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LA LUNA DE HADES
Hermes, mensajero mercurial de los dioses, es enviado al Hades donde, según los mitos posteriores, se encuentra deprimido y lloroso. Perséfone ansía regresar con su madre. Plutón accede a devolverla, pero primero le da de comer semillas de granada. La granada simboliza la fecundidad y el renacimiento. Sus semillas se utilizan para elaborar una medicina calmante, por lo que Plutón podría no haber sido tan astuto como la historia lo ha pintado. El significado simbólico de la granada surge de su forma y estructura interna, representando «LA RECONCILIACIÓN DE LO MÚLTIPLE Y LO DIVERSO DENTRO DE UNA APARENTE UNIDAD», un atributo plutoniano. Como diosa, el alimento natural de Perséfone es la AMBROSÍA, el néctar de los dioses. LA GRANADA ES UN ALIMENTO DE LA TIERRA, DE LA ENCARNACIÓN EN LA MATERIA Y, POR LO TANTO, DE LA MUERTE. Unida a su madre, la primera pregunta que se le hace a Perséfone es si ha comido en el Inframundo. Si no hubiera aceptado las semillas, Perséfone podría haber regresado a la vida sobre la tierra para siempre. Así las cosas, ha probado el fruto del conocimiento y debe pasar un tercio del año bajo tierra con Plutón como Reina del Inframundo. Tras ser despertada por Plutón, no se puede regresar al estado de inconsciencia.
Tras el regreso de Perséfone, Deméter ofreció a los griegos LOS MISTERIOS DE ELEUSIS como celebración. Los iniciados, que eran miles, juraron no revelar jamás sus experiencias. Aunque algunos de los famosos escritores que participaron en los misterios nos han dejado indicios, en dos mil años nadie rompió ese voto.
SABEMOS QUE EL TEMA CENTRAL ERA LA MUERTE DE LO VIEJO, LA RENOVACIÓN Y EL RENACIMIENTO, QUE CULMINABAN CON LA EXHIBICIÓN DE UNA SOLA ESPIGA DE TRIGO. SE CREE QUE EL MATRIMONIO SAGRADO FORMABA PARTE DE LOS RITOS, JUNTO CON EL NACIMIENTO DEL NIÑO DIVINO. TAMBIÉN SABEMOS QUE “EL SOL BRILLA A MEDIANOCHE”, UN INDICIO QUIZÁS DEL PAPEL QUE EL DIOS SOL DESEMPEÑÓ EN EL PROCESO. PERO EL RESTO PERMANECE EN LA IMAGINACIÓN COLECTIVA Y SOLO SE PUEDE ACCEDER A ÉL MEDIANTE LA SINTONÍA CON LOS DIOSES Y EL INCONSCIENTE COLECTIVO, O MEDIANTE LA LECTURA DEL REGISTRO AKÁSHICO DE LA HISTORIA PASADA.
LOS ARQUETIPOS
La historia de Deméter y Perséfone es un mito de fertilidad que alegorizaba las semillas “muertas” que se plantaban en la tierra, permaneciendo invisibles por un tiempo y luego, con la llegada de la primavera, brotando a una nueva vida. También representa las tres caras de la Luna: Nueva, Llena y Menguante, u Oscura. ES EL ETERNO RELATO ARQUETÍPICO DEL NACIMIENTO, LA MUERTE Y EL RENACIMIENTO, Y LOS MISTERIOS ELEUSINOS OFRECÍAN AL INICIADO LA OPORTUNIDAD DE TRASCENDER EL MIEDO A LA MUERTE. Pero es mucho más que esto. Es la historia de nuestro crecimiento psicológico, un crecimiento que, sobre todo si tenemos la Luna en el Hades, implica inevitablemente un descenso a la oscuridad estigia del reino de Plutón: nuestro propio inconsciente. Debemos descender para encontrar la comprensión, para romper los patrones arraigados del pasado que nos atan e integrar todas las partes escindidas de nosotros mismos, liberando nuestro potencial.
EN NUESTRO PROPIO INCONSCIENTE, Y EN EL INCONSCIENTE COLECTIVO AL QUE ESTÁ VINCULADO, ENCONTRAMOS TODOS LOS GRANDES ARQUETIPOS DE LA EXPERIENCIA HUMANA. LOS ARQUETIPOS SON SÍMBOLOS UNIVERSALES QUE SURGEN DEL INCONSCIENTE COLECTIVO, REPRESENTADOS A TRAVÉS DEL MITO Y LA EXPERIENCIA INTERIOR.
Los arquetipos, como los planetas, tienen dos caras: positiva y negativa, manifestación clara y sombra. Los dioses y diosas griegos cuya historia hemos seguido son arquetipos. Los dioses son amorales e impersonales, porque la energía arquetípica que representan no emite juicios éticos ni morales. Actúa por instinto, no por intelecto. Es simple.
A diferencia de otras religiones, había poco de divino y perfecto en el Olimpo. Los pragmáticos griegos veían a sus dioses como una parte externalizada de su propio proceso interior, representando todas las debilidades y rasgos de carácter desagradables que encontramos en nosotros mismos a diario. Cada uno de nosotros, hombre o mujer, asumimos todos los roles en el rapto de Perséfone, especialmente durante los tránsitos de Plutón. Este es un drama interno que se recrea una y otra vez.
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