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La llegada de Urano a Piscis (2003) ha traído consigo una ola de avances en bioquímica. Si bien algunos de estos avances estimularán la erradicación de algunas enfermedades o podrían facilitar mayores rendimientos de las cosechas, estamos en los comienzos. El factor de gestión de riesgos aún no se ha evaluado por completo, y algunas de las investigaciones que se están llevando a cabo están siendo objeto de acalorados debates, a menudo bajo el pretexto de la ciencia versus la religión. Se trata de un avance inusual en este punto del ciclo. Las dudas sobre los avances recientes suelen comenzar cuando Urano pasa al siguiente signo. El período actual es diferente, tal vez debido a un desplazamiento muy inusual.
Un tema constante a lo largo de los capítulos anteriores es que los planetas parecen funcionar bastante mejor en algunos signos que en otros. Una característica curiosa del momento actual es que Urano se está moviendo por un sector preferido por Neptuno, y Neptuno se está moviendo por un sector preferido por Urano. Esta situación de superposición durará desde 2003 hasta 2010, fecha que marca el momento en que Urano se desplaza hacia el signo de Aries. En este punto hay una discontinuidad. Dados los demás factores que se aplican al final de la primera década, este podría resultar un año muy difícil para la humanidad. Tal vez sólo en este punto de discontinuidad se hagan plenamente evidentes las influencias verdaderamente negativas. Tal vez sea en 2010 cuando todos desearemos poder volver a meter a ciertos genios en sus botellas.
Entre 1835 y 1843 (la última vez que se produjo esta curiosa simetría entre Urano y Neptuno), el ritmo del cambio fue, como ahora, rápido e imaginativo, pero desconcertante, tal como lo había sido entre 1670 y 1675, cuando los dos planetas disfrutaban de una relación similar. En 1671, LEIBNITZ describió la existencia del éter. En 1839, THEODOR SCHWANN sentó las bases de la teoría del crecimiento celular, mientras que dos años más tarde MICHAEL FARADAY experimentó con la polarización de la luz mediante campos magnéticos. Cada uno de estos avances –y otros– contribuyó a nuestra comprensión del hábitat natural. Esta comprensión y este conocimiento han sido de gran beneficio. Sin embargo, también es posible decir que una mayor comprensión ha permitido la mala gestión y la corrupción. Puede que no pase mucho tiempo antes de que los “bebés de diseño” estén ampliamente disponibles, y antes de que las armas láser de la Guerra de las Galaxias estén disponibles para las masas. La traducción de energía entre Urano y Neptuno, como ocurre entre 2003 y 2010, ofrece las condiciones perfectas para que la humanidad explore el genio particular que une la ciencia con la imaginación.
Incluso ahora, muchas personas se preguntan si la radiación invisible vinculada al uso de dispositivos de telecomunicaciones móviles podría causar un gran daño a los delicados BIOSISTEMAS humanos de quienes han llegado a depender de estos dispositivos. Es probable que la incidencia de cánceres asociados sea alta a fines de la década. Quienes trabajan para reducir el efecto y, de hecho, para curar a quienes lo padecen, pueden tener dificultades para hacer frente a la mayor carga de trabajo creada. Hasta que cese la discontinuidad de la transmisión de vibraciones entre Urano y Neptuno en 2010, muchas personas pueden seguir ignorando los riesgos inherentes.
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