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CAPÍTULO 1 - A LA LUZ DE LA LUNA LIGERAMENTE DESVANECIDA - JUDY HALL
Cuando impera el matriarcado, el niño puede ser idealizado, convirtiéndose en el centro del mundo de la mujer: un hijo elegido. La crianza es fundamental, y el niño permanece atrapado en un egocentrismo narcisista y omnipotente. En tal caso, el niño es el sol alrededor del cual gira sin cesar la madre Luna, enfrascada en un duelo amoroso que clama por una intervención drástica. El mítico Plutón debe surgir del Inframundo para arrebatar a la inocente Perséfone de sus asfixiantes padres. Exploraremos muchas más facetas de la madre devoradora y su hijo a medida que nos adentramos en la Luna del Hades.
Con qué faceta particular de la energía lunar (y los arquetipos asociados a ella) estamos sintonizados dependerá de muchos factores. Pero se pueden obtener pistas de la posición de la Luna en la carta astral, sus aspectos y la fase lunar en la que nacimos. Los aspectos, o la ausencia de ellos, son indicadores importantes de la interconexión familiar y emocional.
LA FASE LUNAR BAJO LA QUE NACE UNA PERSONA PUEDE INDICAR EL LUGAR QUE OCUPA EN LA FAMILIA.
- LA LUNA NUEVA podría indicar al "bebé de la familia", independientemente del orden de nacimiento. Este niño puede permanecer siempre como un bebé a ojos de sus padres y se le concede poca autonomía, permaneciendo en la etapa inocente de Perséfone o de la eterna pueril mucho después de alcanzar la madurez física.
- EN LA LUNA LLENA, la maternidad se glorifica —o idealiza— y la influencia de la madre Deméter puede ser de por vida y casi imposible de romper. Por otro lado, madre e hijo pueden estar a distancia, unidos en una eterna danza de antipatía simbiótica. Con la desaparición de la Luna Menguante, el niño puede experimentar aislamiento y alienación. Este es el niño que no encaja en la familia o que es rechazado por alguna razón, el que mantiene una relación íntima con Hécate, la guardiana de los lugares oscuros
Alguien con una Luna sin aspectos puede sentirse totalmente controlado, especialmente si la Luna está en un signo de agua, o aislado de toda emoción, proyectándola hacia otro, sobre todo cuando está en un signo de aire.
- CUANDO LA LUNA ESTÁ EN FASE CRECIENTE de Luna Nueva a Luna Llena, el arquetipo de la doncella Core o Perséfone puede aflorar fácilmente (véase el capítulo 2). Cerca de la Luna Llena, la madre madura, Deméter, toma el control, y al pasar la Luna a Luna Oscura, la anciana Hécate emerge del Inframundo. Que se manifieste el lado positivo o el sombrío de la Luna puede estar determinado por los aspectos, aunque no siempre es así, y diferentes facetas pueden verse estimuladas por los tránsitos. Los aspectos llamados fáciles y fluidos, como los trígonos o sextiles, pueden indicar una Luna cómoda, mientras que las cuadraturas, oposiciones o inconjunciones (150°) desafiantes, y en este caso específicamente, la conjunción, tienden a engancharse con el lado sombrío de los arquetipos lunares.
LOS ASPECTOS DE SATURNO SUELEN INDICAR UNA GRAN DIFICULTAD E INHIBICIÓN PARA EXPRESAR LA LUNA. UN CONTACTO CON URANO ES TÍPICO DE UNA EXPRESIÓN IMPREDECIBLE Y ERRÁTICA; UNA CONEXIÓN CON NEPTUNO, DE UNA ESQUIVA E IDEALIZADA. SIN EMBARGO, ES EN LAS TURBIAS PROFUNDIDADES DE LA ALIANZA DE LA LUNA CON HADES DONDE EMERGE EL ARQUETIPO MÁS POTENTE: EL DE LA MADRE DEVORADORA.
LA INFLUENCIA LUNAR
La posición de la Luna en el signo y la casa nos muestra el área de la vida donde nuestros instintos se manifiestan con mayor fuerza, un patrón de comportamiento arraigado que hemos llevado con nosotros durante muchas vidas. Es nuestro inconsciente personal. La Luna también indica nuestra respuesta a las emociones: si nos sentimos totalmente abrumados por ellas, si teóricamente las controlamos, si nos motivan, o si tendemos a reprimirlas y a vivirlas mentalmente. La Luna también indica qué nos nutrirá, el tipo de experiencias que necesitamos para sentirnos bien alimentados, el sustento emocional que buscaremos instintivamente.
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