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LA LUNA DE HADES
El arquetipo positivo de Hécate es extremadamente útil para quienes realizan ritos de paso o cualquier transición. Guía a soñadores y viajeros a través del mundo espiritual y los inicia en diferentes dimensiones de conciencia. Como diosa del inframundo, Hécate nos espera cuando encontramos un final o enfrentamos una pérdida. Al igual que Plutón, nos extiende la mano y nos lleva hacia la oscuridad. Acompaña nuestras transiciones y nuestra transformación. Al igual que Perséfone, está ahí para ofrecer buenos consejos. Nos enseña a dejar atrás el pasado.
Como Anciana, Hécate ilumina el camino y comparte su sabiduría sagrada. Hécate representa la tercera edad de la mujer. Cuando la mujer (o el hombre) Hécate integra conscientemente la sombra y se apropia del poder, puede actuar como una luz para quienes están penetrando en su propia oscuridad y puede reunir las partes perdidas del ser. La Hécate instintiva también es un vínculo con los arquetipos que residen en lo profundo del inconsciente colectivo. En un nivel interno, Hécate es una figura guardiana de las misteriosas profundidades de nuestro inconsciente que accede a la memoria colectiva del vacío primordial y las fuerzas giratorias en el inicio de la creación. Así, Hécate puede verse como el rostro femenino de Plutón, el gran integrador.
EL ARQUETIPO DE PLUTÓN Y HADES
PLUTÓN ES EL ARQUETIPO DE DESTRUCTOR, VIOLADOR, AMANTE DEMONÍACO, DICTADOR, PADRE TIRÁNICO (O MADRE; PLUTÓN TAMBIÉN TIENE ROSTRO FEMENINO) Y ESPOSO MAGISTRAL. PERO TAMBIÉN ES CREADOR, SANADOR, TERAPEUTA, INICIADOR E ILUMINADOR.
A su izquierda, con Osiris, es el Señor de la Resurrección y la justicia KÁRMICA. Al igual que Perséfone, Hades tiene dos caras:
- Una es el arquetipo personal del dios,
- Y la otra, el reino transpersonal y arquetípico de la oscuridad humana, y de hecho divina, que siempre ha sido un lugar aterrador. Incluso en el Monte Olimpo, el reino de Zeus, Hades tenía miedo.
Como dios del Inframundo, era el héroe supremo que dominaba todo lo que vivía y moría. Zeus debía someterse a sus órdenes. Pero los dioses y diosas de la antigua Grecia preferían ser identificados con el reino luminoso y etéreo de la cima de la montaña, como la mayoría de la gente hoy en día. Así, el Inframundo era visto como un lugar de monstruos y demonios, que debía evitarse a toda costa hasta que se volviera obligatorio obtener un permiso de residencia.
- EL HADES ESTÁ, POR LO TANTO, DENTRO DE NOSOTROS MISMOS.
- ES EL REINO DONDE NOS ENCONTRAMOS CON NUESTROS PROPIOS DEMONIOS INTERNOS, enfrentamos nuestros miedos y confrontamos nuestras propias zonas oscuras.
- SIN EMBARGO, TAMBIÉN ES LA ESFERA ARQUETÍPICA DE LA SANACIÓN, LA INTEGRACIÓN Y LA RESURRECCIÓN.
HOY EN DÍA, LA MAYORÍA DE LAS PERSONAS SE ENCUENTRAN EN EL HADES A TRAVÉS DE LA DEPRESIÓN, EL DOLOR O LA PÉRDIDA. SOLO LOS MUY VALIENTES, O LOS MÁS TEMERARIOS, DESCIENDEN VOLUNTARIAMENTE A LAS PROFUNDIDADES PARA ENCONTRAR LAS RIQUEZAS DE PLUTÓN. PLUTÓN, COMO DIOS, ES EL HOMBRE OSCURO QUE ACECHA NUESTROS SUEÑOS. NOS MATA O NOS AMA, Y AMBAS COSAS SON LO MISMO. Cuando Plutón retrogradaba sobre mi Sol, soñé con un hombre oscuro que me perseguía. Me atacaba con un bisturí escorpión. Desperté aterrorizada y muerta de miedo, pero aun así me decía: «AL MENOS SIENTES, NO TE HAS DESCONECTADO». Volviendo al sueño, intenté dos cosas: me giré para encararlo y me encontré armada con un machete, que, sin pensarlo, lo partí en dos. Inmediatamente sentí un profundo dolor, como si hubiera perdido algo invaluable. Repitiendo el sueño, dejé que me atrapara. Me partió desde el cuello hasta la entrepierna, pero luego metió la mano y sacó a un niño, que me entregó. El sueño me impulsó a escribir de nuevo este libro, que había estado «en espera» mientras otros libros nacían.
ESTE ES EL ARQUETIPO DEL VIOLADOR, EL INICIADOR EN LOS MISTERIOS DEL INCONSCIENTE. EL PSICOTERAPEUTA TAMBIÉN PUEDE ESCRIBIRSE COMO PSICOTERAPEUTA:
La persona que arrebata el alma y la trae a la luz del día. Este es el arquetipo que conecta con nuestra oscuridad interior: nuestras compulsiones y obsesiones, nuestros patrones dominantes y arraigados, nuestro deseo de controlar, manipular y perturbar. Este arquetipo choca con nuestro condicionamiento más profundo, nuestras ilusiones más preciadas y nuestra paranoia desenfrenada. Este es el arquetipo de la muerte, el rostro destructivo del hombre y sus sueños inalcanzables. Aquí es donde la voluntad y el poder se desbocan, el punto donde contactamos con la sombra colectiva y la proyectamos al mundo. Pero aquí también es donde encontramos el desafío de los “potenciales desprovistos de cuerpo que esperan nacer”, el lugar de la creación. Es donde nos encontramos con todos los abusos y mal usos de figuras poderosas, no reconocidas y, por lo tanto, no asimiladas como "nuestras". Por ello, Plutón rara vez es bien recibido por quienes lo visitan, y mucho menos aceptado como una parte valiosa de la psique. Para la mayoría de las personas, el arquetipo de Plutón se reprime muy por debajo del nivel consciente, donde forma parte de la sombra individual y colectiva.rd5tr
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