS INSTINTIVOS REPRIMIDOS; ES INHERENTE Y ARQUETÍPICO, AUNQUE SUS EXPRESIONES ESTÁN INFLUENCIADAS TANTO POR LAS CIRCUNSTANCIAS COMO POR LA ELECCIÓN CONSCIENTE.
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